Poco falta para que baile reguetón sobre una urna para que cumpla su sueño de convertirse en el "Secretario Viral" de la OEA, que sólo aplica e infecta a Venezuela con su exclusivo Bullying diplomático. Si eso funcionara, no me cabe la menor de que lo haría: veríamos a Almugre perreando con la camiseta levantada para mostrar los atributos básicos de lo que fue en su adolescencia, mientras sueña que a quien somete es a un país entero. La conversa internacional está muy nutrida de imágenes fugaces; los problemas de los países son fantasías de tipos como éste; los crímenes que yacen bajo el mensaje masivo de las violentas redes, se cubren con fantasías de colores, palabras y trajes de la televisión.
Hace algunas semanas pudimos observar el burdo diseño de estas imágenes de lo efímero, con la Tintori entre dos iconos del racismo: el anaranjado Trump, casi que caminando al paso, cumpliendo rápidamente el espaldarazo fotográfico de los empresarios de corto tiempo; y el moreno Marco Rubio, quien, más allá del último hombre blanco, se aposta lejanamente como el sirviente de confianza que puede entrar en la sala donde hablan los señores. La fotografía es todo un símbolo de las relaciones racistas y clasistas imperiales, la muestra de cómo deben ser las relaciones internacionales actuales para los EEUU: los hombres blancos imperiales en primer plano, rodeando a la "heroína" que fuerza una pose que pareciera especialmente aprendida, y, más allá, lejos del centro, el otro latino, con evidente sonrisa de sirviente en situación de triunfo, alejado, con su sonrisa mestiza, de la posibilidad de parecer blanco (¿cómo un blanco va a reírse, como si fuera latino? ¡¡Deoooox!!). Algo deben haber instruido a la Tintori al respecto: ¡¡Nada de sonrisas con los hombres blancos!! ¡Ellos no se ríen! Entonces regala esa pose a la posteridad, con pretendida dolorosa expresión de abandono y sufrimiento, con los brazos sueltos a los lados del cuerpo como corresponde a la gente sin relación emocional con nada. La imagen de conjunto de la Tintori es de diseño: hay algo que hace parecer que usa una capa, pues se observa la sombra a sus espaldas (y puede ser cualquier cosa), llegando hasta debajo de sus rodillas. La camisa… un poema de "Guerra de Tronos"; alguien debe haber pensado que una verdadera heroína hollywoodense usa ropa con evocaciones medievales y tiene el pelo pintado de muy amarillo. Así que la fotografía muestra una especie de renovada Superchica, con visos de moda actual de protagonista de serie de TV HBO. Lo de lujo es el detalle al pie de la foto, pero justo detrás de la chica de "guerra de Tronos": algo marroncito que parece una antigua maleta. No sé si le hicieron un favor con esa foto, en la que Trump parece contento con el disfraz que ve a su lado, o se hace el moderno requetonero, levantando el dedito como piensa él que se da el espaldarazo a los latinos. La foto pudiera llamarse "Heroína mejicana con maleta de inmigrante es recibida por el Emperador". Hasta los cabellos se veían más pintados que nunca, resaltando su natural mestizaje que parecía utilizado por su anfitrión, Marco Rubio, quien sonreía por la proeza de enseñar una mujer latina al lado de Trump en los duros momentos de anuncios políticos contra la inmigración. El Marco debe haber quedado muy bien en los barrios mayameros.
Así las cosas, ¿qué puede esperarse de Almugre? Ya quiero ver su foto con la visera rígida de requetonero.