Disonancia cognitiva, propaganda y salud pública

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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El comentarista radial norteamericano de derecha, Rush Limbaugh a quien recientemente Donald Trump otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, reconocimiento que generalmente se otorga a aquellos que notoriamente han contribuido de algún modo a mejorar la sociedad, hace poco sugirió que el coronavirus también conocido como COVID-19 no era otra cosa que un "resfrío común" transformado en "arma" por los opositores de Trump para emplearla en su contra durante este año electoral. Semejante consentimiento le brinda a aquella franja de lunáticos que se oponen a la ciencia y a la medicina, incluyendo las vacunas, no quede limitada solo a las ondas radiales.

El senador republicano por Arkansas, Tom Cotton, ha sugerido que el coronavirus es un producto chino para la guerra bacteriológica que accidentalmente escapó del único laboratorio de bioseguridad de nivel 4 de China –Laboratorio Nacional de Bioseguridad ubicado en la localidad de Wuhan, ciudad en la cual se informó por primera vez su aparición. Se dio la impresión que Cotton había sido influido en su opinión por Steve Bannon, el desaliñado ex principal estratega de Trump que con frecuencia trafica con teorías conspirativas de ultra derecha. La teoría del bio armamento chino pronto se halló plasmada en las páginas del The Washington Times, periódico derechista de propiedad de la familia del fallecido líder religioso coreano Sun Myung Moon y del The Washington Examiner de propiedad de Philip Anschutz, financista multimillonario de varias causas y agrupaciones de derecha. También montados en la campaña del bio armamento chino está la publicación The Epoch Times de propiedad del líder religioso chino Falun Gong opositor del gobierno chino del cual se cree que tiene fuertes vínculos con la Agencia Central de Inteligencia norteamericana.

Limbaugh, Cotton, Bannon y las publicaciones derechistas asistidas y apoyadas por Fox News, por el ex patrón de Bannon, Breitbat News y varias otras publicaciones conspirativas en red representan toda una operación de disonancia cognitiva diseñada para desarmar a la opinión pública acerca del coronavirus y diseñar golpes publicitarios a favor de la campaña presidencial de Donald Trump y su desastrosa política exterior. De manera errónea Trump declaró que el coronavirus en Estados Unidos "está controlado" y que desaparecerá con el tiempo cálido de primavera.

En una rara conferencia de prensa sostenida en el Salón de Prensa de la Casa Blanca el 26 de febrero Trump mintió cuando declaró que en Estados Unidos había solo quince casos confirmados de coronavirus. La cifra verdadera en ese momento era de 59 casos confirmados. Justamente cuando Trump aseveró que el virus estaba controlado se anunció que una mujer del condado de Solano en California era el primer caso de contagio de una persona por el virus ya extendido en una comunidad, lo cual demostró que la persona se había contagiado sin que sus desplazamientos o contactos con personas contagiadas fueran un factor en su caso.

Trump nombró al vicepresidente Mike Pence para encabezar un equipo investigador de la Casa Blanca autorizado para enfrentar los efectos del virus. En el año 2015 cuando Pence era gobernador de Indiana, su ignorancia e incompetencia provocaron el peor estallido de HIV en la historia del estado. Pence, cuya torpeza provocó un número de decesos por HIV en Indiana debido a que se opuso a un programa de intercambio de agujas y también por recortar los fondos estatales para las instituciones sanitarias públicas es actualmente es responsable de asegurar que toda la información del gobierno federal acerca del coronavirus sea canalizada a través de su oficina antes de ser publicada incluso por los medios de prensa. Sobre la base de la deshonestidad, ineptitud e ignorancia de Trump de Pence y otros personajes del gobierno, las filtraciones y las denuncias de parte de los funcionarios sanitarios de carrera del gobierno son inevitables.

Limbaugh, el ministro no oficial de propaganda de Trump, puso a correr la bola de la desinformación acusando a la Dra. Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Vacunación y Enfermedades Respiratorias (CDCP sigla en inglés) perteneciente a los Centros de Prevención y Control Sanitario de ser responsable de una conspiración de "estado profundo" para convertir al "resfrío común" en armamento e introducir el coronavirus. Limbaugh alegó que la Messonnier estaba involucrada en la conspiración fantasma con el propósito de impedir la reelección de Donald Trump. Limbaugh citó el hecho que el hermano de la Messonnier, el ex sub Fiscal General Rod Rosoenstein quien nombró a Robert Mueller, asesor principal de departamento, para investigar las actividades de la campaña de Trump el año 2016. Durante su reunión informativa en la Casa Blanca, Trump sostuvo que él no discrepaba con la acusación sin fundamento de Limbaugh contra la Messonnier. Por otra parte, Trump también decidió meter en la mezcolanza conspirativa a la dirigencia demócrata del Congreso y en particular al líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer.

Trump también se sintió contrariado por el Dr. Anthony Fauci de 79 años de edad, jefe del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID sigla en inglés) perteneciente al Instituto Nacional de Salud (NHI sigla en inglés). Fauci quien ha prestado servicios en todos los gobiernos desde Ronald Reagan, contradijo la declaración de Trump señalando que el coronavirus infectará a más norteamericanos que los 59 que resultaron positivos al momento de las declaraciones de Fauci. Anteriormente, Trump falsamente declaró que el número de casos en el país se mantenía en quince. A Trump no le gusta que lo contradigan en público ni en privado, ni siquiera cuando está equivocado. La calamidad causada por la conferencia de prensa de Trump provocó que Pence fuera puesto a cargo de sortear toda la información en torno al coronavirus –Pence es un escéptico acerca de la ciencia debido a que es seguidor del fundamentalista dogma "creacionista"—emanada desde CDCP, NIAID, NIH del Departamento de Salud y Servicios Públicos del Departamento de la Defensa o del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos.

Aunque no existe ninguna prueba que el gobierno chino sea de algún modo responsable por el coronavirus como lo sostienen Cotton y Bannon, existe amplia y abundante evidencia que el gobierno de Estados Unidos estuvo involucrado en la producción y diseminación de cierto número de agentes biológicos y químicos durante la Guerra Fría y posteriormente. Esta información nunca ha sido de la preocupación de tontos como Cotton, Pence y otros de su misma calaña.

En el año 1997 el investigador de la Universidad del Estado de Iowa de manera exitosa extrajo material genético del cadáver de una obesa mujer de treinta y tantos años que falleció debido a la Fiebre Española en Alaska el año 1918. Ella, junto al ochenta y cinco por ciento de la Misión Brevig (conocida como la Misión Teller en 1918) murió durante una sola semana. La pandemia Fiebre Española mató por lo menos a cincuenta (50) millones de personas alrededor del mundo.

Una vez que el material genético fue extraído de los pulmones, bazo, hígado y corazón del cadáver de la mujer Inuit –los científicos, en una escena similar a la película de ficción titulada "Parque Jurásico" en la cual material genético extraído de dinosaurios extintos es empleado para regresar a la vida estas especies—recreó la Fiebre Española largamente extinta en 1918 en un laboratorio financiado por el gobierno de Estados Unidos. Los órganos de la mujer fueron cortados en cubos de una pulgada y enviados al Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas ubicado en Rockville, Maryland y el material genético RNA del virus fue identificado y la Fiebre Española del año 1918 volvió a la vida luego de una prolongada desaparición. Otros equipos de científicos norteamericanos llegaron hasta Longyearbyen ubicado en la remota isla Svalbard en el Ártico noruego con el propósito de abrir las tumbas de mineros que fallecieron durante la Fiebre Española el año 1918.

Quizás el senador Cotton y el Sr. Bannon no necesiten mirar más allá de los laboratorios militares del gobierno de Estados Unidos en Maryland, incluyendo al Instituto de Investigaciones Médicas y Enfermedades Infecciosas del Ejército (USAMRHD sigla en inglés) en Fuerte Detrick, Maryland para descubrir al verdadero Dr. Frankenstein que se entretiene jugando con peligrosos patógenos.

Algo del material genético de la Fiebre Española fue supuestamente reelaborado con el propósito de crear sintéticamente lo que ahora se conoce como el virus A/H1N1 o como el CDC lo denomina "la nueva fiebre". La influenza A/H1N1 contiene material genético proveniente dos cepas de la influenza porcina, dos cepas de influenza humana y una cepa de influenza aviar, plaga que mató a 579 mil personas cuando la pandemia se extendió por el mundo el año 2009.

Es importante notar cómo el gobierno maneja la verdad sobre la pandemia antes de enviarla a los medios y al público en general. Durante el estallido del nuevo virus el año 2009 el CDC del Centro Nacional de Contactos aportó "una sola fuente informativa confiable, precisa, oportuna y consistente con base científica para el público en general, centros sanitarios y asociados públicos sanitarios". Bajo el gobierno de Trump respecto del coronavirus, eso ya no es posible. Pence, quien cree que la Tierra tiene apenas seis mil años de antigüedad y que los dinosaurios coexistieron con los humanos, es el último árbitro que decide qué información médica sobre el coronavirus se entrega al público. Pence se atiene a sus rígidas órdenes. Las noticias sobre el coronavirus deben ser todas "buenas noticias" que no deben afectar el ya colapsado mercado de valores y la economía de Estados Unidos. El país ahora está bajo un gobierno que exhala supersticiones, mitos y magia.

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Wayne Madsen

Escritor. Especializado en Asuntos Internacionales


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