Países en subastas

Por lo general cuando se vende, o se subasta o se remata un objeto o un bien, es porque tal dejó de ser productivo o, porque el dueño o los dueños decidieron ofertar para sacarle el mayor provecho posible. Así mismo, es factible que sobre el bien pese una deuda con alguna entidad bancaria y por lo tanto, según los accionistas, la solución para salvar parte del capital sería rematar el elemento en discusión. Podría ser que el capital obtenido por concepto de la subasta podría ser utilizado para pagar deudas contraídas por el dueño o lo socios.

En las relaciones económicas entre los países se incluyen flujos financieros, que, de acuerdo con quienes lo aporten, se distinguen los públicos y los privados. No debo dejar de lado, que dentro de los fondos públicos comprenden los auxilios económicos (préstamos) de las corporaciones supranacionales como son el Banco Mundial (BM) y el FMI. En algunos casos, existen bancos privados que les conceden préstamos a particulares para el desarrollo de sus empresas o para la exportación. Evidentemente, las transacciones del FMI y el BM son con el gobierno.

No por generosos los países del Norte siempre están interesados en hacerle préstamos a los del Sur. Por lo general tales empréstitos (divisas), que endeudan a los prestatarios, suelen ser usados de manera muy extraña y muy poco para el desarrollo de estos países, la cual esta es la finalidad del crédito.

Por desgracia, buena parte del dinero suministrado por los entes financieros acaba en los bolsillos de los gobernantes o de los empresarios cuyas corporaciones están ubicadas en el cono Sur, o mejor aún, en las cuentas de los bancos situados en el extranjero, abiertas en los mismos bancos que concedieron los créditos.

Indiscutiblemente, los préstamos provenientes del Norte, tiene dos rostros, uno de alegría y otro luctuoso. En el primero, cuando el gobierno recibe el dinero y en el segundo, cuando tiene que devolverlo. En este caso los bancos internacionales que concedieron el crédito utiliza malabarismos financieros para que los intereses aumentes desmesuradamente, de tal manera que en la medida que se amortiza la deuda el capital prestado aumenta desproporcionadamente. Fue así que hasta el año 1990 el país más endeudado del Sur fue Brasil (116.000 millones de dólares), le siguieron México, India, Indonesia, Argentina, China, Turquía, Egipto, Nigeria, Corea, Venezuela, Filipinas, Argelia, Tailandia y Marruecos. Esta deuda sumaba 762.000 millones de dólares (Fuente: BM 1992).

Estimado lector, para tener idea de esta cifra imagínese parado frente a usted a 762.000 personas y detrás de cada una de ellas un millón de individuos con un morral lleno con un millón de dólares. Una cantidad de dinero inimaginable para el cerebro de un proletario. Era tal la magnitud de la deuda que muchos países destinaban más del 60 % de sus exportaciones para el servicio (pago) de la deuda.

Tal como se vio a través de la historia, estos préstamos no fueron aprovechados para el desarrollo productivo del país endeudado, más bien se convirtieron en una fuente de corrupción, a tal grado, que muchas de la deuda privada fue adosada a la deuda pública como ocurrió en Venezuela. Sin contar con los beneficios de los gobernantes, de los comerciantes, de los bancos extranjeros con la fuga de capitales provenientes del préstamo, de las casas de bolsas y otros que se beneficiaron con el festín de la deuda.

El aumento de los intereses bancarios minó la capacidad de pago del país deudor y, si se reducían los precios de los productos de exportación de este, se alejaba aún más la posibilidad de cubrir la deuda externa. En este caso el FMI y el BM le entregaban otro préstamo para que con dicho crédito se pagara parte de la deuda y de esta manera el débito aumentaba de forma exponencial. Indiscutiblemente para que una nación pueda disfrutar de los beneficios del préstamo debe acatar los programas de "ajustes estructurales" (apretarse el cinturón… pero solo el de los asalariados) impuesto por el FMI. De esta manera se fueron hipotecando los países del Sur.

Con la llegada de los gobiernos progresistas, comenzando con el de mi comandante Chávez, luego en Ecuador, Bolivia, Brasil, Nicaragua y Argentina sus presidentes decidieron cancelar si no toda, parte de la deuda contraída con el FMI con el fin de liberase del oprobio causado por la deuda externa que acabó con una buena parte de sus Reservas Internacionales. No solo era necesario zanjar las imposiciones de las entidades financieras internacionales, era forzoso bloquear la posibilidad de hacer efectiva aquella nefasta alianza de libre comercio (ALCA). Fueron Chávez, Lula y Kirchner quienes valientemente enfrentaron al expresidente Busch y mandaron el ALCA hacia el mismo carajo.

Ciertamente, el imperio no perdona, todavía en el siglo XXI Haití está sufriendo los embates del primer país caribeño y suramericano que se enfrentó y derrocó la monarquía francesa. Hoy por hoy, el emperador Obama les está cobrando a los pueblos del sur (Argentina, Venezuela y Brasil) la afrenta que experimentó su colega y para eso buscó sus aliados entre los lamepisos que se mueven en la albañales de la política.

La experiencia habla por si sola. Honduras y Paraguay sufrieron las sacadillas parlamentarias y judiciales para que sus pueblos sobrellevaran el desconocimiento de la voluntad popular. Los malos hicieron las leyes para protegerse y por esta vía derrocaron a dos presidentes elegidos democráticamente. No es una coincidencia lo que en la actualidad estamos viendo con lo que le intentan hacer las fuerzas tenebrosas a Cristina, Dilma, a Lula y a MM. No nos engañemos, detrás de todo esto está la mano peluda del imperio que pretende dejar asentado un precedente para que los pueblos se sometan al imperio y solo obedezca los mandatos del FMI, del BM y de cualquier tratado que beneficie a las empresas norteamericanas.

En Argentina el imperio cuenta con su socio Macri. Nadie pone en duda sobre las despreciables acciones del presidente oligarca contra del pueblo sureño, cuyo único interés entregar al FMI los activos del país. Por esto pretenden embadurnar el prestigio de Cristina. La presidenta Dilma está recibiendo las embestidas de una cáfila de corruptos quienes pretenden darle un golpe de estado parlamentario para cederle al imperio la economía de un país rico. Las medidas de la actual gobernante, junto con lo alcanzado con Lula lograron sacar a Brasil del letargo económico. El pueblo de Venezuela lleva más de quince años luchando contra el imperio para evitar que nuestras materias primas sean fuente de enriquecimiento de las empresas norteamericanas. No obstante el presidente MM propicia que la explotación de nuestros productos contribuya con el desarrollo del país.

Desdichadamente vemos a diversos apátridas de la oposición venezolana viajando con frecuencia hacia el imperio ofreciéndoles petróleo barato a sus amos del norte además, coltán, hierro, diamantes, oro, hierro, diversas materias primas a precio de saldo extraídas de las entrañas de esta tierra, únicamente para que los estadounidenses vivan confortablemente. Aspiran subastar a Venezuela y no les importa lo que pueda ocurrir en su intento de sacar a MM de la presidencia por cualquier vía. Las trasnacionales financieras, energéticas e industriales están como caimán en boca de caño, en espera de las ofertas que les prometen los traidores de Brasil, Argentina y Venezuela. Después irán por Ecuador, Bolivia y otros más.

Algún pensador expresó: "no hay guerra buena ni paz mala"… yo secundo estas palabras. Basta recordar lo que ocurrió con Irak, Libia, Afganistán y actualmente en el Yemen y Siria. Impidamos que algunos dementes desaforados lleven al país a la debacle, simplemente por sus apetencias personales. No permitamos que se subaste ningún país de Suramérica para amortizar una deuda contraída por gobiernos entreguistas como el de Macri.



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Enoc Sánchez


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