Alias “Gaitán” ha muerto

El pasado lunes los colombianos nos levantamos con la noticia de primera página, en todos los diarios nacionales, que daban cuenta de que el día anterior el Ejército colombiano había abatido a José de Jesús Guzmán, alias ‘Gaitán’, un “histórico líder de las FARC”, como lo reseñó en su titular Europa Press. 

Quise saber quién era aquel guerrillero “histórico”de 59 años, que había tomado como alias de combate el nombre del líder popular Jorge Eliécer Gaitán y que, además, comandaba el frente guerrillero que llevaba el nombre de otro prócer de nuestra historia combativa, Antonio Nariño. Pero la prensa sólo daba cuenta de sus numerosísimas acciones terroristas, cuyo recuento sólo podía hacer parte de la manipulación mediática a que nos han acostumbrado, creando en la opinión pública la sensación de que el ejército acababa de liquidar al más temido de los terroristas.

Uno no se explica por qué hasta ahora aparece alias “Gaitán” como autor de la bomba que explotó en el Club El Nogal y la que estalló cerca del vehículo donde viajaba el nieto de Carlos Lleras Restrepo, además del atentado contra la empresa de videos Blockbuster y los almacenes Carrefour, entre otras.  Además – seguía enumerando la prensa - estaba sindicado de haber participado en los más sonados asaltos terroristas de las Farc, como lo fueron los municipios de La Uribe, Puerto Rico y Puerto Lleras, en el Meta; Mitú en el Vaupés y Miraflores en el Guaviare. Añadiendo que en el 2005 ordenó y participó en el ataque terrorista a la base militar de Teteyé, en el municipio de Puerto Asís en el Putumayo, donde fueron asesinados 25 soldados. También lo señala la prensa de ser el autor de múltiples acciones terroristas en Caquetá y Putumayo, sin descontar que lo sindican de haber ordenado la incineración de varios buses y busetas.

Todos esos “partes de victoria”, logrados supuestamente por el ejército con la muerte de alias “Gaitán”,  le iban a permitir al Ministro de la Defensa Juan Manuel Santos, rodeado y apoyado por la totalidad de los comandantes de las Fuerzas Armadas, lanzar una advertencia bélica contra Venezuela y Ecuador al afirmar que "golpear a terroristas que sistemáticamente están atentando contra la población de un país, así estos no se encuentren dentro de su territorio, es un acto de legítima defensa".

Ya en los días anteriores habíamos escuchado a los generales afirmar que hay varios campamentos de las guerrillas colombianas que deambulan en los dos países vecinos. Necesitan crear ese ambiente de tensión para bombardear otra vez en territorio extranjero y - de provocación en provocación - gestar la guerra.

¿Por qué se opone Uribe a las afirmaciones de Santos? Porque él sabe, como lo sabemos los colombianos gracias al “correo de las brujas”, que Juan Manuel Santos ambiciona la Presidencia de la República y sabe que no la puede alcanzar por la vía electoral mientras Uribe mantenga el control del aparato electoral. Y, una guerra con los países vecinos, puede ser un buen pretexto para un golpe militar.

Nadie ignora que él y varios de los generales desean ver a Uribe despojado de su fuero presidencial a fin de llevarlo derechito ante un Tribunal Penal Internacional, acompañado de todas las pruebas que están en su poder y que tan acuciosamente viene recopilando el DAS.

Por eso la muerte de alias “Gaitán” era un hecho propicio para crearle simpatías al Ejército y al Ministro de la Defensa en la búsqueda de todo el poder para esta corriente político-militar que aspira a gobernarnos. No se trata de una tendencia ni más ni menos bélica que la que representan Alvaro Uribe y su cohorte. Es sólo un enfrentamiento entre ambiciones de poder entre grupos y tendencias.

Pero ¿fue realmente alias “Gaitán” autor de todos esos hechos que hoy le imputan? Yo sólo sé que nació un año después del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, que seguramente era hijo de humildes campesinos gaitanistas perseguidos por el régimen de Mariano Ospina Pérez, quien desde 1946 organizó las brigadas de paramilitares que le dieron inicio a la violencia en Colombia y que por aquel entonces el pueblo apodó como “chulavitas” o “pájaros”.  Seguramente creció en medio de las noches de fuga, de los ranchos quemados, de los vientres perforados por las bayonetas que mataron los hijos que esperaban las amigas y parientas de su madre para que “no nacieran retoños gaitanistas”. Talvez a su padre lo mataron, como al mío, talvez a su tío le sacaron los ojos porque le encontraron una fotografía de mi papá que, como reliquia guardaba en su billetera junto a ese espejito vendido en los mercados campesinos que llevaba impreso en el dorso una foto del líder con la leyenda: ¡Con Gaitán a la victoria!. Seguramente a él y a su familia los sacaron a la fuerza de sus tierras, como a mi mamá y a mí nos lanzaron de nuestra casa, nuestro jardín, nuestros recuerdos y quereres. Y así, poco a poco, fue creciendo para ver que todos estos pecados han quedado en la impunidad y que a los criminales nos los muestran como patricio de la historia. Y fue viendo que este país pasa, década tras década, de mano en mano de los mismos; que nunca la tierra es para el campesino sino para los amos dueños de la economía, del bienestar y la bonanza; que la cárcel, la ignominia y el hambre son el destino de los más a los cuales explota una aterradora minoría. Fue así como alias “Gaitán” terminó acercándose a Manuel Marulanda, quien también llegó al monte por el pecado de ser hijo de un gaitanista. Y alias “Tirofijo” le habló de Gaitán y no necesitaron muchas palabras para saber que eran fruto de la misma historia, de esos millones de colombianos para los cuales el 9 de abril de 1948 fue como un machete que fue abriendo trocha en nuestras vidas, no dejándonos otro sendero que el de la decisión de derrotar a esta oligarquía que levantó un muro de violencia para impedir que nuestros padres cambiaran a Colombia y que nosotros, sus hijos, hubiéramos sido ciudadanos tranquilos, trabajadores y bendecidos por la equidad.

Descansa en paz, José de Jesús Guzmán, alias “Gaitán”, que si tu vida se enrumbó por caminos de violencia, que yo no tomé, al menos comprendo que se originaron en una infancia atormentada, que en lugar de juegos tuvo como escenario la violencia que generó la oligarquía que ahora pretende ser la que nos va a traer la paz. En ese ofrecimiento tú no creíste. Yo tampoco.



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Gloria Gaitán


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