Leí una historia triste y aleccionadora, a la vez. Un hombre de 43 años, italiano, soltero, gay y católico adoptó, en julio del 2017, a una bebé de 13 días de nacida con síndrome de Down, la que habían rechazado una veintena de familias. En efecto, Luca Trapanese, tenia tiempo en la búsqueda de un hijo o una hija. Cuando le dijeron que la niña estaba disponible, él, emocionado no dudó un instante en aceptar el ofrecimiento.
Luca, revelo, en una entrevista en el programa de radio “Outlook” de la BBC, que su historia con Alba, que así se llama la bebé, “destruye muchos estereotipos sobre la paternidad, la religión y la familia”. “Y es que su caso ha tenido mucha repercusión en Italia, un país donde las adopciones por parte de parejas homosexuales no están permitidas y las monoparentales eran muy complicadas hasta hace poco”. En ese sentido, se afirma que en todo el mundo sólo hay una veintena de países que permiten adoptar a hombres solteros o parejas homosexuales.
Cuando Luca era un joven adolescente, tuvo su primer encuentro con la enfermedad y la muerte. Su mejor amigo, Diego, sufría de cáncer terminal. “Habría hecho cualquier cosa por él, así que me quedé a su lado a lo largo de toda esa dolorosa experiencia, hasta el mismo final. La muerte de Diego me dejó una profunda conciencia de lo que significa vivir con una enfermedad. Por eso me hice voluntario en una iglesia de Nápoles que se dedicaba a ayudar a gente con enfermedades críticas y niños discapacitados. Fue una experiencia maravillosa y conocí muchas personas que se convirtieron en amigos de toda la 00vida”.
La estadía de Luca Trapanese, en la iglesia de Nápoles le ayudó a darse cuenta de lo que tendría que hacer de allí en adelante con su vida. Que no era otra cosa que ayudar a la gente necesitada, y creyó que la mejor forma de hacerlo era convertirse en sacerdote. Sin estarlo buscando, encontró su sentido de vida. Así fue como se ingresó en el seminario cuando contaba 25 años. “Pasé dos años allí, y fue cuando encontré al hombre del cual me enamoré de él. Mi compañero y yo pasamos 11 años juntos y fue la historia de amor más bonita de mi vida. Juntos fundamos nuestra propia organización de caridad en Nápoles para personas con discapacidad”.
Gracias a la fundación, Luca, logró relacionarse con muchas personas, que luego, se convirtieron en lo que el llama su “familia extendida”. Una de esas personas fue Franceso, hijo de una profesora retirada, y que se convirtió oficialmente en un familiar. “Francesco, es dos años menor que yo y tiene discapacidad mental. Nos hicimos amigos rápido. Está lleno de vida, le gusta ir al teatro, leer noticias y es muy afectuoso, y luego, nos convertimos en hermanos”.
Y de pronto, Alba llegó:
“En julio de 2017 me llamaron y me dijeron que tenían una niña para mí, su nombre era Alba y tenía 13 días de edad, y tenía síndrome de Down. La madre la había abandonado al nacer y había sido rechazada por más de 20 familia. Luché por contener mi alegría. Dije que sí inmediatamente. Ahora Alba tiene 18 meses y muestra una personalidad muy fuerte y puede ser muy terca a veces. Le gusta jugar y bailar todo el día. Le encanta estar con otras personas, así que la llevo a caminar al parque, a los museos o a trabajar conmigo… La niña revoluciono completamente mi vida. Ahora toda gira en torno a ella. Me trajo felicidad y una sensación de plenitud. Estoy orgulloso de ser su padre. Nunca fue mi segunda opción. Yo la quería a ella. Ahora veo un futuro para mí: pasaré el resto de vida con una niña a la que quiero y haremos muchas cosas maravillosas juntos”.
Que hermosa historia. Para la niña Alba, Luca ha sido un Dios, que apareció de la noche a la mañana, para cuidar su vida y alegrar las dos. Recuerdo que, en 1990, el Instituto Caring rindió homenaje a Mary Jo, calificándola de una de las diez personas más caritativas de Estados Unidos. “Esos seres excepcionales que, por sus desintegrados actos, ennoblecen al género humano”. Luca Trapanese forma parte de ese tipo de gente.
Querétaro, México, 8 de junio del 2020.