El ocaso de la ONU

Avanzando entre las grietas del tiempo inexorable, la ONU va arrastrándose en su propia invalidez institucional. Pareciera que Ban Ki-moon se quedó allí como el sepulturero de una de las instituciones más perversas para la paz. No debe verse como un contrasentido esto que estoy diciendo, pero la ONU es un fantasma encerrado en sus propias paredes y sus actividades son tan absurdas como su existencia misma. De verdad, hay que ir desmontando toda su estructura, sustentada precisamente, sobre las bases de un modelo económico que agoniza en los pantanos del capitalismo.

La Organización de las Naciones Unidas fue creada el 24 de octubre de 1945, y nace como una "asociación de gobierno global que facilita la cooperación en asuntos como el Derecho Internacional, la paz y la seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos". Sin embargo, todo eso se quedó en letra muerta, donde la palabra paz fue guardada en los fusiles, en los cañones de los ejércitos del imperio norteamericano, que tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial, inventó lo del Nuevo Orden Internacional (NOI), pero en realidad lo que nacía era el Nuevo Orden Criminal (NOC), tal como debería llamarse ese sistema retorcido que se concretó en los acuerdos de Bretton Woods.

Precisamente, la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), son instituciones que nacieron al calor de Bretton Woods y luego fueron amamantadas por el imperio. Son organismos imperialistas y al servicio del imperio, sometidas y dominadas por el modelo capitalista. Esa es la verdad de toda esa inercia que le impide intervenir en la construcción de los procesos de paz a nivel global y mantener el equilibrio de la seguridad internacional. Ni se diga de los asuntos humanitarios y los derechos humanos.

Pero no sólo es la ONU, también es la OEA, el FMI y el BM, cuyas siglas parecieran más bien la muerte izada en los rascacielos de sus edificios sedes. Desde sus azoteas, se miran los escenarios y se planifican todos los proyectos de invasión y destrucción de los pueblos, en tanto las palomas van llenando de excremento los países invadidos. Como vemos, toda la estructura del sistema mundial creado en 1945, tras la culminación de la guerra, está en agonía y por ende su sistema, el capitalismo. De allí la arremetida del imperio contra la paz, contra la soberanía de los pueblos y la vida de la gente. Con la guerra y el terror mundial, quieren expandir sus fronteras de dominio en todo el mundo y, en razón de ello asesinan diariamente a miles de hombres y mujeres a nivel global; inclusive niñas y niños que son ametrallados en los brazos de sus padres.

Por eso digo, que la ONU huele a azufre, tal como lo dijo el gran y eterno Hugo Chávez, en su discurso del 20 de septiembre de 2006, en el marco de la sexagésima primera Asamblea de la ONU. Refriéndose a George Bush quien había hablado en esa Asamblea, Chávez dijo: "Huele a azufre". Y ese olor azufrado se quedó allí impregnado. Tal vez por ello invitaron al Papa para que fuera allí y llenara ese ambiente de buena vibra, pero lo que hizo el Santo Padre fue darle una cueriza a los EE.UU y su modelo asesino de la humanidad. El ocaso de la ONU llegó.



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Eduardo Marapacuto


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