El nuevo gabinete del gobierno en Panamá

La misma jeringa....


El día amaneció lluvioso y tronando. “Mal presagio”, sentenció la abuela. Ese primero de julio Juan C. Varela asumió la presidencia de la república de Panamá. Días antes Alberto Barrow había dicho, palabras más, palabras menos, que: “No hay ningún negro, ni ningún indígena en el gabinete designado por Varela, en un país con alta proporción de afro panameños y pueblos originarios, es mala onda que todo el gabinete esté integrado por blanquitos”.

Para tratar de acallarlo, Varela hizo un truco de magia y apareció el ex diputado del Partido Popular, Irene Gallego, de la etnia dule, como viceministro de Asuntos Indígenas del MINGOB. “¿De qué otro asunto se puede encargar un indígena?”, se preguntó una encopetada comensal del Club Unión. “Ni un solo negro. Ni una sola negra”, insiste Barrow.

Antes de los actos protocolares, la profesora Ileana Gólcher reclama desde las páginas de un diario: “Faltan mujeres en el equipo de Varela”. Encima le restriega en la cara a Varela algunos números: 36 cargos en el gabinete y sólo 9 mujeres, de las que sólo 3 ostentan cargo de ministras. No se entiende tan escasas representación si las mujeres son la mitad de la población.

“El gobierno no es el lugar apropiado para las mujeres”, habrá pensado, sin atreverse a decirlo en voz alta, uno de los conspicuos miembros del Opus Dei que ven con satisfacción a uno de sus allegados sentarse en la anhelada silla del Palacio de Las Garzas.

Sentado en la cafetería de Humanidades, de la Universidad de Panamá, el inefable Eloy había advertido a quien quisiera escucharlo que la mayoría del gabinete tiene por denominador común el haber pasado por universidades norteamericanas y católicas.

La elegante revista “K” lo confirma: de 23 ministros y viceministros que presenta, 15 egresaron de universidades en Estados Unidos, sólo 4 pasaron por la Universidad de Panamá, 2 de otras universidades privadas y 10 pasaron por universidades católicas.

La otra cualidad notable, dice remarcando con el dedo índice un dirigente sindical: “es un gabinete netamente empresarial, como el de Martinelli”.

En economía, el queso se lo dieron a guardar a los ratones: el ministro Dulcidio De La Guardia es un conspicuo representante del capital financiero, que proviene de la alta gerencia del Banco Continental, Banistmo y el HSBC, y Elektra Noreste. De La Guardia también tiene estrechos vínculos con la influyente firma de abogados Morgan y Morgan, al que también pertenece Rómulo Roux, hombre de confianza de Martinelli y directivo de Cambio Democrático.

Su viceministra de Finanzas es Eyda Varela de Chinchilla, por muchos años trabajó para la Esso Standart Oil Ltda.; el viceministro de Economía es Iván Zarak, ha pasado por el Banco de Boston, Banistmo Securities y Prival.

Como jefe del MIVI no podía quedar otro que Mario Etchelecu, representante de los intereses inmobiliarios que están exprimiendo la ciudad de Panamá, y que fuera jefe de campaña del tristemente célebre ex alcalde Bosco Vallarino.

En Desarrollo Agropecuario, el titular es el dueño de la principal empresa porcinocultura del país, CAISA, el señor Jorge Arango. En la Autoridad de Turismo, Jesús Sierra, miembro de la Asociación Panameña de Hoteles. En el IMA, un ex gerente de varias empresas del sector, Edwin Cárdenas.

En el Ministerio de Comercio se nombró a un hombre de confianza de Varela, Melitón Arrocha, de larga trayectoria en el panameñismo y que fuera su vicecanciller al inicio del gobierno de Martinelli. Según fuentes del PRD, que hablaron al medio digital tico El País, Arrocha habría renunciado a la vicecancillería para concretar el jugoso contrato de la empresa Sonda para las tarjetas de Metrobus por 180,6 millones de dólares (www.elpais.cr).

El jefe de la Secretaría de Metas, es Carlos Dubois, ex ministro de Vivienda mientras duró la alianza de Varela con Martinelli, CEO de Strategic Business Partners, Inc., relacionado con el poderoso Grupo Motta, y egresado de Loyola University.

El ministro de la Presidencia, Álvaro Alemán, es hijo de la más rancia aristocracia panameña, fue asesor de la privatización del sector eléctrico bajo el gobierno del PRD (1998-99) y suplió a Melitón Arrocha en la vice cancillería cuando renunció en 2010. Su padre, Roberto “Chato” Alemán, fue directivo de Cervecería Nacional y Pribanco (más tarde Banistmo). Álvaro es hermano de de José Miguel Alemán, ex candidato presidencial del panameñismo en 2004, y de Jaime Alemán, ex embajador en Washington venido a la fama por cachetear a Martinelli en una boda y porque su firma (Alemán, Cordero, Galindo y Lee) defiende los intereses de Sacyr en Panamá.

Augusto Arosemena, vice ministro de la Presidencia, es miembro de la firma Arias, Fábrega y Fábrega, y ha sido asesor comercial de la embajada panameña en Washington.

La gerencia de la Caja de Ahorros fue entregada a Mario Rojas, proveniente de Banistmo.

La vice presidenta, Isabel Saint Malo, su apellido parece de alcurnia, es una tecnócrata que durante más de una década fue gerente del Programa País del PNUD en Panamá, dirigió los “diálogos” que derivaron en la reforma constitucional que creó la Autoridad del Canal y la reforma a la Caja de Seguros Social de 2005-06.

María dice con sorna: “Si dicen que Martinelli metió sobreprecios en la construcción del metro, y si Sacyr hizo lo mismos en la ampliación del canal ¿quién va a investigar si sigue el mismo?”

Tiene razón, pues, mostrando los vasos comunicantes (si es que no quedaron claros con todo lo dichos hasta aquí), continúa como Ministro del Canal y director del Metro, el ingeniero Roberto Roy, dueño de la empresa constructora R-M y ex presidente de la CAPAC.

Hablando de continuismo, la nueva ministra del Educación, la ingeniera Marcela Paredes hizo parte del equipo de trabajo de Lucy Molinar, como secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, advierten los gremios docentes.

María sigue con su sorna: “Pero también hay algunos plebeyos en el gabinete de Varela”. Sí. Gente que hizo carrera en el aparato político del panameñismo, como Alcibiades Vásquez, ministro de Desarrollo Social; y el ya mencionado Irene Gallego, ex diputado del Partido Popular, vice ministro de Asuntos Indígenas.

Milton Henríquez, ministro de Gobierno, también es un político de carrera en la democracia cristiana y el Partido Popular, hermano de Roberto Henríquez, ministro de la Presidencia de Ricardo Martinelli. Su vice ministra, María Luisa Romero, además de ser egresada de Harvard tiene el “mérito” de provenir directamente de ser “asesora de Derechos Civiles en el Senado de Puerto Rico”. ¿Tendrá doble nacionalidad, como Bosco?

Hablando de los gringos, o mejor de los gratos a la embajada de Estados Unidos, si hubiera alguna duda con los mencionados, parece que el procónsul del imperio nombró directamente al equipo de seguridad pública. Por ejemplo, el nuevo director de la Policía Nacional es el comisionado Omar Pinzón, que “se ha desempeñado como agregado policial, aéreo y naval, en Washington D.C., Estados Unidos; ha sido representante de Panamá ante la Junta Interamericana de Defensa y jefe del Departamento Antidrogas” (La Prensa, 13/6/14).

Pinzón estará acompañado en su labor por el ministro de Seguridad, Rodolfo Aguilera, ex director de la PTJ, egresado de la “Javeriana” de Bogotá y de University of London, miembro de la firma Aguilera Franceshi – Abogados.

En resumidas cuentas (a Varela le gustaría que caracterizáramos a su gobierno aludiendo a la tradición católica), el nuevo gobierno es como la santísima trinidad: empresarial, católico y grato al gobierno yanqui.

“La misma jeringa, con distinto pitongo”, sentenció la abuela.

Panamá, 2 de julio de 2014.


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Olmedo Beluche


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