Frontera ignorada, invisible y sin Ley pero está de moda

El impacto del cierre de la frontera colombo-venezolana "hasta nuevo aviso" fue visible, especialmente en San Antonio del Táchira.

Ya no habían colas en las bombas de gasolina ni en los supermercados; tampoco donde los chinos, que venden hasta la esperanza. Los cajeros automáticos lucían solitarios y obtenías en dos minutos los cotizados billetes de Bs 100 y 50. En comercios y restaurants se mostraban carteles: "Sí hay punto de venta", que habían desaparecido hace tiempo para alimentar la perniciosa práctica llamada "el cambiazo". Centros comerciales con poca afluencia y aunque los productos de primera necesidad seguían sin conseguirse, había calma en el ambiente.

Animado por esos primeros resultados, el presidente Maduro decretó el Estado de Excepción en la zona, el primero en Venezuela. El texto nos pareció chucuto en principio pues no se incluía el municipio García de Hevia (La Fría), muy cercano al Puerto Santander por donde el contrabando de extracción era escandaloso. Además, sólo en el estado Táchira, tenemos una extensión territorial de mil seis kilómetros (1.006 Km2) cuadrados y ciento seis kilómetros (106 Km) lineales de frontera con Colombia donde habitan 220 mil almas distribuidas en siete municipios, según datos de la Guardia Nacional Bolivariana.

El decreto ha ido engordando con las calorías que a veces dan la falta de información oportuna al Jefe del Estado y ya interesa al Zulia pero aún no llega a la región de Apure, al menos Guasdualito (El Nula), en el enorme Municipio Páez hacia donde están desviando el contrabando. ¡Y es que son 2.219 Km2 de frontera con Colombia!.

El estado de excepción no lo comprendió muy bien la gente de la zona. Lo confundieron con un toque de queda y por eso San Antonio y Ureña se veían desolados los dos primeros días. Caminé la zona y pregunté a algunas personas si sabían lo que era el estado de excepción y respondían que era un toque de queda y que no se podía salir…No hubo suficiente información pese a lo novedoso. El miedo y la incertidumbre eran alimentados por los militares que estaban particularmente sensibles. Después llegó la confianza y la cosa se distendió.

Por cierto que en el decreto 1969 no se especifica qué tipo de excepción es la que se está aplicando. La CRBV en su artículo 337 y siguientes contempla tres: alerta, emergencia y conmoción. Se presume que es el de conmoción interna debido a los considerandos expuestos y por la duración, es decir, 90 días.

Pero los esfuerzos no serán completos si la intervención no abarca también al estamento militar ante sospechas de que algunos de sus miembros están involucrados en prácticas ilícitas; a la reapertura de trochas clausuradas, por ejemplo. Es público y notorio que pese a las requisas y al cierre parcial de la frontera, en la localidad de La Parada, vía Cúcuta, se vendían los productos regulados venezolanos, bajo la mirada complaciente de las autoridades colombianas. Entonces, algo no estaba funcionando bien.

Con relación al paramilitarismo en la región, su existencia fue rotundamente negada durante uno de los foros realizados en el Destacamento 212 de la GNB con estudiantes de periodismo de frontera de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), en diciembre de 2014. El segundo comandante de esa zona, Mayor Abraham Suárez, dijo que no se habían detectado irregulares y que de la palabra paramilitar se había "abusado mediáticamente" y también para amedrentar. Nos preguntamos ahora, luego de que se anunciara la captura de jefes paramilitares en la zona, si en aquella afirmación suya también operó el amedrentamiento.

Lo que sí reconoció el oficial es que había aumentado considerablemente la organización de bandas criminales dedicadas a los delitos más frecuentes de la frontera: narcotráfico, extorsión, secuestro, sicariato, cobro de vacunas y en menor grado violencia de género, robos y atracos.

El efecto mediático

Mediáticamente el mayor interés se lo llevó el sitio llamado La Invasión, ubicado en la finca La Guadalupe, aunque según los expertos consultados el nombre técnico de eso es "ocupación". Además, en Táchira hay muchas "invasiones", incluso en el propio San Cristóbal existe una bastante grande llamada Machirí, donde la población mayoritariamente es colombiana.

Al sitio donde ocurrió el marcaje de casas, las demoliciones y todo lo que explotaron al máximo los medios colombianos, se le conoce como "la invasión de la invasión", es decir, una franja de tierra (la más próxima al río Táchira) que fue ocupada por gente de ambos países desde hace unos ocho años y donde operaban cinco consejos comunales con su Código Situr (Sistema Integral de Taquillas Únicas de Registro) y personalidad jurídica, es decir RIF, para optar a financiamiento de proyectos ante los entes correspondientes. También se habían organizado varias Unidades de Batalla Bolívar-Chávez (UBCH). O sea, una invasión reconocida, aceptada, tolerada por el Estado regional representado en el ex gobernador César Pérez Vivas (aunque en esto hay mutuas acusaciones contra otros de sus colegas como Ronal Blanco La Cruz y el propio Vielma Mora).

Los habitantes de ese sector eran colombianos o venezolanos. ¿Qué importa? Muchos tenían doble nacionalidad, en algunos casos, o la calificación de desplazados externos y refugiados otorgada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y Desplazados, ACNUR. En entrevista con varios defensores públicos de la región que pidieron no ser mencionados, se nos aseguró que ningún desplazado o refugiado había sido deportado, y que tampoco se han recibido, hasta ahora, denuncias sobre violación de derechos humanos. "Todo se hizo con presencia de la Defensa Pública, Defensoría del Pueblo; fiscales del Ministerio Público y gente de las comunas y consejos comunales". "Fue una acción casi quirúrgica y además fueron cambiados todos los efectivos de la GNB y FANB. Aquí llegó tropa nueva, los que estaban no participaron de ese operativo", reveló el funcionario. Una de las medidas que trató de implementarse el pasado año fue la rotación continua de efectivos de la GNB en las labores de requisa, para garantizar su transparencia pero esto no se pudo hacer.

Sólo fueron deportados los ilegales que además se habían quedado allí porque en Venezuela no existe una política de Migración efectiva y eso hay que asumirlo. A Venezuela la gente llega como Pedro por su casa y si la cosa le gusta mucho se queda, hasta consigue trabajo y con algo de suerte puede hacerse de un apartamentico de la Gran Misión Vivienda o tener acceso a Mi Casa Bien Equipada. Por eso todos cruzaban el río con sus peroles en la cabeza (neveras, televisores, etc). De Colombia llegaron con poco. Venezuela les dio mucho.

Invisibilizada e ignorada

Informativamente nuestra frontera ha estado invisibilizada. Una batalla que en este crucial momento casi hemos perdido pues en esa zona reinan los medios colombianos. Tiene más sintonía radio Caracol que cualquier otra emisora nacional. Los medios venezolanos, sin excepción, abordan esa fuente de manera descontextualizada, fragmentada, superficial y amarillista. Nos muestran una frontera lejana, aterradora, ajena a nuestras vidas y realmente no nos importa mucho lo que allí ocurra siempre que no nos afecte, claro.

Resulta que allí se amalgaman dos o más países, dos o más culturas, dos o más idiomas y muchas maneras de percibir la realidad. Con frecuencia se la criminaliza, fieles a la cultura del miedo, olvidando su importancia estratégica. El factor humano es vital porque básicamente la frontera, en un concepto sociológico, es un tránsito social que borra el punto y la raya de los mapas, como aquella canción de Aníbal Nazoa: "Entre tu pueblo y el mío, hay un punto y una raya (…)".

Por eso en Táchira se habla de una población "flotante", de gente que vive acá pero trabaja o estudia del otro lado y viceversa. No es raro ver parejas de colombiano y venezolana que pronto echan raíces y procrean hijos. Usted le pregunta a cualquiera en ese paso fronterizo "Oye, ¿de dónde eres?" y la respuesta es: "de los dos". Lo más natural es que las colombianas vengan a parir a San Antonio y, en general, buscan atención médica gratuita que consiguen en el CDI. Una médica de ese centro nos confió que de cada diez pacientes al menos seis son colombianos. "Se les atiende, se les regala su tratamiento y luego vienen a sus chequeos cuando la enfermedad lo amerita. Pero después del cierre, eso bajó muchísimo".

Hoy por hoy, en Venezuela, esa frontera no sólo es la gran protagonista sino la culpable de todos nuestros males y por eso también es la noticia y por eso ahora ha sido invadida por los medios, por periodistas que acaso nunca estuvieron allí y que por desconocer el problema incurren en errores costosos al hacer sus reportes.

De nuevo estamos demostrando que en materia comunicacional somos coyunturales, reactivos. Ahora la frontera es la moda, la colombo-venezolana porque la de Guyana, esa, al parecer, volvió a la papelera del olvido hasta que algún nuevo evento surja y entonces nos veamos obligados a voltear la mirada. Las noticias duran horas, un escándalo tapa al otro. En eso vivimos.

Hemos estado de espaldas a su realidad no obstante ser un país de 912 mil kilómetros cuadrados, de los cuales más de cinco mil son frontera terrestre con tres países y sus complejas realidades: Colombia Brasil y Guyana, para no hablar de las zonas limítrofes marinas y submarinas.

Catorce años de mora

Pero la frontera también ha sido ignorada por la Asamblea Nacional, pues aún no sanciona la Ley Orgánica de Fronteras lo cual coloca al poder legislativo en una mora de 14 años con la Constitución. El proyecto fue aprobado en primera discusión y allí quedó. Vaya usted a saber cuáles intereses priman para haber frenado un instrumento legal tan necesario. Pregúntese usted por qué el presidente Chávez le dio rango constitucional y por qué se incluyó ese aspecto vital en la Ley Orgánica de Educación, para su estudio obligado en las aulas. Pero pregúntese más: ¿Se cumple el legado del Comandante Chávez en materia de frontera? La Asamblea Nacional viola abiertamente la disposición sexta de la CRBV, donde se lee: "En un lapso de dos años, la AN legislará sobre todas las materias relacionadas con esta Constitución. Se le dará prioridad a las leyes orgánicas indígenas, de educación y fronteras" (subrayado nuestro). Las dos primeras ya existen ¿Por qué la de fronteras sigue durmiendo el sueño de los justos?

Punto y Raya (Aníbal Nazoa- Juan Carlos Núñez)

Entre tu pueblo y el mío,

hay un punto y una raya,

la raya dice «no hay paso»,

el punto, «vía cerrada».

Y así, entre todos los pueblos,

raya y punto, punto y raya,

con tantas rayas y puntos,

el mapa es un telegrama.

Caminando por el mundo,

se ven ríos y montañas,

se ven selvas y desiertos,

pero ni puntos ni rayas.

Porque estas cosas no existen,

sino que fueron forzadas,

para que mi hambre y la tuya

estén siempre separadas.

Ver original en: https://cotayorosebud.wordpress.com/2015/09/12/frontera-ignorada-invisible-y-sin-ley-culpable-de-todos-nuestros-males/



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Luisana Colomine

Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.

 @LuisanaC16

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