¿Cambiar el clima o el sistema? ¿Con el Papa o Bush?

El Papa Francisco o Jorge Mario Bergoglio, está dejando de ser una sorpresa, sin duda alguna; ahora acaba de poner de manera contundente el “dedo en la llaga”. El sólo roce, digo yo, aunque parece mucho más que eso, produjo tanto dolor e iracundia, que Jeb Bush, hermano de George Bush, actual candidato por los republicanos a la presidencia de EEUU, se salió de sus cabales y rompió con los dogmas propios de la cristiandad.

La reciente encíclica papal contiene unas propuestas que en nada se alejan de la idea que hay que cambiar radicalmente el sistema mundial, el relativo a la explotación de los recursos del planeta y hasta las relaciones de producción cuando condena la excesiva acumulación de unos pocos en detrimento de la mayoría. Muchos partidos, tenidos por revolucionarios, se quedan cortos ante las exigencias del jefe de la iglesia católica. Y esto, en verdad, no tiene por qué sorprender a nadie.

Por allá por el año 1959, recién caído Pérez Jiménez, cuando me había ido de Cumaná a Caracas en “busca de la vida”, como era habitual entre los provincianos pobres con aspiraciones de “ascender”, tuve una conversación, una de tantas, que como diría Atahualpa Yupanqui, “que no las puedo contar”, con mi gran amigo, hermano, Moisés Moleiro Camero, “el ronco Moleiro”, sobre la posibilidad futura, que terminásemos militando en un partido definido como socialista; entonces éramos adecos y formábamos parte de lo que llamábamos la izquierda, y Betancourt, “los cabeza caliente”.

Consciente como éramos, lo que éramos y hasta dónde llegaba nuestra formación, concluimos que aparte de los asuntos de clase, la lucha entre el capital y el trabajo, el sentimentalismo, distinto al oportunismo y cálculo, que en veces conduce a muchos al populismo, debíamos atender a la preservación del planeta por defender la especie. Lo fundamental en la gran tarea humana, por eso el hombre pone cuidado en la reproducción, es perpetuar la especie. La mayor carga instintiva del humano está concentrada en preservar la vida y para ese fin debe, y está preparado para eso, el primitivo lo estuvo, poner énfasis en conservar su ambiente. Nosotros no llegamos al socialismo por arranques sentimentales, sino por haber comprendido que la acumulación excesiva, la explotación de la fuerza de trabajo y la destrucción del ambiente, valores que forman la lógica del capitalismo, conducía a la destrucción del planeta y generar confrontaciones entre los humanos, como las guerras de hoy que son altamente destructivas. Asunto que de manera muy particular señaló el más alto pontífice de la iglesia católica.

Esta manera de abordar y concebir el socialismo, que en buena medida pasa por admitir que la contradicción entre los valores capitalistas y la preservación del planeta, adquiere un valor no sospechado en los tiempos que Carlos Marx hizo sus propuestas. Pero además, reconoce la gran, contundente verdad contenida en aquella como irreverente frase, escrita en una pancarta exhibida en una calle de Copenhague, leída por Chávez en su discurso en esa ciudad, año 2009, con motivo de la reunión mundial por cambiar el clima, “no cambien el clima, cambien el sistema”.

Los elementos que se conocen acerca de la encíclica papal, en líneas generales, contienen una profunda denuncia contra el sistema capitalista, la excesiva acumulación de capital, su contraparte, la miseria, el uso irracional del medio ambiente y en definitiva la virtual destrucción de la “casa de todos”.

El nivel que ha alcanzado la contradicción que mencionamos antes es tan notorio que estamos en presencia de un auténtico choque de trenes.

Ante lo dicho por el Papa Francisco, Jeb Bush, precandidato presidencial por los republicanos, hermano de George Bush, expresidente de EEUU, aquel de la guerra preventiva y permanente, definido como practicante católico desde hace 25 años, saltó “como picado de culebra” y blasfemó, nada más y nada menos que contra el jefe de su iglesia, tenido por todos los católicos del mundo, desde siempre, como representante de Dios en la tierra. Como el Papa, en su encíclica, en cierto modo, para decirlo más o menos crudamente, tocó la llaga o mejor el bolsillo del capitalismo, quien aspira sustituir a Obama en la Casa Blanca, se olvidó de los valores cristianos y puso por encima de todo su cartera, bienes y todo eso mismo del gran capitalismo gringo y mundial que depreda y destruye la “casa de todos los hombres”; eso mismo que Walter Martínez llama “nuestra única y contaminada nave espacial”.

Pero…¿qué dijo Jeb Bush?

“No me dejaré dictar la política económica por mis obispos, mis cardenales o mi Papa”.

Con esta expresión y otra que citaremos más adelante, Bush resume el reclamo papal, que lo es de la mayoría determinante de los hombres por la defensa de la especie y su ambiente, a un asunto de “política económica”. Como si una cosa y otra se pudiera separar. Pretende restarle valor a la opinión papal, porque ahora ha entrado en contradicción con sus intereses materiales.

Ha dicho Francisco que “el estilo de vida actual, es insostenible” y “sólo puede terminar en catástrofes”. Es decir, tenemos que cambiar el sistema para salvar al planeta y la especie.

Pero para Bush, ante la opinión papal “Es una arrogancia sostener que con relación a los cambios climáticos existe una ciencia exacta”. Pero no es arrogante que un personaje insignificante ante el mundo de la ciencia como él, no sólo niegue de sopetón con un discurso barato lo dicho por el Papa, que es producto de un estudio profundo de científicos y pensadores, y montones de científicos del mundo, incluyendo de EEUU, que han venido advirtiendo sobre el mismo asunto. No hace mucho, un científico inglés, señaló que no está lejano el día, en que el hombre, dada la destrucción del planeta y la indiferencia de quienes pueden hacer algo, deba pensar en abandonarlo.

Pero Bush, el hermano del destructor George, llamó al Papa a ocuparse “de hacer mejores a las personas y menos de cuestiones que tienen que ver con aspectos políticos”.

Pasó por alto el gris personaje que justamente, Francisco intenta que tipos como él, Bush, sean “mejores personas” y piensen en el hombre multitudinario y no solamente en su cartera y la de sus pocos colegas del mundo.

¿Cómo un católico, aunque sea candidato a presidente de EEUU, puede pedirle al Papa, al más alto jerarca de su iglesia, que se abstenga de abogar por la especie humana, siendo éste el representante de Dios en la tierra y designado a velar por todos los hombres?

No cabe duda que, un católico, aspirante a la presidencia de la primera potencia del mundo y la primera depredadora y destructora del planeta, le niega autoridad al Papa a defender “sus ovejas”.

Eso ha sucedido precisamente, porque la contradicción entre el capitalismo depredador, destructivo y enemigo de la especie humana, representado por el poder norteamericano y los valores de la iglesia, cualquier iglesia, y los de la especie toda, ha saltado al primer plano.

Tomemos en cuenta que hace descomunal reclamo a los jerarcas del capital no es jefe político de gobierno izquierdista, ni dirigente de la clase obrera, sino el Papa de la iglesia católica. Por eso vuelvo a mi amigo Moleiro y nuestras cavilaciones.

Estamos todos, empezando por jerarcas de la iglesia, esos que parecieran ver enemigos donde no deben, obligados a pensar profundamente sobre los nuevos tiempos.


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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