Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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Luego de la reciente cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe, CELAC, donde Estados Unidos no está representado, Washington está tratando de vengarse en Centroamérica. El pasado 2 del corriente, se efectuaron elecciones presidenciales y parlamentarias en El Salvador y Costa Rica. La mayoría de los pronósticos indicaban la posibilidad que políticos de izquierda podrían llegar al poder en estos países.
En Costa Rica, está el líder del Frente Amplio, José María Villalta y en El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN. No se descartaba que hubiera una segunda vuelta en la elección ya que en ambos países había un extraordinario número de candidatos presidenciales, el electorado estaba dividido y resultaba difícil obtener los votos suficientes para ganar. Y eso fue lo que ocurrió.
En Costa Rica, Villalba fue inesperadamente eliminado de la carrera presidencial quedando en tercer lugar entre los candidatos. La campaña propagandística local y la inteligencia norteamericana jugaron su papel presentándolo como un “agente del bolivarianismo” financiado por los regímenes populistas. Villalta se lamentó señalando que “mis opositores no podían acusarme de corrupción de tal modo que me llamaron comunista.” Ahora Araya Monge, candidato del gobernante Partido de Liberación Nacional y Luis Solís Rivera del Partido de Acción Ciudadana, cuya plataforma política es descrita en los medios como “izquierdista”, lucharán por la victoria. Sin embargo, uno no debe hacerse muchas ilusiones. El izquierdismo de Solís Rivera es altamente dudoso, él mantiene cordiales relaciones con la embajada norteamericana ya que estudió en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans y en la Universidad de Michigan como becario de la Fundación Fulbright. A Solís Rivera podría llamársele el sustituto de Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica y promotor de la influencia norteamericana en Centroamérica, empleado para sistemáticamente atacar a los “regímenes populistas.”
Washington se ha asegurado el control de Costa Rica al margen de cualquiera de los candidatos que triunfe en la segunda vuelta electoral el próximo 6 de abril. Gonzalo Gallegos que fue enviado a Costa Rica por el Departamento de Estado en el mes de agosto del 2013 es el responsable de conseguir el resultado que Estados Unidos necesita. Este funcionario se familiarizó con el ambiente local hace 20 años durante su primera misión al exterior cuando fue Director del Centro Cultural Costarricense-Norteamericano el cual ha sido tradicionalmente cobertura para agentes de la CIA. Incrementó su experiencia en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana para luego servir en Nicaragua, Colombia y Trinidad & Tobago.
Su licenciatura en Estrategia de Seguridad Nacional en el Colegio Nacional de Guerra demuestra la naturaleza de sus actividades. También estuvo a cargo de la cooperación entre el Departamento de Estado y el Pentágono. Entre las tareas cumplidas por Gallegos durante su estadía en Costa Rica está la de reforzar los vínculos militares y asegurar el uso permanente del territorio de Costa Rica para el despliegue de navíos de guerra de la marina norteamericana y aviones de combate de su fuerza aérea.
Estados Unidos consiguió luz verde para expandir su presencia militar en el país en el año 2010, es decir, cuando Laura Chinchilla llegó al poder. Ella simpatizó con los argumentos de la embajada norteamericana en el sentido que Costa Rica es un país a través del cual se transporta la droga hacia Estados Unidos. Costa Rica carece de un ejército propio de manera que quedó implícito que necesitaría la ayuda norteamericana en esta lucha contra el narcotráfico. Chinchilla rápidamente persuadió al parlamento en el sentido que esa colaboración era necesaria. Ella envió una nota dirigida a los legisladores sobre la cuestión, desde la misma embajada norteamericana sin su debida traducción desde el inglés al castellano. Si hemos de creer a las agencias noticiosas, los parlamentarios votaron casi unánimemente a favor. Quizás a esto se debe por qué de manera creciente a Costa Rica se le considera un “Protectorado norteamericano.” La americanización del país avanza a pasos agigantados.
En los momentos más álgidos de la “guerra contra el narcotráfico” o por “actividades humanitarias” pudo haber docenas de navíos en las bases, desde portaviones hasta vehículos anfibios, como también aviones de combate y por lo menos unos tres mil hombres entre soldados, marines y agentes de inteligencia. Costa Rica se ha convertido en parte de una zona estratégica creada por Washington con el propósito de mantener el control sobre un enorme territorio rico en hidrocarburos, riquezas minerales y agua. Los puntos estratégicos de esta zona están ubicados en La Florida, Puerto Rico, Colombia, Honduras, Panamá, Haití y las Islas de Aruba y Curazao. La cooperación de Costa Rica en la militarización de la región es vista con alarma en Nicaragua ya que existen disputas territoriales bilaterales no resueltas en estos países, específicamente sobre el Río San Juan. El problema se ha tornado más agudo debido al próximo inicio de la construcción del Gran Canal de Nicaragua en una zona vecina. Se plantea que Washington está deliberadamente tratando de agitar un conflicto entre Costa Rica y Nicaragua con el objeto de bloquear este gigantesco proyecto chino-nicaragüense.
En El Salvador, el candidato del FMLN, Sánchez Cerén recibió casi el 49 por ciento de los votos. Su rival más cercano, Norman Quijano de la Alianza Republicana Nacionalista, ARENA recibió un 10 por ciento menos. La segunda ronda tendrá lugar el próximo 9 de marzo. Sánchez Cerén ha dicho que en las actuales condiciones de América Latina tal diferencia en los resultados es prácticamente una garantía de victoria, pero que su partido hará el máximo esfuerzo para obtener votos adicionales, sobretodo entre aquellos electores que votaron por la Coalición Unidad, que obtuvo el tercer lugar con más del 11 por ciento de los votos. Según Sánchez Cerén, después de la primera vuelta, Elías Antonio Saca, candidato de la Coalición de la Unidad, lo llamó para felicitarlo por su triunfo. Sánchez Cerén hizo hincapié en que “no tengo ninguna duda que en la segunda vuelta vamos a colaborar mutuamente.” Sánchez Cerén también instó al empresariado a las organizaciones civiles a las mujeres a los jóvenes a todos los salvadoreños a todas las expresiones políticas afines para apoyarlo a él y a su partido.
Debemos señalar si, que la Unidad, ideológicamente está más cerca de ARENA pero las contradicciones entre sus dirigentes están posibilitando que este partido negocie con el FMLN. Sánchez Cerén es un ex comandante guerrillero con formación marxista que ha devenido en un político social demócrata y de este modo, básicamente, es aceptable para la Unidad. Sánchez Cerén ocupó el cargo de Vicepresidente en el pasado gobierno del FMLN (2009-2014) encabezado por el político independiente Mauricio Funes.
Su inconsistencia, su preferencia por los dogmas neoliberales en la economía y sus contactos entre bastidores con los norteamericanos, le han hecho objeto de la crítica de la dirección política del FMLN. De tal modo que en la actual contienda electoral el frente renunció al plan de llevar a un “independiente” como candidato presidencial.
A juzgar por los resultados de la primera ronda, se ve que el electorado no ha perdido su fe en el partido.
Sin embargo, ¿será el ex comandante aceptado por el gobierno de Obama como presidente? Sin contar con él, existe otro provocador en Centroamérica – el nicaragüense, Daniel Ortega. Él es fuente de muchos problemas ya que mantiene relaciones con Rusia, China, Irán y Cuba además de otros países del ALBA, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Suramérica. Por esta razón, uno podría suponer que ahora tras el escenario de la campaña electoral en El Salvador, la embajada de Estados Unidos está haciendo esfuerzos para crear un bloque unitario entre ARENA y la Unidad. En ese caso, Norman Quijano tendría una posibilidad de ganar. Conviene recordar que en la conducción de su campaña electoral, él tuvo la asesoría de Juan José Rendón, especialista en eventos de esta clase que reside en La Florida. Los periódicos latinoamericanos han escrito muchas veces sobre su relación con la CIA. Él ha trabajado con Álvaro Uribe y Manuel Santos de Colombia, con el mexicano Enrique Peña Nieto y otros, facilitándoles su ascenso al poder.
El Salvador mantiene estrechos vínculos políticos y económicos con Estados Unidos, donde según algunos datos oficiales, reside alrededor de dos y medio millones de salvadoreños –de una población de seis millones. Durante el año 2013 las remesas de dinero de estos salvadoreños llegaron a la cifra de 4 mil millones de dólares. A los salvadoreños constantemente se les está recordando de diferentes maneras que un presidente inamistoso con Estados Unidos destruiría la establecida armonía de relaciones, lo cual afectaría negativamente su prosperidad.
Al reforzar su posición en América Central, Estados Unidos de manera simultánea estaría afectando el proceso de integración dentro del marco de la CELAC y estaría estimulando su propio proyecto: la Alianza del Pacífico.
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