Brasil eligió a su propio verdugo

"Nos dividieron para dominarnos y aplicarnos el modelo de explotación, dependencia y coloniaje".

Hugo Rafael Chávez Frías (Círculo Militar de Caracas, 20 de enero 2006)

Algún atrevido por ahí dijo que "los pueblos se dan el Gobierno que se merecen" y otros más ingenuos sostienen que "los pueblos son la voz de Dios"; no obstante este humilde cristiano se atreve a decir que "los pueblos también se equivocan".

La reflexión viene como anillo al dedo por lo que acaba de ocurrir en el vecino Brasil, luego de unas elecciones donde también cabe la frase del escritor colombiano Gabriel García Márquez "El Gabo": fue la "Crónica de una muerte anunciada".

"Ya todo está consumado" dijo por su parte el maestro de Nazaret y ahora los habitantes de América Latina, seremos testigos de un inédito calvario que comenzará a transitar el pueblo brasileño con el nuevo gobierno de Jair Bolsonaro.

No queremos ser pájaros de mal agüero para los hermanos habitantes del país carioca, pueblo por el cual sentimos una gran admiración por su cultura popular, por sus mujeres y por sus carnavales que son símbolo de alegría en el mundo y además deseamos de corazón que nunca se pierda.

Es difícil convertirse en vidente de la noche a la mañana, pero como la historia la escriben los vencedores sabemos también que la mayoría de ellos, muchas veces también se equivocan.

El asunto es que ya la suerte está echada y deseamos lo mejor para el pueblo brasilero - a pesar de las profundas diferencias que podamos tener en el campo político con la decisión tomada - en la escena de la samba seguimos siendo optimistas y pensamos que la luna de miel durará muy poco tiempo.

No es imposible observar como un pueblo puede tropezar dos veces con una misma piedra (la dictadura), pero en el mundo hemos podido notarlo aunque al paso del tiempo vengan después los arrepentimientos, convertidos en aprendizaje.

Contar con más de un 55% de los votos a favor (en un escenario de más de 100 millones de electores), como ocurrió con Bolsonaro, "no es concha de ajo".

En el fondo persiste la duda por saber qué pasó con un pueblo a quien por todas las encuestas se apostaba a un candidato, a quien por obra y gracia de la justicia brasileña y de sus enemigos políticos se condenó al ostracismo y a la cárcel; tal como ocurrió con Ignacio Lula Da Silva, quien a la final de la jornada se inclinó por el líder comunista Fernando Haddad.

El cuadro latinoamericano que aspiraba resucitar de las garras del imperio norteamericano ha retrocedido de nuevo y ha dado un pasito para atrás. Muchos esperamos sea para experimentar nuevos sacrificios, los cuales seguramente serán recompensados en el tiempo con una mayor madurez por parte del pueblo revolucionario de América Latina y entre ellos, Brasil.

El escenario que había surgido con Hugo Chávez en Mar de Plata (Argentina) después de la derrota del Alka junto a Kisrcner, Lula, Correa, Evo, Daniel y otros líderes suramericanos ha sufrido un terremoto, gracias a los hilos silentes del imperio quien se ha valido de traiciones, juicios amañados y campañas de IV y V generación para imponer sus títeres y cipayos. (EEUU, Europa e Israel).

La dinámica social y la vida de los pueblos continuarán hasta un nuevo episodio histórico, donde ese mismo pueblo que a veces se equivoca, será de nuevo el protagonista en su ruta por la libertad y la justicia social que tanto se merece al lado de sus líderes históricos.

Muchos son los errores cometidos y las fórmulas aplicadas para enfrentar al enemigo histórico de los pueblos, quien se pasea de nuevo por el mundo bajo las formas del capitalismo, el neoliberalismo y el fascismo de nuevo cuño.

Si bien en el proceso brasileño especialmente vivido con los últimos gobiernos de Lula Da Silva y Dilma Roussefh se observó una aproximación a las clases más pobres del Brasil; el trabajo de organización en la base a través de los partidos de izquierda y otras fuerzas sociales, no cumplieron su cometido y como lo señaló Frei Betto - teólogo de la liberación - "para comprender el capitalismo tenemos que utilizar el marxismo".

Lo que si es cierto es que el nuevo capítulo escrito por el pueblo brasileño apenas comienza. El mismo será como un espejo para los demás pueblos de América Latina y para el mismo pueblo carioca, quien estamos seguros no vería con buenos ojos a su gran Brasil, postrado ante el imperio norteamericano y ante el reinado de Donald Trump desde la Casa Blanca.

Otro espejo al que no quiso mirar el pueblo brasileño fue el de su vecino Argentina, con Mauricio Macri, quien seguro aspira tomar un poco de oxigeno gracias al triunfo de Jair Bolsonaro, Presidente que todavía no ha tenido tiempo para quitarse los guantes que esconden sus garras.

Por ahora sólo estaremos atentos y observando "el desarrollo de los acontecimientos", como acostumbra a decir Walter Martínez desde su programa Dossier.

La Opera Bufa apenas comienza y el único protagonista es el pueblo brasileño a quien deseamos lo mejor, muy a pesar de saber que eligió a su propio verdugo.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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