El manejo de la información cotidiana tiene varias características particulares desde hace años, en especial en los medios hegemónicos, que producen más tapas murales que descripción de la noticia, que no siempre coincide con el texto enunciativo.
Este tipo de redacción permite instalar una idea fuerza, que más allá del contenido de la nota, fija en el inconsciente colectivo un concepto direccionado de la información, hacia un objetivo determinado. Ejemplo: muestro la foto mural en tapa, de personas sacando dinero en bolsas de un banco y no describo las circunstancias, ni la finalidad de la acción.
Eso pasó con los trabajadores cooperativos albañiles de la Tupac en Jujuy, retirando dinero para pagar las quincenas en Abra Pampa, Maymará, Tilcara, Humahuaca y otras localidades, donde construían viviendas para ellos y terceros. La foto que no describía los hechos, los criminalizó desde TN y Clarín.
La película nunca es mostrada, porque destruye la idea fuerza que se quiere instalar, como la supuesta corrupción de los dirigentes populares, desde Lula a Correa, desde Cristina a Boudou o Milagros. Es que la estrategia es la misma a nivel continental, operada por las Embajadas de EEUU, en función de su diseño estratégico para su "patio trasero": América Latina, pueblos que luchan y quieren ser libres en la Patria Grande.
Esa confrontación es agitada por los medios hegemónicos, que dejaron de ser de comunicación, para ser alfiles de EEUU, de los Fondos de Inversión, del poder económico y ellos mismos como jugadores políticos, como Clarín, La Nación e Infobae y sus redes de penetración.
Es así como el poder concentrado minoritario, mediático y económico, presiona el espacio simbólico colectivo de las mayorías populares, hacia el encierro de considerarse a sí mismas, como minorías, ante el disparo mediático cotidiano, de denigración y ofensa a las políticas populares, que llegan a vivirse en forma discriminatoria, por el conjunto social,
No es nuevo, el semiólogo italiano de Bologna Umberto Ecco, lo describía al mecanismo en los años 60, en dos libros que conservan vigencia: La estrategia de la Ilusión y Apocalípticos e Integrados. E esa época podemos seguir con Dorfman escritor chileno en su excelente libro Cómo leer al pato Donald?, que desnuda la penetración cultural que persiste hasta nuestros días, bajo la nueva formas colonizadoras, ahora travestidas en neoliberalismo individualista, desafectando de memoria e identidad a los pueblos.
Nuestro Luis Lázaro retoma el tema en su libro Geopolítica de la Palabra, en donde la utilización de determinados lenguajes, va ocupando el espacio simbólico común, determinando conductas sociales, ya sea destinadas al consumismo, como expectativa de vida hasta miradas ideológicas, que refieren al conjunto de ideas, con las cuales se mira describiendo las personas, las cosas, y la vida.
Esa utilización por parte de los colonizadores, es invisible, por goteo, permaneciendo como cultura dominante naturalizada, siempre mostrando la foto, profundizando la coyuntura, parando la historia, desmemoriando el contexto vaciado de contenido, llevando al maniqueísmo binario político, hacia la confrontación golpista.
Todos los días una tapa, todos los días los repetidores periodísticos describen la foto, colocar contexto a las situaciones, desarrollar la historia, ver la continuidad de los procesos, permitiría entender la dinámica de las situaciones políticas, comenzando por la política internacional, siempre ocultada con el fin de realizar operaciones en nuestro país, desgranados de los complejos conflictos mundiales en desarrollo.
La información se opera como en quirófano: se clama economía y balanza comercial sin contextuarla en Pandemia; se exigen vacunas sin visualizar el temblor y lucha mundial por la distribución; se usa cualquier excusa para atacar al Gobierno desde Sarlo a Formosa, desde los incendios a la vacunación de amigos; desde supuestas claudicaciones dentro del Frente de Todos intentando fragmentarlo, dividirlo, enfrentarlo en internas estériles que serían funcionales al enemigo
Es cuando aparece la necesaria reflexión sobre el estado de situación actual, sus decisiones coyunturales y su enlace con las ideas estratégicas, el rol de la militancia, los ejes de la agenda diaria, la iniciativa política y su inserción en el seno del pueblo, como Comunidad Organizada.
Ninguna acción política del campo popular puede ser funcional al enemigo que nos tiene bajo ataque. No hay plan B frente al golpismo destituyente. El enemigo tiene un plan financiado y elaborado por los centros de poder imperial, y lo impuso en nuestra región por años, desde Macri a Bolsonaro, desde Lenin Moreno en Ecuador a Añez en Bolivia.
No darle espacio, identificar al enemigo, aglutina y fortalece el movimiento nacional y popular, cuando vemos la película en vez de la foto, cuando analizamos satelitalmente las situaciones y no por el ojo de la cerradura, cuando nos plantamos frente al coloniaje con firmeza y determinación patriótica, construyendo un marco de Justicia Social y Soberanía política de Patria Grande, luchamos por la Liberación Nacional.