Los hechos que acaecieron el 01 de marzo pasado hacen que la indignación por tal acción crezca en los corazones del mundo, al constatar día a día la forma tan inhumana que actuaron las defensas colombianas, comandadas por el Presidente Uribe.
Al ver el relato del padre de Franklin Aisalia Molina, ecuatoriano, donde constata que el supuesto guerrillero Julián Conrado, no es más que su hijo, que para el 27 de febrero habían conversado con él telefónicamente y éste les había prometido que pronto volvería a su casa. Nos pone a pensar que Uribe en su sed de poder, es capaz de hacer lo mas inimaginable, para congraciarse con Bush y permitirle el avance, de éste, hacia Venezuela, promoviendo cualquiera desestabilización cerca de nuestra fronteras, ya que por ahí van los tiros.
Cómo nos sentiríamos nosotros, si al abrir un periódico, observamos la foto de uno de nuestros hijos, donde lo vinculan con narcotráfico o guerrillas y que para colmo de males, en la foto aparece muerto. Bueno eso es lo que sintieron esos padres, al ver que exhibían a su hijo ya fallecido de la forma más vil, como un guerrillero y como amenaza del mundo y su cuerpo masacrado en un sitio extraño para él.
Pongámonos a pensar, sin pasiones, si este hombre ecuatoriano, para la fecha en que se comunicó con su familia, les había dicho que tenía pensado ir a su hogar, cómo es que aparece en la selva ecuatoriana, muerto haciéndolo pasar por un guerrillero de la FARC.
Estas hienas del gobierno colombiano se pararon frente a cámaras de televisión, radio, satélite, etc. y aseguraron que el cuerpo era de un guerrillero. Para ese momento debían haber tomado huellas dactilares, para identificar fehacientemente, al supuesto insurgente, eso lo haría un gobierno que se jactara de justo y fiel a las leyes. Pero Uribe nos vuelve a mostrar, lo poco hombre y ser humano que es.
Desde Venezuela, le damos un apoyo a ese Presidente ecuatoriano, que tan estoicamente ha estado manejando esta agresión a su Patria y a su pueblo, que es lo mismo decir a nuestra Patria y a nuestro pueblo.
Pobre de aquel, que levanta sus armas en contra del pueblo inocente. Que avasalla y traspasa otras fronteras, para acometer sus más bajos instintos, por una sed de poder. Con la esperanza de que Bush sostenga lo prometido para él, no para su pueblo, que se hunde, lamentablemente en una guerra desproporcionada y que necesita de un gobierno bien plantado.
El mundo acusa a este gobernante, de hacer lo que el imperialismo le dicta, sin pensar en ningún momento en los Derechos Humanos. La historia lo condenará, pero sería magnífico, que fuéramos nosotros en este tiempo que le hiciéramos pagar por sus delitos.
¡PATRIA SOCIALISMO O MUERTE!
¡¡VENCEREMOS!!
Carmen Pacheco