No podemos menos que estar alegres por la anunciada (y en proceso de ejecución) paz firmada en un país que ha vivido una guerra civil sangrienta y ya muy desgastada, que jamás debió haber vivido, que bueno por el pueblo colombiano.
Todas las causas y el desarrollo de esta guerra civil que no enumeraremos en este breve escritó, han estado enmarcado en tres variantes muy violentas: las armas, el narcotráfico y el control territorial. Como sabemos, toda guerra termina siendo una industria del mal, que enriquece a algunos gracias a la muerte de otros, y Colombia no fue la excepción.
Hoy, esos que están dejando de enriquecerse ( el narcotráfico por ejemplo) y aquellos que promueven la violencia, como las siete bases militares estadounidenses en territorio colombiano, necesitarán garantizar su permanente ingreso económico o poder militar, truncado por la paz en Colombia, y en la situación de anomia que hoy vive Venezuela, sin duda nuestro país se convierte en un nicho extraordinario de migración definitiva de todos los objetivos tanto militares como económicos, que dejan un territorio hasta ahora fértil para sus negocios.
El desplazamiento del conflicto colombiano a Venezuela, además de ser un hecho, ha sido planificado desde hace años, en la preparación del escenario de salida de la guerra civil colombiana.
Lo increíble es que a estas alturas, siendo un hecho este desplazamiento, tanto el gobierno colombiano como aún peor el venezolano, no sólo no ha visto el problema desde su origen, sino que no se han formulado las políticas adecuadas para evitar que esto suceda de manera definitiva.
Esto puede hacer suponer que la narcopolítica ya tiene puntos estratégicos en nuestro sistema político, y esto ha permitido obviar de manera intencional lo que a todas luces es un hecho que ya hoy carcome la realidad fronteriza, pero además ya tiene fuertes repercusiones en el resto del país.
Las medidas post conflicto por parte del gobierno colombiano no puede ni debe obviar esta situación, pero tampoco veo al gobierno colombiano interesado en evitar que este desplazamiento pase. O nos movilizamos en forzar que el gobierno colombiano y el venezolano tomen las medidas necesarias, o más pronto que tarde la anomia en nuestro país se transformará en un infierno peor que el que algunos ya viven en nuestro territorio.