Esto de la “Operación jaque” me lució en verdad toda una liricidad. Y tanto es así, que cuando nadie lloraba, bueno, lloraba yo como bien pendejo que soy, incluso, ensordecido un tanto con los decibles de mis propios jipíos y abrumado con el deslave de mis muy personales moqueaderas que son caudalosas, y, preocupado además, porque la tensión arterial me oscilara al ritmo de aquellos bruscos cambios emocionales, que me producían, lo que en mí, es esencial: el enternecimiento; ¡porque vivo enternecido, coño, con las cosas que oigo, y sobre todo, con las cosas que veo!
Quizás todo comenzó por allá por el 6 de junio próximo pasado, cuando el visionario Chávez dijera que había llegado la hora de que las FARC liberaran a los rehenes sin pedir nada a cambio, lo que sorprendió (no sé si al máximo) al renunciado ministro del Interior, Olguín, al sostener que tal propuesta provenía de un amigo de la guerrilla, y como sonándole extraño, pero también a muchos chavistas aquí, que viven como asustadizos de las “torpezas” de Chávez.
El integrante del secretariado, Iván Márquez, acusaba por su parte a Uribe de planear asesinar, tanto a Chávez como a Correa, mediante el sembrado en Caracas de cien paramilitares al primero, y mediante varios sicarios coordinados por un militar retirado al segundo, lo que por el prontuario criminal que exhibe Uribe, no luce nada chiflado, en una realidad con más de treinta mil desapariciones forzadas, y donde se han pagado, dizque diez millones de dólares (pienso que mucho más) por las delaciones a los jefes de las FARC.
El PSUV, por boca del general Muller Rojas (quien es un zorro que aúlla echao) rechazaría un pedido de los gringos para que Chávez ejerciera “acciones concretas” ante las FARC, por tildarlas de lo que son: de tramposas, como todo lo de ellos.
Al margen, Reporteros sin Fronteras rogaba prudencia al ser señalados unos banqueros por el asesinato del vicepresidente de Reporter de la Economía, a quienes la abogada del periódico había acusado. ¿Y qué hubiese ocurrido con esta ONG, si los señalados por la abogada, en vez de banqueros, trabajadores hubiesen sido? ¿Moderación también habría sido pedida? ¿Ah?
Pero bueno, mientras tanto las FARC invitaban, de manera muy cordial, tanto a soldados como a policías a incorporarse a sus filas, para fines de enfrentar las calamidades irresolutas por los gobiernos oligárquicos.
Y Uribe tendría el cinismo sobrancero de pedir un referéndum, para pretender legitimar un gobierno que resultó reelecto por las prácticas propias de su esencia ética, al comprar parlamentarios a punta de billete, dádivas y de todo cuanto Dios crió, y quien luego autorizaría a Francia y a Suiza para que contactaran a las FARC en busca de más liberaciones unilaterales. Cuando todo esto pululaba en el ambiente como purulentas nubes en el cielo neogranadino, se anuncia entonces, de repente, la liberación de Ingrid junto con las demás “joyas de la corona”, mediante un operativo militar incruento, cuya notificación sería recibida, con prevención, más que todo respondiendo a la cautela del portavoz: Juan Manuel Santos, que es más embustero que una romana de palo y, cuando Uribe se aprestaba a inaugurar un hospital, por allá, y no sé dónde. (Se me olvidaba que MacCain visitó a su pupilo Uribe, delante del que dijera que confiaba en que las FARC aceptaran el consejo de Chávez de liberarlos a todos).
Se dijo que Estados Unidos, y dos oficiales retirados israelíes, habían participado en la operación, lo cual pudiera confirmar el referido de uno de los guerrilleros capturados, al decir que, dentro del helicóptero, había extranjeros muy maltratadores... Santos aclararía luego, que la operación no llegaría a ser militar, sino de inteligencia. ¡Ah pues!, ¿y entonces? ¿No se nota mucha rectificadera allí, de suyo sospechosa?
Y del acto de arribo de los liberados a Bogotá, sólo diré que fue una puesta en escena con mucho ensayo, y con costo aproximado de veinte millones de dólares, según versión dada en Suiza, y que, de ella sólo destacaré, las declaraciones primiciales que han dejado turulatos a todos, menos a este que está aquí. ¿Qué por qué? Bueno, ¿y qué se pretendía, pues, que Ingrid dijera que Uribe es lo que es en realidad y que ella había gozado una bola seisañera en la selva, para tener que terminar por culpa del Síndrome de Estocolmo estigmatizada y recluida en un sanatorio al margen de toda opción política que ha sido para ella una razón para vivir?
No, ella lo que tenía que decir, fue lo que dijo: que Uribe había logrado acorralar a las FARC para llevarla a tener que entregar todos los retenidos, y a tener que negociar la paz al volteársele el cauce político interno y externo en su contra, que, por cierto, sería lo que lo enroscaría en el palacio de Nariño, y la excusa perfecta, además, como muy bien lo aprecia Chávez, para que los gringos sigan su avance sobre el territorio colombiano e, indirectamente sobre el venezolano, que es el objetivo gordo de ellos. Y que si habría que apoyar su tercera reelección, bien bueno por el antecedente favorable incluso a un perentorio gobierno de izquierda (eventualmente con ella a la cabeza, debido al revuelo que causó su cautiverio que no es más que una campañota electoral anticipada que incluso ha inspirado el inicio de su dramaturgia), porque, si no, nada tendría sentido. Se nota que Ingrid pudo estar en la selva derrotada políticamente, pero no por ello, fracasada, de lo que parece tener mucha conciencia. En eso, concuerdo con Piedad Córdoba (y quien por cierto debe manejarse de aquí en adelante con mucho tino) en lo de que habría que esperar, y, sobre todo, para que la burra coja el nado… Hay que tener fe en el futuro colombiano. No creo que Colombia continúe siendo el Macondo de antaño y que, sólo quizás algunas reglas de ese Macondo de antaño, pudieran estar influyendo, y de forma marginal, en el Macondo revolucionario de hoy.
Y habría que esperar también, para llegar a saberse, con certeza, si, en esa película de suspenso, Ingrid estaba disfrazada de Juan Manuel Santos, y este, a su vez, disfrazado de Ingrid. Todo posible, aun en el Macondo revolucionario.
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