"Que los hijos del grande Bolívar
han ya mil y mil veces jurado
morir antes que ver humillado
de la Patria el augusto Pendón"
(Del Himno Nacional de Bolivia).
Yo te he visto pasar por estos valles
poblados de manzanos y de sauces
te he visto sonreír y dar la mano
a pequeños y grandes de esta tierra
En Cochabamba la quietud sonríe
el suave frío de Vinto nos invita
a recorrer las calles de tu pueblo
Quien diría, Patricia, que este día
te haría la Cristo Viva de Bolivia.
Hoy, los cegados por crueles infamias
han quemado este sagrado suelo,
vulnerado tu casa, tus cabellos
y cual penitente tu dignidad arrastran
A empujones te llevan al calvario
La verduga traición de los que amas
se ensaña contra ti, tu rostro escupen;
te gritan improperios
tu cuerpo de mujer es flagelado
ante la vista de los que tienen miedo
del frenesí fascista y despiadado
que pretende quemar, Patricia,
tus sagrados principios
Pero, entonces tú, templada Nazarena
te levantas de todas las caídas
y con tus siete palabras los confrontas
con tu verdad, más fuerte que la muerte,
los sacudes
"No tengo miedo", dices serenamente, el
"no voy a callar" , los petrifica
Y un "Si quieren matarme, que me maten"
arrojas a sus rostros de cobardes.
Vas creciendo, te vas agigantando.
Te han bañado de rojo, hermosa Cristo
como de vinagre a Jesús en su agonía
No te doblegas, no caes, tu cabeza está erguida
eres, María Patricia,
la savia del árbol de la Patria.
Y desde allí, en tu adorado Vinto,
ante la incredulidad de los sayones
que nunca imaginaron tamaña valentía
lanzas a la irredenta América tu proclama
que ahora rezan a gritos los hijos de Bolívar:
"Yo por este proceso doy mi vida"
Gloriosa mujer de Nuestra América
que pequeños dejaste a esos canallas
que lección de grandeza has dado al mundo
Patricia Arce Guzmán