Los Estados Unidos y Europa Occidental desde la década de 1920 conformaron múltiples laboratorios para la investigación, seguimiento y construcción de las más diversas iniciativas para intentar enfrentar, detener, infiltrar y derrotar el avance de los movimientos comunistas y socialistas que amenazaban el predominio en el manejo del poder de las grandes burguesías de estas naciones y otras regiones del mundo globalizado. El miedo a estas Formas de Estado se convirtió en el principal mecanismo de contención ideológica ante el avance y posicionamiento que lograban los movimientos y partidos políticos promotores de estas ideas, así como los impulsores del independentismo anticolonial. Los centros académicos, medios de comunicación, movimientos artísticos, movimientos gremiales y sindicales, los escenarios de conflictos armados locales, regionales y multinacionales, así como cualquier área de lucha por el manejo de pequeños, medianos y amplios espacios de poder, fue considerado objetivo para conquistar o defender, por parte de los defensores de estas ideas y quienes las enfrentaban. Esta situación se mantuvo muy activa hasta finales de las década de los 80 y comienzos de los 90 del siglo XX, cuando de la mano de líderes formados bajo las ideas comunistas por el PCUS y la URSS como Mijaíl Gorbachov y Boris Yelsin, la Unión Soviética termina de desmoronarse y quebrarse como proyecto exitoso del Comunismo y el Socialismo, convirtiéndose años más adelante en una poderosa Nación Capitalista asociada con varios estados como Federación Rusa y con presencia e influencia global.
A partir de allí surgieron diversas explicaciones, hasta tesis muy ideologizadas y alejadas del rigor científico que anunciaban con mucho apoyo comunicacional y propagandístico global, que habíamos llegado al fin de la historia, es decir que ya los seres humanos no necesitaban buscar alternativas para construir mejores sociedades y distintas a las representadas por el modelo norteamericano y el de las naciones fundadoras de la Unión Europea. Era como decretar un detenimiento absoluto del tiempo histórico y del indetenible/dialéctico transcurrir de la cultura, es decir de la compleja vida de los seres humanos en sociedad. Luego estas construcciones de ideología y propaganda fueron intensamente cuestionadas, hasta el extremo de lograr que su propio constructor/autor (el sociólogo norteamericano Francis Fukuyama) se retractara de este planteamiento emocional, ideológico y de propaganda política alejado del rigor científico.
Al derrumbarse el modelo de Forma de Estado Comunista/Socialista que lideraba Rusia por medio de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y en paralelo la República Popular China evidenciando un avance (bajo el liderazgo del sustituto de Mao Tse-Tung, Den Xiaoping), desde su perspectiva histórica muy propia y particular, hacia prácticas económicas que se corresponden con el capitalismo occidental, se hace indispensable construir otros referentes que promuevan el miedo, la angustia, el odio y el aplanamiento afectivo entre las poblaciones y la opinión pública de los Estados Unidos, Europa y el resto del mundo. La lucha contra el Comunismo/Socialismo permitía justificar las intervenciones, agresiones, desestabilizaciones, bloqueos, robo de activos públicos, golpes de estado y el establecimiento de agresivas dictaduras militares como formas de gobierno en diversas naciones del mundo globalizado. Así surgieron el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania, la dictadura de Franco en España y una variedad de dictaduras militares en diversas regiones de Europa, Medio Oriente y en particular en América Latina y el Caribe.
Desmontadas las Formas de Estado inspiradas en las narrativas e interpretaciones particulares del socialismo y comunismo marxistas-Leninistas-Maoistas en las principales naciones con características y capacidades de potencias globales reconocidas como Rusia y China, y alejadas de estos proyectos las potencias emergentes como la India, se hace necesario e indispensable para el liderazgo económico-político-militar e intelectual de los EEUU y sus aliados, construir otra narrativa que infunda miedo entre sus poblaciones, en particular las opiniones públicas de esas naciones y sus socios internacionales, permitiendo ejecutar las acciones de desestabilización, bloqueos, invasiones militares y sustitución de gobernantes considerados adversarios o enemigos de los intereses y el predominio global de los integrantes de la OTAN. Entre finales de la década de los 80 y comienzos de los 90 del siglo XX, surgen desde diversos laboratorios de investigación, análisis y construcción de insumos para fortalecer los planes de mantenimiento de la dominación global de estos aliados surgidos de la Segunda Guerra Multinacional del siglo XX, una tesis o propuesta que recibe la más amplia y variada difusión global/internacional, según la cual las confrontaciones y guerras del siglo XXI serán libradas como un choque entre civilizaciones y expresadas fundamentalmente a través de pugnas religiosas. Los musulmanes/islamistas que constituyen la más numerosa población religiosa del mundo y habitan en diversas naciones del Mediterráneo, Medio Oriente, África, Asia, Oceanía y en menor cantidad en Europa, los EEUU y el resto del mundo, se convirtieron en la “nueva amenaza” contra la civilización occidental. Desde la destrucción de la nación yugoslava y su partición en 6 pequeños, despoblados (migración forzada) y endeudados estados, pasando por las invasiones y ataques contra Afganistán, Irak, Libia, Mali, Sudán, Yemén, Siria, Palestina, entre otras naciones con importantes poblaciones de religión islámica, es evidente que esta construcción narrativa y propagandística cargada de prejuicios ideológicos ha servido para alimentar un miedo y odio visceral contra las personas y pueblos practicantes de esta religión universal que viven en naciones con importantes recursos naturales y/o ubicaciones estratégicas para el traslado de mercancías o fuerzas armadas, como también en vecindad con importantes adversarios o enemigos reales o artificiales de los estados que lideran la OTAN.
Desde esta construcción cargada de ideología, sellada y barnizada con el reconocido prestigio académico de los autores y de los laboratorios/centros/institutos/departamentos de investigación, análisis y elaboración de ideas para el dominio global/regional/local, se proyectaron estos planteamientos a través de los más diversos, efectivos y multiplicadores medios para promover ideas y productos. Los resultados están allí para ser evaluados desde perspectivas críticas y observar como se ha preparado a la opinión pública mundial/global para que acepte y hasta aplauda las sucesivas agresiones militares y territoriales contra gobiernos, estados, naciones, hasta llegar a su debilitamiento, desmembramiento y conversión en una especie de territorios vasallos bajo control de la OTAN.
Una de las graves consecuencias de estas acciones criminales contra naciones estados y sus poblaciones, además de los crímenes selectivos y masivos, destrucción de sus infraestructuras, robo y destrucción de sus símbolos y referentes históricos como cultura, ha sido también el desencadenamiento de cientos de miles y millones de personas civiles emigrando solos o con los restos de sus familias que lograron sobrevivir a los intensos ataques con las armas aéreas, marítimas/lacustres/fluviales y terrestres altamente destructivas y desproporcionadas. Entonces era necesario preparar desde los laboratorios de investigación, análisis, seguimiento y elaboración de insumos para convertir los grandes movimientos forzados de migrantes que huyen de los escenarios de guerra y de la aplicación de medidas de bloqueos, asfixia y hostigamiento económico, financiero, comercial, político, diplomático que deterioran de manera acelerada las condiciones de vida de las poblaciones. Ahora los nuevos portadores del miedo, el odio, el rechazo y los más extremos prejuicios humanos son los cientos de miles y millones de ciudadanos que fueron forzados a emigrar hacia otros territorios donde aspiran y esperan salvar sus vidas y obtener condiciones de bienestar. Huyen de las destrucciones ocasionadas por las agresiones militares, económicas, xenofóbicas ejecutadas por las fuerzas militares extranjeras o ejércitos de paramilitares disfrazados de cruzados religiosos entrenados, financiados y apoyados por gobiernos y estados que trabajan conjuntamente con las grandes corporaciones económicas internacionales que aspiran controlar los recursos naturales, la mano de obra barata, los negocios y el mercado de consumo en esos Estados Nacionales ya debilitados y destruidos.
Este artículo tiene una pronta continuidad para comentar como convierten el drama de la migración forzada y construida artificialmente en un gran negocio económico, político, propagandístico, instrumento corruptor de activistas y políticos, así como legitimador de las más perversas acciones contra pueblos, sociedades, naciones que desean vivir en paz y buscando el bienestar individual, familiar y comunitario.