El Censo de Estados Unidos dejó estos datos: 46,9 millones de habitantes viven en la pobreza, de ellos 20,5 millones viven en la pobreza extrema.
Estados Unidos -poder financiero, Complejo Militar-Industrial- han encontrado fórmulas de escape para que su población no reflexione sobre su modelo social (explotación, pobreza, violencia, hambre, depresión, restricción de libertades, etc.)
Las fórmulas son: la televisión y la “cajita feliz” de antidepresivos: Prozac, Celexa, Effexor, Paxil, Zoloft, etc.
Los datos que nos da la firma Nielsen Media Research nos dicen que 98% de los hogares en EEUU tiene por lo menos un televisor, y que hay más televisores que gente en los hogares promedios: 2,73 televisores contra 2,55 personas
En el año 2010, las muertes por suicidios alcanzaron la cifra de 38.364 y cerca de 38 millones de personas usan medicamentos para el control emocional.
The Angeles Time: Más de 110.000 efectivos del Ejército en servicio activo en el año 2011 tomaron antidepresivos, sedantes y otros medicamentos recetados.
The Time: Casi 8% del Ejército en servicio activo recurre a los sedantes y más del 6% toma antidepresivos, un aumento de ocho veces desde 2005.
“De acuerdo al Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS), la tasa de uso de antidepresivos en este país entre los adolescentes y los adultos, se incrementó en casi 400% entre 2005 y 2008”.
Ese Gobierno -con 50 millones de pobres- manifiesta estar “preocupado” por la ley habilitante otorgada al presidente Nicolás Maduro para luchar contra la guerra económica que promueven la CIA y sus lacayos.
¡Qué cinismo!
Nota: artículo publicado en la columna “La canalla mediática” del diario Correo del Orinoco número CO1509 del viernes 21 de noviembre de 2013, con el título original: “EEUU: Cajita feliz y cinismo”.
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«La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación» Paulo Freire