No estamos escribiendo sobre la paridad de las monedas, sino de la forma matemática usada, hasta ahora internacionalmente, como patrón para medir su poder frente al resto de las economías con las que podamos comerciar.
Resulta proverbial cómo el Imperio se despacha y se da el vuelto de los demás. Veamos la siguiente definición de commodities:
"En Estados Unidos se ha dado la definición legal un "commodities" (sic), a todo lo que sea subyacente en un contrato de futuros de una bolsa de productos previamente establecida, además de extender el concepto haciendo que sea casi totalmente incluyente de cualquier producto que pueda entenderse como un bien de consumo, llegando a tomar una gran cantidad de activos financieros bajo condición que no se los tome como "valores", entre las (sic) que se encuentran las divisas, las tasas de interés o de referencia, los índices bursátiles, y productos de inversión parecidos.". El subrayado es mío.
Allí está palmariamente manifiesta la previsión de los EE.UU y demás potencias industriales a fin de mantener en teoría como algo sin valor tanto sus monedas como las del resto de los países-con inclusión de las imperiales[1]-, a los fines de la leonina definición de commodities, y mantener en paralelo el interesado algoritmo que venimos usando para el cálculo matemático de la paridad cambiaria sólo en favor, no huelga decirlo, de esos mismos países capitalistas con alto poder económico y transnacional. Eso es lo que aparece manifiesto en la excepción: "… llegando a tomar una gran cantidad de activos financieros bajo condición que no se los tome como "valores", entre las (sic) que se encuentran las divisas,…". Subrayado mío.
Así las cosas, nada perdemos y mucho ganaríamos si abandonamos esa tiesa e interesada definición tanto de los commodities como el alegorismo de la paridad cambiaria de los valores monetarios que, si bien ahora son meramente fiduciarios, son signos, lo son, precisamente, porque son depósitos de valor, medios de pago, de atesoramiento, y expresión y medida del resto de los valores o mercancías en general con cuya mediación se lleva acabo todo el comercio local, regional, nacional e internacional y multinacional.
No cabria la menor duda que de que esa definición sobre los commodities y el algoritmo de la paridad monetaria van de la mano, ya que la expresa excepción de las divisas como valores ha buscado, y por ahora logrado, que la paridad cambiaria del dólar ($), por ejemplo, no esté sujeto a la cotización que como commodities lograren a nivel internacional cualesquiera otras divisas.
Así, los dólares que entren a cualquier país vendedor podrían servir como base para medir el valor de la moneda de esos países, de manera que, en el caso venezolano, ya no serían las reservas netas que en dólares le quedarían después de haberles importado y pagado mercancías a EE. UU, con la correspondiente merma de lo que hoy se denomina Reservas Internacionales, mantenidas para seguir comprándole a esa potencia y con lo cual, si deseáramos usar nuestro propio capital dinero para entrar en la fórmula modular del capital = Bs.F-M-BsF’ o sea: D-M-D’, sino que todos los dólares que nos entren por exportaciones variopintas serían simplemente capital amonedado con el cual hacer frente a todas nuestras importaciones. Estas reservas determinarían necesariamente, en nuestro caso, una favorable y antidevalaucionista paridad cambiaria del Bs.F/$.
Nuestro bolívar, pues, sería de alto valor frente al $, un valor reconocible como "commodities" y de una variabilidad permanente, según la dinámica exportadora de petróleo y otros "commodities".
[1] Por supuesto, con el algoritmo de la paridad cambiaria, las divisas con imperiales saldrán siempre revaluadas y devaluadas todas las de los mercados y países a los cuales el imperio controla en sentido amplio.