Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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Esta semana dos votos de confianza parlamentaria permitieron al nuevo gobierno italiano finalmente asumir el poder. Este logro podría finalmente proclamar la radical restauración de las relaciones diplomáticas entre el bloque de la Unión Europea compuesto por 28 miembros y Rusia.
El Primer Ministro Giuseppe Conte, dirigirá el gobierno formado por dos partidos principales que emergieron de las elecciones realizadas a comienzos del mes de marzo: el partido populista Movimiento Cinco Estrellas y la Liga. Ambos partidos representan una extraña mezcla política tanto de izquierda como de derecha, con la Liga siendo principalmente asociada a una estridente política anti inmigrantes.
Esta ecléctica coalición fue la principal razón de por qué le tomó a los dos partidos más de tres meses para alcanzar un acordado plan de gobernabilidad.
No obstante, dos áreas de fuerte común acuerdo lo constituyen el rechazo a las políticas de austeridad económica de la Unión Europea y un deseo explícito de reinstaurar relaciones normales con Rusia.
Ambos partidos, el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga repetidas veces han declarado que ellos quieren cuanto antes poner fin a las sanciones de la Unión Europea contra Rusia, las cuales han estado vigentes durante los últimos cuatro años. Esas sanciones siguieron la línea de Washington sobre la base de dudosas alegaciones en el sentido que Rusia interfirió en la política interna de Ucrania como también huecas acusaciones contra Moscú de interferir en las democracias occidentales.
Notablemente, se trata de un soplo de aire fresco en el pensamiento político, la nueva coalición de partidos italianos ha repudiado la historia oficial de Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN que acusan a Rusia de acciones ilícitas. El Movimiento Cinco Estrellas y la Liga han condenado la satanización del presidente ruso Vladimir Putin y ambos han elogiado el papel de Rusia ayudando a estabilizar Siria, víctima de una guerra encubierta patrocinada por la OTAN.
Gran parte del sentimiento anti emigrante que surge tanto en Italia como en otras partes a través de Europa, emana de la creciente y popular comprensión que el flujo de refugiados ha estado siendo estimulado por las guerras de la OTAN dirigidas por Estados Unidos tanto en el Medio Oriente como en el Norte de África. La Liga de Italia ha declarado que se niega a hacer que el país que es la vanguardia del Mediterráneo sea un "vertedero" para los refugiados por culpa de las guerras ilegales. Parece injusto desestimar tal resentimiento como meramente una expresión "xenófoba" y "racista". El pueblo tiene derecho a resentirse por los aborrecibles resultados que produce la instigación de la guerra promovida por Washington y serviles gobiernos europeos.
El nuevo gobierno de Roma también es de la opinión que las sanciones impuestas contra Rusia por parte de Washington y Bruselas solo han exacerbado los problemas de Europa, desde el inmenso daño a las relaciones comerciales hasta sus repercusiones para las empresas y el mundo laboral en Europa. Por esta razón, los partidos que conforman el nuevo gobierno de Italia han declarado que van a vetar las sanciones de la Unión Europea.
De manera crucial las medidas de la Unión Europea contra Rusia requieren de la unanimidad entre los 28 estados miembros. Sin el apoyo de Italia, la posición de Europa de hostilidad hacia Moscú dejará de existir.
Eso, inevitablemente agudizará aún más la escisión entre Washington y la Unión Europea. Las tensiones en la alianza transatlántica ya están alcanzando el punto máximo afectando a la política del presidente Trump de imponer tarifas arancelarias como también su irritante reincidencia sobre acuerdos internacionales tales como el Acuerdo Climático de París y el acuerdo nuclear con Irán.
Sin embargo, está por verse qué presión podrían ejercer Washington y otras potencias europeas sobre el naciente gobierno italiano. Las instituciones financieras y los mercados podrían desestabilizar al gobierno del Premier Conte. Ya esta semana, incrementadas multas sobre la deuda de Italia fueron aplicadas luego de la formación del nuevo gobierno.
El mes pasado se notó una señal de lo mucho que está en el juego geopolítico cuando el presidente titular Sergio Mattarella de manera controversial intervino para bloquear la formación del nuevo gobierno. Mattarella es un filo atlanticista de la vieja escuela y un ardiente promotor de la OTAN desde cuando él era ministro de la defensa. Finalmente, el intento de bloqueo fracasó debido a un contragolpe popular y el nuevo gobierno populista logró alcanzar el consentimiento parlamentario para seguir adelante y formar gobierno.
En todo caso, ya hemos pasado por algo parecido. Recordemos cómo anteriormente el gobierno populista de Grecia, encabezado por Alexis Tsipras, también despertó esperanzas de anular las políticas de austeridad económica de la Unión Europea y restablecer las relaciones con Rusia. Tsipras rápidamente cedió ante toda la gama de presiones que se le aplicaron tanto de parte de Washington como de Bruselas.
Aún así, esta vez promete ser diferente. A través de toda Europa y particularmente en Italia la ira popular ante las políticas capitalistas neoliberales está alcanzando el punto de ebullición. Por ejemplo, Francia hace meses que se retuerce por las huelgas industriales.
También existe un distanciamiento en aumento entre Washington y Bruselas lo cual hace que adherirse a la muy cacareada alianza transatlántica resulta crecientemente difícil de justificar.
Potencialmente, ahora Italia tiene la llave para radicalmente retar las políticas de la Unión Europea para beneficio del ciudadano común rechazando la opresión neoliberal y, secundariamente deshacerse de la irracional hostilidad que el bloque ha demostrado hacia Rusia siguiendo servilmente el mandato de Washington.
El primer debut oficial del Premier Conte será asistir a la cumbre del G7 a celebrarse en Canadá este fin de semana. La creciente desunión y distanciamiento entre Trump y los otros miembros del G7 hará más difícil para cualquier eje transatlántico, descarrilar al nuevo gobierno italiano y a su proyecto de normalizar las relaciones con Rusia. Normalización hace mucho tiempo esperada.
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