Se informa en una nota de aporrea http://www.aporrea.org/internacionales/n116576.html, publicada el lunes pasado, entre otras cosas lo siguiente; Sáez y Gontard –miembros de la comisión negociadora con las FARC-, llegaron el sábado 28 de junio a una “zona Farc” próxima a la frontera con Ecuador situada a unos 400 km del lugar donde fue liberada Ingrid Betancourt durante una operación del ejército colombiano, el pasado miércoles. Agrega la información que; En esa zona se reunieron con “un hombre de confianza de Alfonso Cano (nuevo número uno de las Farc) a petición suya, explicó Sáez. Este hombre les pidió que “esperaran unos días” para obtener respuesta de Alfonso Cano a las propuestas de contenidos para un posible acuerdo sobre los rehenes. Por considerar que se trataba de un tiempo de espera demasiado largo, por motivos de seguridad los emisarios se fueron sin respuesta y regresaron a Bogotá el 30 de junio, o sea dos días antes del inicio de la operación de liberación de Betancourt y de otros 14 secuestrados, según Sáez. Indica la misma nota publicada en aporrea que; Según fuentes próximas al caso, las autoridades colombianas “esperaron que los emisarios hubieran vuelto para activar la operación y evitar represalias en su contra”.
La nota que indico, que condensa informaciones de agencias internacionales, me invita a expresar algunas consideraciones sobre las circunstancias que rodearon la periferia y el núcleo de la operación de rescate de los secuestrados, que pueden ser las siguientes:
1. Si los miembros de la comisión negociadora “por motivos de seguridad”, se fueron sin las respuestas de Cano y se retiraran de una zona de presencia guerrillera, “por considerar que se trataba de un tiempo de espera demasiado largo”, es decir aunque trasmitieron una propuesta no hubo respuesta ni mucho menos acuerdos, entonces como es posible que Cesar y Gafas, responsables del destacamento guerrillero a cargo de la custodia de los secuestrados, abordaran un helicóptero supuestamente por órdenes de una autoridad militar superior dentro de las estructura de las FARC, para volar a la presencia de Alfonso Cano y de la comisión negociadora, para formalizar la liberación de los secuestrados. Si no había ninguna decisión de las FARC, que fuera del conocimiento público relativa a la liberación de un grupo de secuestrados, estando entre ellos supuestamente, “las joyas de la corona”, es decir Ingrid Betancourt y los tres “contratistas”, agente de la CIA de nacionalidad norteamericana, si para esa fecha, como se puede ligar la liberación de los rehenes, si para el 02 de julio, que se produce este hecho, ya los negociadores no se encontraban en territorio guerrillero, ni habían recibido ninguna respuesta del Estado Mayor Central y del Secretariado de las FARC a sus propuestas del 28 de junio.
2. En la actualidad y en especial a partir del asesinato del Comandante Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, la comunicación entre los mandos de las FARC, más aún tratándose de asuntos vitales, son verbales, mediante emisarios que puedan durar días y hasta semanas en llegar a los territorios de destino. El ejército colombiano ha alcanzado niveles extraordinarios de capacidad militar que de ninguna manera se pueden ignorar, en el uso de todos los recursos tecnológicos modernos, que han limitado los canales de comunicación entre mandos del movimiento armado, así que la trasmisión de órdenes militares y orientaciones políticas, son lentas para que puedan llegar a los puntos, áreas y regiones de implementación. En consecuencia de lo expresado, “la supuesta orden” ejecutada por Cesar y Gafas en el sentido de movilizar a los secuestrados bajo su custodia a un sitio de concentración, dado que se encontraban dispersos, en distancias promedio entre ellos superiores a los 50 a 75 km, no se pudo haber dado entre el 28 de junio, día en que la comisión negociadora logró hacer contacto con un enviado de Cano y el 30 de junio, en que se retiraron de la zona de encuentro y regresaron a Bogotá, esto en el supuesto que las propuestas de arreglos y negociación hubiesen tenido una respuesta inmediata del Estado Mayor Central y del Secretariado de las FARC.
3. La marcha por la selva de dos grupos de secuestrados, separados por distancias no menores a 50 km del punto de concentración, custodiados por un destacamento de combatientes de las FARC no menor de 60 hombres, según lo dictan las mínimas condiciones de seguridad en marcha guerrillera, de ninguna manera pudo haberse dado entre el 28 y el 30 de junio, salvo que se hubiesen dado acuerdos previos, semanas antes, entre la inteligencia militar colombiana y los responsables de la custodia de los secuestrados, todo esto en desconocimiento del Estado Mayor Central de las FARC. De ser así, si hubo acuerdos previos entre el primero y el segundo al mando de la columna guerrillera de custodia de los secuestrados, las dificultades de comunicación por la vía radioelectrónica, entre los mandos centrales y los bloques y frentes, sirvieron de excelente cobertura a la acción traidora de Cesar y Gafas, pues los desplazamientos de los secuestrados hacia el sitio de concentración, que puedo haber durado de una a dos semanas.
4. Por alguna vía, que no es el Estado Mayor Central de las FARC, le llegaron instrucciones a Cesar y a Gafas, como responsables de la custodia de los secuestrados, para movilizar a éstos a un punto de encuentro antes del 28 de junio, puesto que entre Cano y la misión negociadora, en un punto situado a 400 km al sur de la localización de los secuestrados, no se dio nunca un encuentro directo, sino con un representante de éste, el cual fue portador, ante Cano, de propuestas de negociación y nunca decisiones finales entre partes, que comprometiera una operación de traslado y concentración de rehenes.
5. Si para el 30 de junio la comisión negociadora ya había salido de la zona de influencia guerrillera, “por considerar que se trataba de un tiempo de espera demasiado largo" y se fueron sin la respuesta de Cano a un posible acuerdo sobre los rehenes, y dos días después, el 02 de julio, se produce la liberación de los secuestrados, entonces quién y por qué vías, antes del 28 de junio, dio la orden de movilización y concentración de los secuestrados, que se encontraban bajo la custodia de Cesar y Gafas. Si entre Cano y la comisión negociadora, por condiciones materiales de tiempo y espacio no se dio ningún acuerdo, entonces quién y por qué vías se autorizó la presencia del helicóptero y el abordaje y traslado de los secuestrados, junto con Cesar y Gafas.
6. Significó la presencia de la comisión negociadora, anunciada por todas las vías posibles por el gobierno de Uribe, un elemento de distracción para el Estado Mayor Central de las FARC o significó con las mismas intenciones e intereses para Cesar y Gafas, como un elemento de distracción para el resto de la tropa guerrillera a cargo de la custodia de los secuestrados. Significó la presencia de la comisión negociadora en zona de influencia guerrillera una parte del entramado que organizó la inteligencia militar del ejército colombiano para darle cobertura y seguridad a la traición de Cesar y Gafas o éstos, actuando a contrapelo de las más elementales reglas de seguridad y compartimentación, pecaron de ingenuos y cayeron en la trampa.
7. Un movimiento armado con la experiencia de lucha y combate que ha cultivado las FARC durante tantos años, que ha resistido tantas pruebas en el campo de las acciones militares y de las acciones de inteligencia, no es posible que caiga en una trampa como se ha planteado, para poner en riesgo sus principales cartas de negociación o de maniobra política en la presente coyuntura. De ninguna manera las FARC pudo haber dejado ir la posibilidad de liberar a Ingrid Betancourt y los contratistas americanos, como producto de una decisión unilateral, de amplia importancia política.
8. Habrán bajado tanto las condiciones de seguridad y compartimentación en el manejo de información y el suficiente resguardo de decisiones militares y políticas hacia el interior de las FARC en sus más altos mandos políticos y militares, para haber llegado al desastre que ahora ocupa los titulares de los principales medios internacionales. O en su defecto, si no hubo acuerdos entre partes, entre Cano, por vía de un intermediario y la misión negociadora, por razones de tiempo y seguridad de ésta, entonces la presencia del helicóptero en el sitio de encuentro de los secuestrados y el abordaje de éstos, junto con Cesar y Gafas, fue el acuerdo entre éstos y los medios de inteligencia militar del ejército colombiano, en que tuvieron participación, en un largo de trabajo de seguimiento y preparación de condiciones para la acción final, la CIA y el MOSSAD, contando incluso con un recurso de distracción, que fue la misión negociadora.
9. Resulta necesario entender que las acciones que se producen en el vecino país, en los marcos del Plan Colombia, son una parte de la estrategia general del imperio contra la revolución bolivariana. La neutralización de las capacidades combativas de las FARC de alguna manera representa, dentro de los marcos de la guerra de última generación a que se enfrenta Venezuela, un golpe contra un flanco estratégico. Las FARC no es el foco de la tensión internacional en América Latina. El origen de la misma, como parte de la política global del imperialismo en América Latina, lo constituye el régimen de Uribe.
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