Este 2008 concluyó con la corrupción gubernamental a mil y el inicio de la depresión económica con inflación.
Un Estado podrido que empobrece a la sociedad, ahora en medio de la mayor tempestad destructiva del capitalismo mundial, sistema en el que se inserta esta isla plagada de calamidades y hermosuras.
Lo que le viene encima a este país no es cosa pequeña.
Hay muchas técnicas publicitarias capaces de encubrir la realidad o de separarse de ella, presentando lo virtual como si fuera real. El presidente Fernández sabe bastante de eso.
Eso esta intentando hacer su gobierno cuando habla de las buenas del turismo para el 2009, de su disposición a relanzar la producción agropecuaria, de las cosas buenas que han de venir de los Emiratos árabes, de las canastas que reparte, de las bondades del Despacho de la Primera Dama, del flujo de inversiones pendientes, de las nuevas líneas del Metro y del tren Santiago-Haina…y muchas otras lindezas por el estilo.
Pero ya no hay manera de ocultar la tragedia mundial y nacional que se avecina. Ya está en marcha. La historia reciente no recoge una Navidad y un Año Nuevo tan deprimido, en el que se ha tornado tan difícil hablar de “felicidad” y “prosperidad”. Ni siquiera la medular alegría de este pueblo ha podido relegar los efectos de la depresión económica y de la perversión oficial.
Los negocios lucen la mayor parte del tiempo semi-vacíos. Las calles han estado repletas de tristeza e incertidumbre. El país luce apagado, deprimido, atolondrado por la ausencia de perspectiva de mejorías, por la certeza de que esto marchará para peor, por la convicción de que este es un gobierno insensible y ladrón.
Abruma la impertinencia del presidente que indulta, el descaro de la Cámara de Cuentas que asalta su propio presupuesto, devuelve el dinero por presión y exhibe la desvergüenza de decir que no merece renunciar y que no se arrepiente de nada; indigna el manto de impunidad que la Suprema le tendió a los autores y beneficiarios de la estafa instrumentada a través del préstamo a la Sun Land y la manera como han sido protegidos los generales responsables del “tumbe” y la matanza de Paya-Baní, así como también la descarada sobre-valuación de la remodelación del Palacio de Bellas Artes.
Ofende la inteligencia de este pueblo que se le quiera ocultar que la crisis del capitalismo mundial, que tiene como centro la debacle de la economía estadounidense, no va a reducir el envió de remesas, a disminuir el flujo turístico, a devaluar el dólar, a reducir las exportaciones a EEUU y Europa, a encarecer y dificultar los financiamientos y las inversiones, a provocar mas desempleo…
El bulto publicitario sirve para engañar, pero no a tales niveles.
No es posible que mientras a escala mundial se hace conciencia de la gravedad de un largo porvenir, del empobrecimiento que genera este tipo de crisis sistémica –en este caso la más dramática de la historia del sistema imperialista-, de las tensiones sociales que se están acumulando, de los niveles de nueva delincuencia y terror de Estado que se están desarrollando (la masacre de Israel en Gaza es una expresión de la manera como se potencia el neo-facismo)…aquí se nos esta diciendo que estaremos mejor que todos lo demás, que este nuevo año no será tan malo, que esta lacra de gobierno va a sortear con éxito fenómenos tan destructivos.
En verdad esta burla aumenta el malestar social, ofende nuestra autoestima, arremete contra nuestros sentimientos. Es una manera terriblemente desagradable de tratar una situación tan desgarradora y con tendencia a agravarse si no nos decidimos a mandar al basurero de la historia a los que hoy gobiernan y a los que han gobernado.
En verdad que este tipo que dice gobernar se ha creído que los demás dominicanos(as) somos unos tontos, unos imbéciles descerebrados.
La burbuja en que vive después de engañar, estafar, atracar… de múltiples maneras a nuestra sociedad, le ha hecho creer que su poder para confundir y sustituir la realidad es eterno.
Pienso, sin embargo, que más temprano que tarde se va a llevar un gran susto, va a amanecer sin nada de lo que hoy posee, sin fortuna, ni investidura y posiblemente sin libertad para repartirle a los suyos lo que no es propio, lo que es de toda la sociedad.
El 2009 será crudo para el pueblo, pero más aun para los que lo dominan y engañan.
Las grandes crisis son también grandes oportunidades para cambiar todo lo que oprime y empobrece y delinque. Oportunidad, claro está, que precisa de voluntad y fuerza desde el pueblo para cambiarlo todo, y eso todavía no se ha logrado. Aceptemos el reto de hacerlo, hay que atreverse..
narcisoisaconde@gmail.com