Para los militantes de la Justicia y la Paz, para las Revolucionarias y Revolucionarios, tiene un alto impacto la noticia del fallecimiento de un hombre que lo asumimos inmortal, con nuestro pensamiento dialéctico y desde nuestra espiritualidad. Fidel y la Revolución Cubana fueron y serán inspiraciones profundas de nuestro compromiso de lucha para alcanzar la Sociedad del trabajo, el estudio, la honestidad y la fraternidad universal. Desde muy joven aprendimos a querer y admirar al Comandante Fidel, a pesar de que muchos de nosotros no podíamos ver su rostro ni oír su voz porque no teníamos radio ni televisión, ni mucho menos acceso a medios escritos; pero las ondas de la energía revolucionaria de los barbudos recorrió las profundidades universales, ancestrales y espirituales de nuestra identidad latinoamericana y caribeña en la lucha por la justicia, la soberanía y la libertad, como nos enseñaron Bolívar y Martí.
Desde niño comprendimos a Fidel, porque las montañas de la América estaban y están conectadas; los ruidos y los silencios de la Sierra Maestra, también se escuchaban y se sentían en la Cumbre de Río Chiquito del Pilar estado Sucre y en las demás sierras, montañas y llanuras de nuestra región Latinoamericana y caribeña.
Fidel, pasa a la historia como uno de los hombres que el imperio no pudo liquidar físicamente ni espiritualmente, a pesar de los miles de intento fallidos, gracias a su alta preparación y capacidad para el combate y su gran coherencia expresada en la ética y moral a favor del pueblo. Fidel nos enseñó, entre otras cosas, que la política se hace con el pueblo y para el pueblo, con trabajo, estudio y honestidad. El nos enseñó que la política revolucionaria no se hace con trampas ni pactos con la derecha ni el reformismo. En tal sentido Fidel es el Pueblo Cubano y viceversa. Allí está lo gigante, el no defraudar ni abandonar la causa popular a pesar de bloqueos imperiales, amenazas terroristas, etc.
Sigamos el ejemplo de moral, combatividad, coherencia y espiritualidad de Fidel y Chávez hasta alcanzar la sociedad humana, libre de explotación, opresión y expoliación.
En honor a Fidel, le dejo un poema que le escribí en el año 2006, en la ciudad de Maturín, en una antología que denominé Amor y Sentimientos, y dice:
"Padre nuestro que estás en la Habana
Glorificado sea tu nombre, padre
Venga tu Revolución comunista.
Hágase tu voluntad,
en Sur América y en el mundo entero
Danos hoy, tu ejemplo de cada día
Perdona nuestras fallas
Mientras elevamos nuestro nivel de conciencia revolucionaria
No nos abandones nunca
Y líbranos del capitalismo y del imperialismo yanqui
Amén."
"Sea cual fuere la razón de mi muerte, les aseguro que moriré combatiendo". Fidel Castro
Viva Fidel
Viva Cuba
Viva Latinoamérica y El Caribe
Vivan los Pueblos del mundo