Definitivamente
el 28 de diciembre ha quedado en los anales de la Historia como una
fecha triste y oscura para la humanidad que ha luchado contra todas
las injusticias cometidas por los poderosos intereses a nivel mundial:
no sólo se recuerda aquel antiguo episodio en que el rey judío Herodes
ordenó el asesinato de recién nacidos de su propio pueblo, sino que
el día de hoy el Estado israelí ha cometido la mayor masacre contra
el pueblo palestino en mucho tiempo (centenares de muertos hasta el
momento). Cómo puede apreciarse, el común denominador de estas acciones
ha sido la participación intelectual y material de las élites judías,
quienes desde mucho antes de la época de Cristo han estado en constante
conflicto con los territorios vecinos, en busca de la famosa tierra
prometida que supuestamente les tenía reservada Yahvé (Dios)
como premio a su carácter de pueblo “elegido” y a su fidelidad.
En
el presente artículo haremos una breve referencia a la violencia histórica
ejercida por las élites judías en contra de sus pueblos vecinos, tomando
en consideración uno de los libros históricos del Antiguo Testamento
de la Biblia, específicamente el titulado “Jueces”. Al final del
escrito nos percataremos de que no es pura casualidad la violencia practicada
por dichas élites en el pasado y en el presente, con el agravante de
que en la actualidad el movimiento conocido como sionismo, domina el
planeta desde el punto de vista económico, siendo en realidad la organización
que mueve los hilos del Imperio estadounidense (de hecho, los últimos
presidentes de Estados Unidos, incluido el recién electo Obama, han
declarado su pleno apoyo al Estado de Israel y a sus planes de dominación
mundial). Como sabemos, la Biblia es el libro sagrado del cristianismo,
donde se exponen distintos aspectos morales, proféticos e históricos
de esta religión; pero en el Antiguo Testamento se hace referencia
casi exclusiva a la Historia de los judíos antes de Cristo. De hecho,
esta parte de la Biblia parece más bien una especie de panfleto en
favor de los intereses de las élites hebreas, como podremos darnos
cuenta con la reseña del texto seleccionado.
El
libro de “Jueces” es importante para comprender en forma aproximada
el primer intento serio del pueblo hebreo para lograr la estabilidad
político-territorial y la unificación religiosa, administrativa,
económica, entre otros aspectos (siglos XIII-XI A.C.), razón por la
que algunos historiadores del Medio Oriente valoran la información
allí contenida, aún cuando no es estrictamente histórica. Téngase
en cuenta que los jueces eran los líderes o jefes encargados de unificar
la mayor cantidad de tribus en contra, fundamentalmente, de lo que concebían
como enemigos comunes. Este texto, al igual que otros manuscritos
del Antiguo Testamento, enfatizaba en el hecho de que los hebreos
eran los elegidos por Dios o Yahvé, quien los colmaría de bienaventuranzas
y prosperidad luego de soportar las penurias en la búsqueda
de la Tierra Prometida, (por su condición de seminómadas) . Para lograr
tal propósito, debían luchar contra otros pueblos del Cercano y Medio
Oriente, calificados por la Biblia como infieles o paganos simplemente
para justificar las agresiones judías. El colmo de los escritores bíblicos
estribó en el hecho de que consideraron que los judíos siempre
fueron los agredidos por unos pueblos “extremadamente violentos”
como los cananeos y los filisteos, siendo éste un aparente factor determinante
de la inestabilidad político-territorial que aún vivían los hebreos
al comienzo de la época de los jueces. Aquí es necesario aclarar que
el pueblo cananeo, por ejemplo, terminó siendo agredido en varias oportunidades
por las hordas judías, quienes reiteradamente invadieron las tierras
ya ocupadas desde tiempo indefinido en un territorio que más o menos
corresponde en nuestros días a Palestina.
Como en muchas de los conflictos armados durante la Historia, la religión se transformó en un elemento ideológico de primer orden para justificar el accionar del pueblo hebreo, en cuya búsqueda de la tierra prometida bien valía la pena derramar la sangre de los paganos para satisfacer los designios divinos. Según el relato de “Jueces”, todos los pueblos paganos eran enemigos a priori de los judíos, razón por la que deberían ser combatidos sí se interponían en los objetivos de lograr una cierta estabilidad político-territorial. En otras palabras, al ser el pueblo “elegido” por Yahvé, los hebreos contaban supuestamente con la protección y el mandato divino de forjarse su camino aún a costa de los pueblos vecinos. Es así como el papel de los jueces, supuestamente enviados por el mismo Yahvé, era el de tratar de salvar a “Israel” de sus enemigos. Más aún, para la época de los jueces, los hebreos ya eran protagonistas de primer orden de la constante conflictividad del Cercano y Medio Oriente, tal como lo son en la actualidad.
En
resumen, podemos señalar lo siguiente del libro de “Jueces”: Se
trató de una época particularmente violenta en la Historia del Cercano
y Medio Oriente, por supuesto estimulada en gran parte por los intereses
de las élites judías en ocupar las tierras de otros pueblos, como
era el caso de Canaán (más o menos la actual Palestina). Bajo la advocación
religiosa monoteísta, como tantas veces lo hicieron los agresores
en la Historia mundial, estas élites justificaban las agresiones contra
todas aquellas sociedades que se interpusieran en la búsqueda de sus
intereses, que en su caso se trataba de la supuesta tierra prometida
necesaria para la formación del Estado hebreo.
Y
lo que sucede actualmente no es pura coincidencia: las élites judeo-sionistas
son protagonistas e impulsadoras fundamentales de la violencia en el
Cercano y Medio Oriente. Luego de surgido el Estado de Israel
en 1948, con el apoyo estadounidense, no ha cesado en su deplorable
procedimiento de ocupar y apoderarse de tierras ocupadas por palestinos,
libaneses, entre otros pueblos árabes. En su búsqueda moderna de la
tierra prometida, los sionistas han desatado toda una espiral de violencia
que amenaza con desencadenar un gran conflicto que puede extenderse
a gran parte del planeta. Al igual que en los tiempos antiguos, las
élites judías de la actualidad buscan liquidar por la vía armada
a todos los que consideran sus enemigos. Invocando la protección y
el mandato divino y la “necesidad” de “defenderse” de los “terroristas”
islámicos (en el contexto de la Guerra Global Contra el Terrorismo),
el Estado moderno de Israel busca dominar territorial y militarmente
gran parte del Cercano y Medio Oriente, y así poder cumplir un sueño
frustrado desde tiempos antiguos. A la luz del pasado oscuro y de
los acontecimientos ocurridos en los últimos tiempos, una cosa queda
bien clara: las élites judías han sido asesinas e invasoras
históricas de aquellos pueblos que malintencionadamente han considerado
como sus enemigos.