El colonialismo que siempre intenta quebrar la voluntad de los pueblos, lo hace a través de herramientas culturales y comunicacionales que crean sentido, debilitando la memoria y las identidades, construyendo falsos enemigos, apropiándose del relato histórico, manipulando la información, exagerando nuestras debilidades (que las tenemos) y ocultando nuestras virtudes como Movimiento Nacional (que también las tenemos). Ese accionar permanente y cotidiano, es una estrategia de poder que requiere de la sumisión del pueblo, para poder ser llevada adelante, ya que una comunidad imbuida de patriotismo no permitiría semejante avance.
Pero la historia demuestra lo contrario a los planes del enemigo colonial. En efecto cada acontecimiento que ha protagonizado el pueblo, ha dado por tierra con sus intenciones dada la persistencia incólume de una conciencia nacional que se expresa en los momentos oportunos y mantiene firme sus ejes patrióticos, más allá de la demolición constante que se pretende sobre los valores de nuestra Patria. Esa persistencia sublime la podemos observar en nuestras Abuelas y Madres de Plaza de Mayo que jamás bajaron los brazos, incluso ante la muerte y el abandono circunstancial a que fueron sometidas en más de una oportunidad.
Así fue como figuras de nuestra historia fueron enterradas, tanto de la Patria Grande como en cada país, Martí, Sandino, Arbenz, Vallejos, Cárdenas, Pancho Villa, Rodó, Ugarte, el mismo José Hernández, Vargas, pudiendo seguir la lista infinita de filósofos, militantes, artistas, pensadores que desaparecieron de la Academia colonial, ante el triunfo de los vencedores del siglo XlX. Pero no les alcanzó, ya que esa persistencia en la memoria colectiva de los pueblos una y otra vez emergió, para darle un mentís rotundo a sus aspiraciones de control y dependencia nacional. Los Caudillos federales, Rozas, Irigoyen, Perón, Néstor siguen vigentes como Chávez, Fidel, Allende y tantos otros patriotas que fueron y son estigmatizados aún hoy, por el avance colonial.
La acción del enemigo se centra en lo político práctico en la fragmentación del campo popular, operando por líneas internas, cooptando personajes con debilidades doctrinarias y tratando de construir un movimiento popular a la medida de sus intereses, la traición doctrinaria y política al peronismo de Menen es el mejor ejemplo de esa práctica, entregando el patrimonio ideológico filosófico de Perón al Fin de la Historia, elaboración política del Imperio a través de Fukijama vocero de la estrategia globalizante y colonizadora. Pero otra acción continua se desarrolla desde hace décadas en una dirección geopolítica en lo estratégico, de ubicación de la Argentina en el mapa mundial de los países tributarios a los intereses de EEUU y de la OTAN, que no casualmente desde 1833, ocupa nuestras Malvinas, aunque nunca es mencionado en nuestras relaciones con el mundo.
Nos quieren hacer naturalizar la situación de dependencia, que puede llevarnos a la escisión de la Patagonia Austral de nuestro territorio actual. La necesidad imperial del control del Atlántico Sur, los recursos naturales de nuestra plataforma marítima, la explotación futura de la Antártida y la preservación de los pasos interoceánicos, explican ese accionar de la OTAN en nuestro territorio, con ocupación expresa de tierras en manos extranjeras.
Pero en lo interno cotidiano la conformación de un verdadero ejército de resignación en nuestras propias filas es una consecuencia d ese accionar, estimulado por los medios hegemónicos que denigran el ser nacional, intentan bajar las auto estima argentina, muestran nuestros errores como el fin del mundo, estigmatizan las prácticas solidarias, amenazan y presionan las políticas implementadas incluso las sanitarias en la guerra pandémica, hacen de casos particulares universales del desánimo, manipulan los temas de seguridad, crean ambiente de inestabilidad. Presentan nuestras discusiones y diferencias de miradas dentro del Frente como abismos insalvables, no reparan en mentir y asociar a nuestros dirigentes con aquellos mundos que son atacados por Occidente como los ejes del Mal, en una construcción de sentido que no ha dudado en suprimir la información, cerrando medios, acallando voces, persiguiendo periodistas, tipo Assangge ante la indiferencia del mundo.
Es cuando comienza a notarse la falta de militancia territorial, el despliegue necesario a la demolición de la información del enemigo, que maneja los medios y crea sentido que sólo puede superarse con la construcción política de la Comunidad Organizada y la movilización popular, que supere las asimetrías del poder que hoy existen, entre un país de décadas de demolición de la institucionalidad, que ha sido puesta al servicio de la estrategia del enemigo. La Corte Suprema de Justicia de la Nación es la imagen más patética de ésta situación de colonialismo en los poderes públicos, asociada al Lawfare, diseño estratégico de persecución de los movimientos populares en América Latina.
Esa situación se expresa con violencia cotidiana en las llamadas redes sociales, donde el anonimato, la imputación del otro, la intolerancia se hacen presentes en lo que debería ser una discusión política contextualizada que abarque desde lo internacional a los nacional y local para ubicar los temas de análisis, sin estar impregnados por la agenda del enemigo, la cual repetimos y propagamos, confrontando como si fuese nuestro eje de construcción política. La agenda propia es aquella que impide olvidar el contexto en el cual desarrollamos la política y además esa resignación nos deja sin vivir la alegría de aquellas victorias que hemos conseguido, frente a un enemigo implacable, que no necesita de nosotros para demolernos, porque lo hace diariamente.
El Pueblo argentino echó en primera vuelta los lacayos del imperio que durante cuatro años asolaron el país devastándolo. Eso lo hizo con los medios en contra, además de la presión de EEUU y el aporte del FMI que no sólo robaron, sino que marcó el control soberano a futuro de nuestro país. Cristina fue capaz de observar el panorama internacional y local procediendo como cuadro político que es a conformar un Frente con viejos aliados enfrentados, para vencer al enemigo principal, con todas las debilidades que conlleva semejante construcción desde lo político. Pero esa herramienta se mostró eficaz no sólo para derrotar al neoliberalismo, sino para dar batallas épicas en situaciones límites como la Pandemia, controlando la situación social, evitando el desempleo masivo, manteniendo las jubilaciones que venían de pérdida de poder adquisitivo, restituyendo los medicamentos y podríamos seguir la lista de logros no festejados en medios de la Guerra Pandémica, por acción de un enemigo que sólo se dedicó a ocultarlos.
Claro que el tema de los presos políticos es una herida abierta en el corazón de la militancia, como lo es el hambre y el dolor social expandido en 6 años, cuatro de peste y dos de pandemia, son parte de las secuelas y también de errores cometidos en la acción de lucha política cotidiana, donde cada política pública desde sanitaria hasta económica fue atacada o judicializada. Vicentín, Redes como servicio Público, decisión del Senado sobre ubicación de jueces, DNU de cuidado de vidas, todo impedido por una Justicia al servició de los sectores funcionales a una Argentina dependiente y colonial.
Nunca nos resignamos ni lo haremos ahora, el enemigo quiere esa actitud de la militancia política nacional y popular, quiere enterrar el Perón Filosófico, derrotar definitivamente a esa expresión auténtica del pensar americanos, mestizo, moreno, criollo y profundo de nuestro "estar situado". Los manejos de los tiempos de los Pueblos son sabios, miremos los originarios en 500 años de espera, los chinos, los persas, los árabes miles de años de historia y de luchas que no han podido ser arrasados en su devenir histórico. Nosotros los hombres y mujeres del campo nacional y popular, los peronistas de la Patria Matria Grande, que nunca debió dejar de ser, no seremos sometidos por un EEUU debilitado y en decadencia, ante un mundo que ha girado hacia el Oriente.
Un nuevo tiempo se abre en el mundo con una geopolítica que lleva al Multipolarismo, ue deberá rehacer el universo de compromisos internacionales, que en el siglo XX se realizó con guerras mundiales y desde entonces en guerras localizadas, por áreas de influencia, en lo que Francisco definió como la guerra mundial en cuotas. Ese nuevo mapa deberá encontrar la Argentina y América latina, volcando su propia visión y construcción de pensamiento, que universalizada contribuye hoy a ubicar el conflicto, en su dimensión biocéntrica con protección de los seres humanos y la naturaleza, en el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, solidario y productivo como alternativa a la mirada hegemónica, eurocéntrica y macro económica de la construcción del pensamiento colonial, dominante en décadas.
Resignarnos no es una opción del peronismo, nunca lo hemos hecho aún en las peores circunstancias y no será el enemigo el que logre doblegar esa voluntad indómita de un Pueblo que repetidamente, ha logrado construir épicas que marcaron puntos de inflexión de la historia desde hace 70 años y que lo seguirá desplegando en el siglo XXl, más allá de los intentos coloniales y repetidos de un enemigo que nos quiere bajar el precio como "su patio trasero". No pasarán, neoliberalismo nunca más, la Unidad será superior a las partes y nuestros objetivos estratégicos son la felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación en el marco de la Patria Matria Grande.
BIBLIOTECA
Francisco Pesthana: Que es el pensamiento nacional Ed. Octubre
Cristina Campagna-Ana Zagari: De muros y puentes Ed. CICCUS
Pino Solanas: El legado Ed. Causa Sur