El Golpe de Estado del 11 de Septiembre de 1973, propiciado por la capa más reaccionaria de las Fuerzas Armadas dirigido por el General Augusto Pinochet, contra el Gobierno Constitucional de la Unidad popular encabezado por Allende, elegido el 4 de Septiembre de 1970, representó el derrumbe de la primera experiencia en el mundo de un gobierno socialista, que llegaba al poder no por una revolución armada sino por la vía de las elecciones. En esta misma fecha (11 de Septiembre) cae muerto el Presidente Salvador Allende, quien fue responsable de dirigir ésta experiencia socialista.
Los cambios ocurridos en el corto período que duró la experiencia socialista en Chile (1970-1973) (menos de tres años) nos permite confirmar los basamentos de justicia e igualdad social de este régimen: 1) nacionalismo Económico: La dependencia económica externa de Chile debido al monopolio (fundamentalmente norteamericanos) sobre el salitre y el cobre y el resto de la industria y actividades económicas llevó al gobierno a un proceso de nacionalización sin indemnización. 2) papel activo del Estado en la economía. 3) eliminación de monopolios. 4) Distribución accionaría entre los trabajadores. 5) La Reforma Agraria de 1972 que acabó con los latifundios que dominaban en el país, que además de representar una injusta distribución de la tierra tenía paralizada la producción agrícola. 6) Una política internacional autónoma que trajo profundos enfrentamientos con las grandes potencias e incremento de las alianzas con el Tercer Mundo, especialmente con Cuba, China y Vietnam.
Como era lógico esperarse, estas medidas le provocaron profunda aversión al gobierno de parte de los tradicionales sectores dominantes del país y de los grupos extranjeros afectados con las medidas, aunado a estos dos elementos debemos agregar el papel de las Fuerzas Armadas que en este período fue sometido al orden Civil, tal como debe ser en un régimen democrático y como sí fuera poco un sector de la izquierda radical, que consideraba lento el tránsito al socialismo, todos ellos confabularon para derrotar esta experiencia histórica.
Durante el Gobierne de Allende, estas fuerzas reaccionarias desde el Congreso, en la clase empresarial, en las Fuerzas Armadas, en los sectores económicos extranjero, desde la CIA se aliaron para conspirar y encontraron el lamentable apoyo de un sector de la izquierda que exigió cambios radicales en forma inmediata. A pesar de todo en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 el Frente Popular obtiene un amplio triunfo, contando con el 44% de los electores, dándole total legitimidad al Gobierno. Sin embargo, el Congreso, en agosto de ese mismo año, apoyado por el Colegio de Abogados, aprueba una reforma Constitucional donde se daba legalidad a un golpe de Estado que “restableciera el orden social”.
La posición del Gobierno norteamericano fue determinante en el golpe de Estado, no sólo en la participación de la CIA sino del propio gobierno, como se comprueba en unas declaraciones del secretario de Estado H. Kissinger – antes de las elecciones de 1970- citados por Koroliov y Mhudachkin en el libro América Latina: Las Revoluciones en el Siglo XX: “No veo por qué tendríamos que observar impasibles como un país se hace Comunista debido a la irresponsabilidad de su gobierno”. (pág. 166).
Sin embargo, igual que la fuerza de los movimientos adversos al gobierno socialista fue la tenacidad de estos últimos encabezado por el Presidente Allende, quien cae muerto en el asalto al edificio La Moneda y quien había definido desde 1971 cuál sería su posición ante un intento de derrocamiento: “Sólo acribillándome podrán impedir mi voluntad, que es cumplir el programa del Pueblo” (Entrevista en Enero de 1971 del Escritor Francis Regis Debray).
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