Ahora resulta que…el mundo está al revés

“El triunfo del NO amenaza ser un gran peligro para la paz.”

Presidenta del Nobel

Ahora resulta que hay oposición a la paz ¡Insólito!

Ahora resulta que el voto por el NO, fue un voto por la paz.

Ahora resulta que, los del NO son los grandes defensores de la paz, siempre y cuando la paz sea como ellos la conciben.

Ahora resulta que los campesinos no son las VÍCTIMAS que se ven obligadas a empuñar las armas para defenderse de la violencia del Estado y salvar la vida. Ahora resulta que su lucha no es política, son delincuentes que deben ir a la cárcel.

Ahora resulta que los habitantes de las ciudades - ajenos a la guerra - son quienes deciden con el voto si los guerrilleros (VICTIMAS) deben continuar  sometidos a la violencia impuesta por el Estado. Los habitantes de las ciudades tienen una visión ambigua de la guerra. En la TV han visto la versión tergiversada (RCN, Caracol, CNN), de lo que ocurre en las zonas rurales Viven de la guerra, participan de los miles de millones de dólares (30 millones diarios) que circulan en las ciudades para el financiamiento de la guerra. De allí su liviandad e ignorancia para opinar de la paz.

Ahora resulta que lo más importante en el Acuerdo de Paz, no es eliminar las CAUSAS DE LA GUERRA, sino, exigir el perdón, la no impunidad, la verdad, la reparación de las víctimas, el respeto a la Constitución. Leguleyismos intrascendentes frente a la trascendencia de eliminar las CAUSAS DE LA GUERRA. ¿De qué sirve el perdón, la impunidad, la verdad, la reparación de las víctimas, el respeto a la Constitución y las leyes, si no se eliminan las CAUSAS DE LA GUERRA? Qué pretenden con estos leguleyismos ¿Invisibilizar las CAUSAS DE LA GUERRA?

Ahora resulta que los luchadores sociales deben pedir perdón. Es como imaginarse a Bolívar y San Martín pidiéndole perdón a Fernando VII. Fidel Castro y el Che Guevara, a Batista y sus esbirros asesinos. A Robespierre, Dantón y Marat, por la Revolución francesa. A Lenin, Stalin y Trotsky por la Revolución Socialista de 1917. ¡Pedir perdón!  Eso sólo ocurre en Colombia.

Ahora resulta que los políticos que - desde el Ejecutivo, Legislativo o Judicial - impusieron la guerra, fungen como los grandes abanderados de la paz (Uribe, Santos, Ordoñez, Pastrana) y pare de contar. Se les puede aplicar lo que Noam Chomsky dijo de los presidentes estadounidenses: “Por sus crímenes, guerras, invasiones, robos, saqueos, todos deben ser llevados al cadalso”.

Ahora resulta que, el premio Nobel de la Paz al presidente Santos, según la interpretación acomodaticia, viene a respaldar el triunfo del NO y en consecuencia el Acuerdo de Paz firmado debe ser desechado. Mayor tergiversación ¡Imposible! En Suecia, tanto como en Noruega, conocen en detalle, letra a letra, el Acuerdo de Paz. En consecuencia, el otorgamiento del Nobel, es el respaldo tácito, la ratificación del Acuerdo en todas sus partes, frente a las acechanzas y amenazas guerreristas de los partidarios del NO. Es el blindaje que Suecia le coloca al Acuerdo, para defenderlo de los enemigos de la paz y para que permanezca incólume ante las asechanzas de los guerreristas, voceros del NO, disfrazados de pacifistas. Las FARC-EP no deben cambiar ni una letra del Acuerdo de Paz.
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Ahora resulta que los gobernantes europeos que forman parte de la OTAN, felicitan al pueblo colombiano por el premio Nobel, y se declaran grandes defensores de la paz. ¿De cuál paz? ¿La que han sembrado en los países del Oriente Medio: Palestina, Siria, Yemen, Líbano, Kurdistán o la destrucción de Libia? ¿La paz que ha provocado el desplazamiento de millones de seres, acosados por las guerras infames que Europa (OTAN/EE.UU)) les imponen para realizar el saqueó de sus riquezas naturales? ¿La paz de: ISIS, el Califato, Al Kaeda, la Hermandad musulmana, organizaciones terroristas creadas, financiadas por EE.UU y la OTAN? ¿La paz que ha provocado el desplazamiento de millones de seres que se lanzan al Mediterráneo en frágiles embarcaciones o realizan grandes travesías de país en país, en pos de encontrar la supervivencia que disfrutaban, pero, la guerra se la arrebató?

Ahora resulta que, la Iglesia, que predicó el voto por el NO, lo hizo para conseguir la paz. Esta Iglesia, es la misma que masacró a los comuneros del Socorro. Se opuso a la guerra de independencia contra España. Durante 75 años ha sido la gran promotora del odio religioso contra los liberales por herejes y los comunistas por ateos. Ha predicado la guerra contra los campesinos por sus luchas agrarias. Predicó el odio de la “época de la violencia” que dejó 250.000 muertos y el asesinato de Gaitán, como respuesta obtuvo el bogotazo de las muchedumbres airadas. Es la misma que respaldó las políticas represivas: de Ospina Pérez y Laureano Gómez; de Rojas Pinilla; del Frente Nacional que, durante 59 años, ha gobernado en Colombia (alternabilidad de presidentes liberales y conservadores), perpetua negación de la democracia. Es la Iglesia que nunca pronunció una palabra en favor de la paz; nunca ha salido en defensa de la soberanía nacional ni ha condenado la presencia de 9 bases militares gringas en territorio colombiano; nunca ha dicho una palabra contra el horror del paramilitarismo, pero, recibía dádivas de Pablo Escobar y continúa recibiéndolas de los capos del narcotráfico. Es la misma Iglesia que en toda Latinoamérica se opone a las luchas populares, a la conquista de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales de las mayorías.

Ahora resulta que en la guerra, sólo ha habido un bando: la guerrilla. Según la oligarquía/jerarquía católica, debe responder por todos los horrores de la guerra.

 

LA GUERRILLA HA SIDO LA GRAN PROTAGONISTA DE LA PAZ.



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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