Vietnam, Afganistán, Iraq, el Líbano y Gaza muestran que ya la guerra convencional no vence. Solo causa los desastres habituales y goyescos de la guerra, incluso peor que antes. Pero sin disparar un tiro, los palestinos causaron a Israel una derrota esperpéntica, con solo eternizar ante la historia su pasmosamente alta moral bajo aquella degollina.
La guerra siempre fue negocio, eso no es nuevo. Pero si bien antes las guerras se hacían para ganarlas, ahora los hechos nos dicen que se hacen para perderlas. Porque una guerra que se gana se acaba y no sigue dando ganancias, como las invasiones de Panamá y Grenada. Ahora se lleva perder guerras tanto como quebrar bancos, porque así hay motivaciones para seguir comprando armamento o auxiliando bancos arruinados, con dinero de los contribuyentes, sobre todo de los más pobres.
Estas guerras son una gozadera para sus perros porque no solo venden las armas de siempre, sino las nuevas. En Gaza aparecieron cientos de heridos desconcertantes, con amputaciones impecables por causa aún desconocida. Otros tienen además lesiones no visibles en varios órganos, que causan padecimientos impredecibles e insoportables tiempo después. La aterradora película El huevo de la serpiente, de Ingmar Bergman, se volvió candorosa. Porque desde siempre las guerras sirvieron para experimentar nuevas armas y nuevos recursos estratégicos, pero esto de ahora es una burla macabra, una feria, como en cualquier ramo de la economía. Una guerra experimental es mucho más fecunda que esas exposiciones que exhiben los modelitos de la temporada. Pasen, damas y caballeros, vean esta elegante bomba racimo, admiren sus colores muchos, que fuegos artificiales parecen, para ataques en Noche Buena de Año Nuevo ideal, como a fin de 2008 nuestro mejor cliente en Medio Oriente hizo. No se pierdan el nuevo avión espía teledirigido, que las 24 horas zumba y aterroriza y misiles al gusto lanza, este botón aprietas y zas una familia entera, como un video juego, chamo.
Pero los compradores son melindrosos y exigen demostraciones en vivo y en directo, como en Gaza. Miren que bonito caen niños por ristras. Porque de otro modo no se explica esta orgía facinerosa en que el Estado de Israel no ganó nada, igual que los Estados Unidos en la prisión de Guantánamo y en las cárceles secretas que le gustan a Aznar. Según la Realpolitik, en Gaza ni se redujo la popularidad de Hamás ni dañaron su capacidad bélica. Solo se consiguió deteriorar la imagen de Israel, porque a pesar de la empecinada censura, la humanidad vio las imágenes y sabe qué puede esperar de un Estado forajido que se ríe de ella en sus narices, violando todo lo violable, empezando por la decencia.
¿Les diría algo Obama?
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