Una anécdota pakistaní

Recientemente el presidente pakistaní Pervez Musharraf, uno de los más prominentes lacayos del imperialismo estadounidense, ha ilustrado en una pequeña anécdota lo que es la diplomacia del chantaje y el cañón del gobierno de Bush.

Por las semanas que siguieron a los ataques del 11 de Septiembre en los Estados Unidos -primeros tiempos del "están conmigo o están contra mí"- en ese contexto de terror abierto como política exterior estadounidense, se apuntaba hacia Pakistán como una pieza clave para el imperialismo. Escritores serviles, como Mario Vargas Llosa, señalaban los vínculos entre el gobierno del militar golpista Musharraf y la dictadura talibán, azuzando a la opinión pública en contra de Pakistán, por su apoyo al régimen afgano. Siempre arrastrado y cínico, Vargas Llosa se abstenía de establecer una proporción entre el apoyo pakistaní al régimen afgano, y los miles de millones de dólares que el gobierno estadounidense invirtió en la causa de los muyahidines fanáticos, muchos de ellos extranjeros como Bin Laden, cuando éstos combatían al gobierno prosoviético; apoyo que tuvo éxito y resultó en una dictadura fundamentalista.

La creación de estas matrices de opinión servía al propósito de contribuir a crear un clima propicio para el chantaje.
Musharraf, en visita oficial a los EEUU, confesó hace unos días a un entrevistador del canal de televisión CBS que en aquella época un alto funcionario de la Secretaría de Estado advirtió al director de inteligencia pakistaní: "Prepárense para ser bombardeados. Estén preparados para volver a la edad de piedra". De esta manera, el funcionario Richard Armitage explicaba las consecuencias de una posición que no fuera entreguista y genuflexa, en la parte pakistaní.
"Creo que fue una aseveración muy grosera", añadió Musharraf ante el entrevistador.

Armitage, con el tono gangsteril propio de un funcionario del alto gobierno estadounidense, desmintió a Musharraf ante CNN: "Nunca he hecho una amenaza en mi vida que no pudiera respaldar, y ya que yo no estaba autorizado para decir algo semejante, pues no podía respaldar esa amenaza, entonces yo no la hice". "Yo le dije (al director pakistaní) que para los americanos era blanco o negro, que Pakistán estaba con nosotros de lleno, o no".

Y el gobierno pakistaní se entregó de lleno. Pero Musharraf ahora está reconsiderando su incondicionalidad táctica, al concertar pactos y acuerdos con las tribus del norte fronterizo con Afganistán, quienes son acusadas por EEUU de colaborar con "el terrorismo". Esto explica la exposición pública de esta anécdota.

Lamentablemente el aliado de Bush administra su independencia con gotero.
El mismo viernes que la prensa reseñó la entrevista, Bush y Musharraf ofrecieron una rueda de prensa desde la Casa Blanca. Ante una pregunta sobre la amenaza de bombardeo, Musharraf se escabulló apelando a los derechos editoriales de su libro de memorias: "Me gustaría... estoy lanzando mi libro el 25, y estoy comprometido con (la editorial) Simon & Schuster a no comentar el contenido del libro antes de esa fecha".
Ante las carcajadas sorprendidas de los periodistas, Bush trató de sacar la pata del barro: "En otras palabras, compren el libro es lo que él está diciendo"

¡Pobres diablos imperialistas!


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Simón Rodríguez Porras

Músico y militante del Partido Socialismo y Libertad.

 @guitarraylapiz

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