El neoliberalismo ha empujado a la sociedad a construir un éxito todos los días, en donde el individualismo se construye a sí mismo al margen de la comunidad, independientemente de los tiempos, siempre en forma centrípeta con egoísmo explícito y abandono de la conciencia colectiva, que se identifica por la memoria y la solidaridad.
Ningún héroe de nuestra historia se plantó a sí mismo como eje referencial de su propio derrotero de lucha, siempre detrás de objetivos superiores de Patria y de Pueblo. Así se fundó la Argentina, sobre la base de un esfuerzo compartido, de sacrificios comunes, de voluntades enlazadas que permitieron vencer las dificultades, siempre difíciles, que se plantean a la hora de la Liberación Nacional.
Ni cuando San Martín le dio la espalda a las luchas intestinas que reclamaba Rivadavia, ni se entregó al poder portuario probritánico de Buenos Aires, ni Artigas, que batalló por impedir la fragmentación de la Provincia Oriental. No se deshizo la Patria ante el fusilamiento de Dorrego por Lavalle, "la espada sin cabeza" títere de las fuerza cipayas que lo empujaron al magnicidio que siempre existieron, para frenar nuestro despegue soberano.
Es que el coloniaje impone las condiciones de subordinación de la Patria a los intereses que representa y que llevan al saqueo y la expoliación del patrimonio nacional, con la colaboración de compatriotas serviles, que desconociendo su propia historia familiar y social, entregan su identidad al mejor postor, en general por prebendas económicas, que compran imposición cultural y económica llevando a la sumisión y obediencia a los Pueblos a través de dirigentes cooptados..
Esas circunstancias fueron explícitas en las dictaduras cívico-militares en las etapas neoliberales, como los años de la claudicación macrista, que no sólo entregó la soberanía nacional al endeudarnos por un siglo, sino que inculcó la idea a las nuevas generaciones de ser buenos sirvientes, antes que patriotas comprometidos con el Pueblo.
Así el Estado institucionalmente fue puesto a disposición de los intereses del capitalismo financiero y los recursos naturales de nuestro suelo, al servicio de los empresarios voraces del lucro a cualquier precio, que siempre cae el precio del esfuerzo sobre el Pueblo y el futuro de la Patria, comprometiendo su independencia económica y amputando la justicia social.
Los intereses nacionales y populares, defendidos por los patriotas desde el inicio de los tiempos, fueron combatidos y arrasados a sangre y fuego, persecuciones, cárceles, exilios, muertes, fusilamientos que jalonaron en forma trágica las páginas de nuestra historia. El reduccionismo de la grieta, desconoce una historia de luchas y sacrificios del Pueblo, que permitió construir nuestra Patria.
No fueron acciones individuales las que hicieron las épicas de nuestra historia, por lo contrario los líderes se erigieron sobre las demandas y aspiraciones del conjunto del Pueblo, de otra manera no se hubiese podido sostener la lucha en las condiciones desfavorables, en términos de relación de fuerzas, que se dieron en cada etapa histórica.
Nos encontramos hoy en una coyuntura política, que se asemeja a un punto de inflexión a futuro, en la medida que los proyectos que se enfrentan no son de dos modelos de país, son proyectos de Patria frente al modelo colonial, expresado por el PRO, que no duda en anunciar el desmantelamiento de las herramientas soberanas de nuestro país y la claudicación absoluta a los poderes imperiales.
En esa medida sabemos que no será la ingeniería electoral la que dará respuestas a las demandas a futuro de nuestro Pueblo. Ni siquiera la movilización sin organización permitirá marchar en una dirección emancipadora, inclusiva y soberana. Los aspectos estructurales de la dependencia, vigentes desde la Constitución de 1994, que terminó de fragmentar al país, que lejos de ser federal, enterró al proyecto nacional del modelo argentino, permitiendo una segmentación de provincias por recursos, entre ricas e "inviables".
Entonces uno de los primeros acuerdos estratégicos es una Nueva Constitución, reparadora de un país arrasado, por una Patria de todos que lleve a la construcción de un bagaje de esperanzas y utopías compartidas. La liberación soberana del Paraná y la recuperación de los puertos privatizados, sumado a las necesarias Reformas Financieras vigente desde la dictadura y Tributaria regresiva e injusta, con ampliación de la Corte Suprema.
El sólo hecho de saber que existen en la Argentina democrática presos políticos, como Milagro y otros, es la corroboración de la corrupción claudicante de la Corte Suprema de Justicia cooptada por el Círculo Rojo eje del poder real, económico financiero, que pretende manejar el poder institucional, volcado a sus intereses sectoriales. Es la Corte el vector sobre el cual descansa la apropiación del Estado, debilitando la democracia en sus poderes ejecutivo y parlamentario.
Esa dependencia es monitoreada desde el exterior con la necesidad de EEUU de preservar Latinoamérica, como espacio propio del ejercicio del poder y sus recursos naturales, frente a la pérdida de sus áreas de influencia en un mundo que ha girado al Oriente, emergiendo Multipolar y la decadencia del dólar como moneda de cambio internacional. Lo que es bueno para el mundo, ese cambio de escenario, es malo para nuestra región al aumentar la presión sobre los gobiernos populares y la extorsión de los organismos internacionales de crédito, intentando construir en Latinoamérica una nueva Puerto Rico.
Entonces no será un simple acuerdo electoral lo que hará posible el enfrentamiento a semejantes desafíos a futuro, ya que sólo la ampliación de la masa crítica del campo nacional y popular, permitiendo militar y construir un modelo social y productivo solidarios, biocéntrico, que genere a diario que se enciendan las luces de las esperanzas del Pueblo argentino, llenando las mochilas militantes de utopías que son el motor necesario de las grandes gestas.
Acabar con la fragmentación que es el triunfo del enemigo, por una unidad sólida de objetivos comunes, no de acuerdos posicionales de espaladas a las demandas del Pueblo. La militancia construye la épica desde el silencio cotidiano, del esfuerzo comunitario, creando organización con conciencia de Patria, esa militancia invisibilizada por alguna dirigencia, poco convocada a la hora de las decisiones y reclamada a los momentos difíciles, es la que siempre está, la que sólo exige ser protagonista de la historia junto al Pueblo y no testigo de la misma. Esa es la épica diaria que construye futuro y genera conciencia intergeneracional.
BIBLIOTECA
Norberto Galasso: Historia Argentina Ed. Octubre
Abelardo Ramos: Revolución y contrarrevolución en la Argentina Ed. Secretaría de Cultura
Jorge Rulli- Envar el Kadre: Diálogos del Exilio Ed. Oriente