La autoderrota del imperio norteamericano

Trump está tratando de cuadrar el mundo globalizado a través del capitalismo norteamericano con base nacional. Eso no funcionará.

El ex presidente Teddy Roosevelt (1901-09) describió la esencia de la política exterior de Estados Unidos de este modo: “se habla con suavidad y se esgrime un gran garrote”. Con el actual presidente, Donald Trump, pareciera que se trata solo de “hablar duro”.

Qué está Trump manteniendo en reserva es una cuestión discutible.

La diferencia se reduce a una cuestión de credibilidad. Hace un siglo, Estados Unidos era una formidable potencia militar, diplomática y económica. Por ende Roosevelt podía permitirse hablar con suavidad debido a que había otros medios indiscutibles a su disposición para reforzar el poderío de Estados Unidos.

Actualmente, Estados Unidos sigue siendo una potencia militar formidable, eso es seguro. Pero en cuanto a su economía el papel del dólar norteamericano como mecanismo global de pagos, la evidencia sugiere que ha perdido bastante de su antiguo dominio.

El presidente Trump pareciera estar tratando de compensar la declinación general del poderío de Estados Unidos mediante la adopción de una retórica belicosa y estridente para que otros cumplan con las demandas norteamericanas.

Esta semana se presenció una extraordinaria caída en el mercado de valores norteamericano. Eso sugiere que la supuesta fortaleza de la economía norteamericana no es lo que se alardea bajo el gobierno de Trump. Se informó que el extraordinario factor que determinó el colapso del mercado de valores norteamericano, fue la incertidumbre generada por la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China.

La semana pasada, el presidente ruso Vladimir Putin lamentó la política de Estados Unidos al imponer sanciones contra otras naciones y su exceso de confianza en el dólar como la principal divisa global y como herramienta de intercambio. Putin señaló que Estados Unidos estaba cometiendo un “error estratégico” al emplear el dólar como armamento con el cual castigar a otras naciones y hacer que cumplan el dictado de Washington.

“Se trata de un error típico de todo imperio”, expresó el presidente ruso durante la Conferencia Semanal Rusa sobre Energía celebrada en Moscú.

Quedó implícito en los comentarios de Putin, que Estados Unidos está actuando como un imperio decadente.

Inseguro acerca de su antiguo dominio, Estados Unidos está recurriendo a la fuerza bruta para apuntalar su declinante poderío. Pero, al hacerlo, Estados Unidos está actuando por encima de su credibilidad y en consecuencia está obligando a otros a buscar la manera para obviar su extralimitado mandato.

Cuando el dólar reemplazó al oro como patrón financiero global a comienzos de la década de los setenta, la divisa norteamericana adquirió una situación privilegiada en el comercio mundial. Pero, junto con ese privilegio, vino la responsabilidad de ser un banquero respetado universalmente, lo cual conllevó un cierto carácter apolítico del dólar.

La pérdida por parte de Estados Unidos de su poderío económico nacional ha hecho que Estados Unidos abuse del sistema global del dólar para favorecer sus mezquinos intereses. Eso, a su vez, provoca la pérdida de confianza de parte de otras naciones. Washington está politizando el sistema de la divisa norteamericana con el propósito de ampliar sus propios intereses nacionales.

La sobre dependencia de Estados Unidos en las sanciones económicas contra otras naciones, las está obligando a buscar las maneras de circunvalar el sistema global de comercio e intercambio dominado por Estados Unidos.

Vemos a la Unión Europea instalando un sistema no dolarizado para proseguir con las relaciones comerciales con Irán, luego que Trump abandonara el acuerdo nuclear internacional con Teherán. Lo vemos en la manera en que Rusia y China están instalando un sistema de pagos para las transacciones petrolíferas y de otros bienes obviando el uso del dólar.

Se habla tanto de “capitalismo de mercado libre” sobre el cual Estados Unidos se considera el exponente global. Si Estados Unidos no se sale con la suya sobre los mercados, entonces impone sanciones con el propósito de “corregir” el rumbo. El suministro energético de gas natural desde Rusia hacia Europa constituye un ejemplo clásico. El suministro de gas ruso es comercialmente viable para cubrir la demanda europea. Sin embargo, Estados Unidos desea desplazar el gas natural ruso de ese mercado y reemplazarlo con su propio gas más caro y la única manera de hacerlo es aplicando sanciones contra Rusia y contra las empresas europeas participantes. Eso no es economía de mercado. Se trata de un decreto hegemónico imperialista.

Lo anterior socava al dólar norteamericano y a los principios del supuesto capitalismo norteamericano.

Lentamente, pero con certeza, el mundo se está alejando del dólar como divisa universal. Por culpa de los abusos que comete Washington con el dólar y su preeminencia en la banca como arma política para llevar adelante sus objetivos nacionales.

Putin señaló que la política de sanciones de Estados Unidos contra muchos países y el abuso que comete con el dólar como divisa de reserva global es un “error estratégico” perpetrado por un imperio declinante. En la medida que más países de manera creciente abandonen el dólar para eludir las sanciones de Estados Unidos, el resultado será el continuo socavamiento de la posición internacional de la divisa norteamericana en el sistema bancario. El clásico caso de extralimitación por parte de Washington eventualmente lo conducirá hacia su propio deceso económico.

Si la historia nos dice algo, es que a cada imperio le llega su día. Las extra limitaciones imperiales constituyen la señal inconfundible de un imperio en declive.

El presidente Trump está estrepitosamente chocando por el comercio con China y con casi todas las naciones, incluyendo las europeas y Canadá. Trump vocifera acerca de relaciones comerciales “injustas” debido a que no cuenta con un garrote grande de reserva como condición inherente al poderío norteamericano. El dólar ya no es único.

Rusia está “desdolarizando” su economía, lo cual significa que se inclina por comerciar con otras naciones sobre la base de un intercambio bilateral de divisas. Lo mismo se está haciendo con China y con otras naciones. El resultado es que el dólar está perdiendo su poder internacional y con esto, la economía norteamericana está perdiendo su antigua posición. El imperio está menguando y el único culpable de eso es el mismo Estados Unidos debido a su abuso de poder.

El recurso de la amenaza es el único garrote que le queda a Washington –su poderío militar. De ahí que el mundo esté enfrentando una situación peligrosa. Si Estados Unidos no se sale con la suya, pareciera estar empujando al mundo hacia la guerra.

Por supuesto que todo podría ser muy diferente si Estados Unidos dejara de tratar de reafirmarse como potencia unipolar y comenzara a comprometerse con otros países sobre la base de un mundo multipolar.

Trump está tratando de cuadrar un mundo globalizado a través del capitalismo norteamericano con base nacional. Eso no funcionará. Mientras más lo intente, más decaerá el dólar y el poderío de Estados Unidos en su declinación, convertirá al militarismo norteamericano en un compensatorio peligro mayor.

Traducción de Sergio R. Anacona

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