Francisco de Paula Santander se la dedica a su amigo y paisano General Antonio Nariño (II)

La creación de la Republica de Colombia en el mes de octubre de 1821 (GRAN COLOMBIA) fue una tarea significativa en el desarrollo de la guerra de independencia de Colombia y toda Suramérica, con este acontecimiento quedaron planteados nuevos y más amplios objetivos militares, políticos y sociales; adquiriendo mayor fuerza la causa emancipadora. Hasta ese momento solo se había luchado por la libertad de cada país en forma individual y en 9 años de guerra solo se había libertado el Oriente de Venezuela y el Norte del Virreinato de la Nueva Granada. Ahora con esta unión era un solo esfuerzo, se continuaba la contienda para lograr un amplio conjunto de repúblicas, totalmente independientes, pero unificados en la consecución de un fin benéfico común; ya en paz como en guerra. Lamentablemente el extraordinario proyecto impulsado por Simón Bolívar, consistente en la formación de una Liga de Naciones que estén prestas a la defensa de todas y cada una de ellas, fue ganando reservas dentro de sus representantes legisladores colombianos, quienes no tardan mucho en poner obstáculos, sin razones valederas para asumir aquella posición, no se veía nada que pudiera haber ocasionado algún disgusto, pero con el tiempo los colombianos comienzan a demostrar que son sus apetencias políticas lo que los mueve, apetencias políticas desmesuradas, injustas y despóticas, aderezadas con un poco de envidia y odio debido a la dignidad y generosidad demostrada por los venezolanos durante todo aquel proceso constitucional. Aquel descarrío de propósitos nobles pareciera estar inspirado por un ser maligno.

Algunos dirigentes políticos nativos de la Nueva Granada que manifestaron secundar con lealtad las ideas del Libertador sufrieron persecuciones, asechanzas y amenazas de los otros dirigentes ofuscados por alguien poseedor de un talento excepcional, tal era considerado poseía el General Francisco de Paula Santander y para darnos cuenta de lo que es una mente enferma por ambición política de poder, veamos el caso del colombiano General Antonio Nariño. Nariño acababa de cumplir 56 años cuando Bolívar lo nombró Vicepresidente de Colombia, con el encargo de inaugurar el Congreso Constituyente que se reuniría en la localidad de Rosario de Cúcuta; el 6 de mayo de 1821 Nariño abrió sus secciones. En ellas se debatió la Carta Magna que rigió en lo sucesivo a la República de Colombia (la Gran Colombia) hasta su disolución definitiva en 1830. Nariño que nunca calló sus ideas, pues creía firmemente que todo ciudadano debía concurrir con sus bienes y luces al servicio del Estado, presentó ante el Congreso Constituyente un proyecto constitucional en el que combinó afirmaciones generales de filosofía política con un esquema escueto de la organización gubernamental. Continuó siendo centralista en él, aunque eso sí, menos tajante que en la época de la primera República, pues declaró, que en un tiempo prudencial, una nación del tamaño de Colombia podría convenirle más transformarse en una federación de estados. "Si en lo sucesivo se creyese conveniente la federación, sin alterar nada, y con sólo decretarles el derecho de legislaturas está hecha la federación, sin que nosotros digamos ahora bueno ni malo sobre lo que en este particular deba hacerse" Nariño observó que no se podía establecer la federación en la República de Colombia por el estado de guerra en que se hallaba, por la falta de recursos, porque todavía no estaban deslindados los territorios que debían componerla, además de que faltaban las luces suficientes para que todos los estados formaran legislaturas y magistrados correspondientes a su soberanía. Por ello, no debía sancionarse ni para el presente ni para el futuro, aunque eso sí, debía dejarse una puerta abierta, para que los legisladores ulteriores la traspasasen cuando lo creyesen conveniente. Esta idea del General Nariño era contraria a la sostenía el General Santander, y si no se hacía nada iría a entorpecer su plan.

Nariño se enfrenta con algunos congresistas en Cúcuta, quienes lo acusaron, como si se tratase de un drama televisivo, de haberse sobrepasado con la viuda de un oficial británico que reclamaba las pagas retrasadas de su fallecido conyugue. Este pleito se selló con la renuncia de Nariño a la segunda magistratura de la República. Sin embargo, cuando el primer Congreso se reunió en Santafé de Bogotá a debatir las secciones ordinarias de 1823, Nariño pudo presentar una ardiente defensa, no sólo de las acusaciones que lo llevaron a renunciar a la Vicepresidencia, sino también de las viejas denuncias con las que reiteradamente era censurado en la vida pública. Finalmente, tras la deliberación de los magistrados, Nariño fue absuelto de todas las imputaciones; y tras permanecer el resto de las secciones de ese año, decidió retirarse a cuidar de su salud, que cada día empeoraba, emprendiendo un viaje hacia una localidad que tuviera un clima más benigno, como Villa de Leiva. Allí, tras días de descanso, pero padeciendo una profunda pena moral, halló la muerte el 13 de diciembre de 1823. Los congresistas confabulados en hacer ver como indigno al General del ejército colombiano, General Antonio Nariño, todos ellos pertenecían a la bancada santanderista.

Enero de 2018



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José M. Ameliach N.


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