Por mi condición de docente, maestro de muchachos casi toda la vida y por tener elementales nociones de derecho, pues estuve en una de esas escuelas que forman abogados y hasta por la educación que recibí de niño, no acuso ni me hago portavoz de las acusaciones que hacen otros, salvo tenga la sartén por el mango. Digo esto porque estoy entre quienes no tienen motivos para afirmar que alguna gente y entre ella el ex presidente de PDVSA, tenga alguna cuenta pendiente, en lo que se refiere a haber hecho negocios legales fraudulentos o no con esa empresa.
Hago acotación de lo legal o fraudulento porque hay supuestos chavistas, connotación que en Venezuela inadecuadamente ha sustituido a la de revolucionario o izquierdista, quienes parecen creer y hasta vivir de esa manera; que se puede ser dirigente en ese universo y tener negocios jugosos con el gobierno. Eso pensó por ejemplo Jonathan Marín, ex alcalde de Guanta. Parecieran, por lo menos, intentar que tal práctica sea usual y moralmente aceptable. Es más, pareciera haber mucha gente metida en la corrupción sin tener conciencia que lo hace porque opera "sanamente" desde la lógica del capitalismo, como recibir obsequios por cualquier trámite y aprovecharse de lo que no le está permitido o usar su poder e influencia para que sus familiares hagan negocios lucrativos.
También debo advertir, sobre todo a los jóvenes, que las acusaciones por corrupción en Venezuela, aquellas que no llegan a los tribunales, generalmente tienen como fin desacreditar a alguien o desviar la atención de la gente y del curso que debe tomar el debate. Esto último, pudiera tener mucho de pertinencia ahora, incluso quienes de eso se defienden o mejor son acusados, también lo usan de acuerdo a su conveniencia.
Para quien esto escribe, que ya es como demasiado viejo y usado, Ramírez pudiera estar excepto de culpas en materia de negocios, hasta de los dos tipos; eso no lo sé exactamente. ¡Lo sabrá él y su conciencia y hasta Tarek, el Fiscal! Pese, desde mucho tiempo atrás, se ha venido mencionando a personas de su entorno, como el específico caso de su primo hermano ahora investigado por el Fiscal General de la República. Pero no me cabe la menor duda si tiene mucha responsabilidad en lo que aquí ha pasado.
Pero Ramírez, quien pareciera no tener un pelo de tonto, en sus recientes escritos divide la historia venezolana de los últimos veinte años en dos lapsos, con el mismo simplismo que él dice que podrían tener sus críticos, entre los cuales inapropiadamente se mezcla el suscrito; durante Chávez y con posterioridad a este. Por supuesto, cae en el simplismo, con el perdón de los lectores por repetir la palabra, de responsabilizar a la etapa de Maduro de todos los males que ahora padecemos. Como quien cree que la explicación o causa del tsunami, está allí mismo donde se levantó la última ola. Habría que preguntarles a Jorge Giordani y al mismo Ramírez, qué significado tuvieron sus advertencias cuando dijeron, refiriéndose a tiempos anteriores a la presidencia de Maduro, "ya está bueno con la regaladera" o haber dicho que a PDVSA la usaron con ese fin. Y esto tiene una connotación muy amplia, porque alude a multitud de prácticas que conllevaron a un derroche descomunal de recursos, sobre todo en divisas, como aquellas relacionadas con CADIVI y la otorgación de divisas de modo indiscriminado en aquel carnaval rentista que privilegió lo electoral y favoreció oscuros negocios y corruptelas. Y en ese lapso estuvo Ramírez. Giordani casi ha admitido su responsabilidad y ha explicado sus salidas y entradas al gobierno en esos motivos o mejor en lo que él llamó sus "desencuentros". Este tuvo la valentía de advertir que nadie es perfecto, ni siquiera él mismo y reveló sus serias discrepancias o "desencuentros" con el presidente Chávez.
Maduro, en buena medida, no hizo otra cosa que seguir la misma fiesta, sólo que la caída de los precios del petróleo y la disminución paulatina de la producción, efecto de unas circunstancias incubadas en el pasado, de cuando Ramírez era gran jeque de la economía, por haber creído que el mercado petrolero se mantendría como estaba por largos años, no le permitió seguir financiándola como antes lo habían hecho y tampoco tomó las medidas pertinentes para corregir las fallas, deficiencias en el sector petrolero y todo el área productiva, que se habían incubado y haber sido hasta ahora incapaz, quizás por diferencias internas, en diseñar políticas de distinta naturaleza, como en materia cambiaria. Es decir, tanto Ramírez como Maduro y unos cuantos más, tienen bastante responsabilidad en la creación del drama que padecemos.
Simplemente aquí ha sucedido algo tan elemental como cuando el barco comienza zozobrar y quienes están en el puente de mando, con bastante responsabilidad compartida, en lugar de autocriticarse, criticar, compartir las penas, acordarse y optar por tomar las medidas pertinentes y hasta dado el caso, ponerse a un lado y darle a la tripulación su derecho a cambiar de comando, estado en juego sus vidas, optan por echarse las culpas unos a otros y fragmentarse en grupos, queriendo solamente, cada uno de ellos, salvarse del naufragio, en lugar de sacar la nave a flote.
Los últimos escritos de Ramírez, sobre todo el último, "La trampa", están desde mi perspectiva llenos de mensajes confusos. En su trabajo anterior dijo algo que significó un rompimiento con Del Pino y Nelson Martínez, a quienes señaló como haberse prestado al gobierno para sus macabras prácticas, como la de acabar con PDVSA. No obstante, en ese trabajo cuyo título hemos citado, vuelve a sugerir que las investigaciones por corrupción adelantadas dentro y alrededor de la empresa petrolera, no tienen otro fin sino que desmantelar la industria y hasta descalificarla. Planteado el asunto de esa manera, parecieran asegurar que lo que Tarek William ha hecho y tiene por hacer, no es otra cosa que descalificarle, pues según él mismo, investigados y suplantados "son ramiristas" en el criterio de quienes controlan el gobierno.
Lo cierto de todo esto, según nuestra percepción, no la de un político que persigue algo o al servicio de alguien, sino un venezolano, docente en el área de historia, para quien por encima de todo debe prevalecer la verdad, quizás un moralismo pequeño burgués, pudiera alegar alguien, Ramírez y sus seguidores, tampoco el gobierno, abordan el asunto como es debido. Todos ellos, hasta el mismo Giordani, tienen responsabilidades en esta tragedia, porque el arrume de piedras que nos cayó encima resultó de viejos, anteriores y malos planes que se concibieron allá arriba. Lo que sí es cierto, de eso habló Ramírez, sólo que se excluye y eso no es justo ni aceptable, él también está entre quienes tienen sus grupos y parcelas, se pelearon y pelean por el poder. Y en esa disputa, no es sólo es por este, las potencialidades de la economía venezolana, sino que en el más sano de los juicios actúan por los proyectos políticos que atesoran, también la posesión de la figura que hasta sacan del juicio de la historia, sabiendo que nada malo hay en equivocarse habiendo tiempo para corregir y enderezar el rumbo. Cada grupo o fracción, quiere dejarla pura, inmaculada, con lo que la deshumanizan lo que ella mismo condenaría si estuviera en vida, para apropiársela y usarla de bandera electoral.
¿Qué hay de malo en averiguar y sacar a flote los errores, sin importar quién los haya cometido, al fin y al cabo sólo se equivocan los humanos, para enderezar el rumbo si se quiere ser leal con aquél en su concepción estratégica?
Eduardo Samán, como en una buena cantidad de venezolanos, hasta entre quienes votaron en su contra ahora en las elecciones municipales, goza de mi respeto y credibilidad. Siempre se tuvo como un misterio el motivo por el cual el presidente Chávez lo destituyó cuando estaba en INDEPABIS y eso produjo entonces mucha inconformidad dentro del universo de los revolucionarios. Hace pocos días atrás, el propio Samán, quien como nosotros no se cuenta entre quienes opten por Maduro, denunció que Ramírez y gente de su entorno familiar metieron la mano en la toma de esa decisión en virtud de aquél estaba tocando los intereses sagrados de las empresas farmacéuticas, las mismas que ahora causan graves daños a los venezolanos.
¡Qué tarde piaste pajarito! Aun siendo cierto todo lo que dices. Siendo verdad que la política de Maduro destruyó a PDVSA y en eso no tienes responsabilidad alguna, ¿por qué callaste y aceptaste ser alto funcionario de ese gobierno viviendo en Nueva York? ¿Por qué esperaste te sacaran de esa forma sin hacer lo debido y en su momento?¿No es acaso verdad que el río que llega caudaloso a la desembocadura trae esa fuerza de las cabeceras?