Docencia Amena

2020: Revolución de Febrero de 1917 y su influencia sociopolítica en Nuestramérica (I parte)

Era a mediados de la década de los ochenta cuando dos hermanos preadolescentes dejaban de hacer sus obligaciones diarias para irse en las tardes a compartir juegos deportivos en que, uno a uno, protagonizaban una curiosa rivalidad.

Tal comportamiento era propio de una época en que el mundo se sostenía bajo la figura antagónica de las superpotencias de entonces. Ambos muchachos captaron tal realidad y la llevaron a sus vidas tal cual lo mostraban los medios de comunicación. Se supo porque se transmitía por señales satelitales de TV y desde luego era tal el boom mediático que en cualquier parte del orbe la atención era enorme ya que no era otra cosa sino formar parte del enjambre sobre la temida "guerra fría", encabezada por dos grandes naciones encontradas al norte del planeta: Estados Unidos (EE.UU.) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Una por separada, dueñas de dos modelos de sociedades sin comprensión plena en las mentes inocentes de niños y jóvenes venezolanos y en la que solo se observaba, de lejos, ese cara a cara frontal por imponerse ante el resto de la humanidad con delineadas ejecutorías en el plano político, científico, cultural, deportivo y económico. Desde luego, episodios muy característicos en nuestro continente, como es el caso del pueblo cubano, era vetado por otras naciones cuyos gobiernos se inclinaban al servicio de los dictámenes pro norteamericanos.

Como muestra de lo contado, recordamos que, cada cinco años en que llegaban a efectuarse los juegos olímpicos de verano e invierno, a la cabeza del medallero pujaban estos dos países; en la carrera por ir más allá en la conquista del espacio eran las de estas dos naciones las banderitas que ondeaban fuera del globo terráqueo; los ejércitos con mayor tropa y presencia en el mundo no fueron sino aquellos de Norteamérica y soviéticos, y las armas más letales y apocalípticas serían las que se disparasen desde las oficinas presidenciales del Pentágono o el Kremlin.

Pero, tomemos en cuenta que el mundo no se hubiese mantenido en un equilibrio durante buena parte del siglo XX de no haberse dado uno de los sucesos más trascendentales de la humanidad en aquella fecha, por supuesto ajeno al simple hecho de solo rivalizar, sino de garantizar un mundo de iguales en donde las clases inferiores representaban un papel fundamental para el desarrollo de los pueblos frente a la imposición de los poderosos, llámese monarquía, terratenientes, empresarios sin escrúpulos y de todos aquellos sectores explotadores de la vida del campesino y la clase obrera.

Ahora estos muchachos, hoy hombres canosos y perspicaces, comprenden lo que había detrás de aquella marcada realidad que luego de las dos guerras mundiales pudo inclinarse la balanza hacia un modelo de dominación plena y tal vez de un nuevo reinado más absolutista que los relatados por nuestros profesores de historia cuando nos echaron ese cuento de la Revolución Francesa.

Pues bien, lo que para muchos es insignificante y cuyo desvanecimiento ocurrió en 1991 con el declive de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas para otros es de vital relevancia lo ocurrido en 1917 con el estallido de la Revolución de Febrero, porque estos mismos muchachos ahora no solo juegan pará sí sino para el desarrollo de las generaciones futuras por medio de sus comunidades, algunas con ciertas debilidades pero que buscan empoderarse. Y esto, ocurre en Venezuela cuando se habla del Poder Popular en tiempos de la llegada del Socialismo Bolivariano frente a la permanencia del modelo rentista aupado por el maniqueísmo neoliberal de Estados Unidos: Las Comunas.


 



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Brígido Daniel Torrealba


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