La incultura de la desculturación

Es innegable que los contrastes en cuanto a la calidad de vida de los europeos y los latinoamericanos son insalvables por ahora. Nuestra sociedad latinoamericana sufre del síndrome de aún no ser lo que va ha ser y no dejar de ser lo que no es, y aún peor; quiere ser aún, lo que nunca podrá ser. No somos europeos, no somos gringos, tampoco africanos, menos asiáticos, pero constantemente nos comparamos y contrastamos con la arquitectura, formación, estructura de pensamiento, comida, tecnología e incluso idioma de países que han influido directamente en nuestro origen, pero que hoy por hoy ya no tienen relación directa con nuestra idiosincrasia.

Sin embargo, pareciera que por mucho tiempo seguiremos influidos por el voraz deseo de emular la cultura europea, alienados por las reconstrucciones audiovisuales y la economía estadounidense. Incluso, los más grandes deseos de revolución y transformación libertadora y bolivariana se impregnan del pensamiento socialista originario de Europa de años y distancias que distan de ser aplicadas hoy en nuestros países. Un socialismo a la venezolana, pasa cada día por comprendernos y sabernos diferenciar del socialismo europeo, un proceso realmente libertador y liberador, a la venezolana solo será posible cuando reconozcamos que ante siglos de continuidad histórica, nuestra reciente historia, con orígenes en parte no registrados, hijos de una dominación imperial y liberados por ideas que son hijas de esa misma dominación, poco permitirán logran una total liberación con base en una reconstrucción histórica de nosotros mismos.

En la actualidad, las necesidades que poseen sociedades como las europeas deben, tienen y son distintas a las que tenemos nosotros en Latinoamérica, mientras en Francia la inmigración de africanos en un serio problema económico, y la inmigración asiática un futuro incierto pero con interesantes expectativas raciales y culturales, en España los gitanos y los rumanos son fuente de inseguridad y disminución de la calidad de vida. Mientras que en Latinoamérica, ante un vertiginoso cambio en cuanto a las concepciones políticas de los pueblos, que han iniciado cambios importantes en formas de gobierno, es la pobreza nuestro gran dilema, común e inigualables, ya que aunque se atiende en cada país según los destinos trazados por sus pueblo, el grave problema comúnmente no atendido es la incultura como consecuencia de la desculturación provocada por intereses ajenos a los propios pueblos.

Esto se observa de manera más marcada cuando consigues latinoamericanos en Europa que ante el deseo de la aceptación y la búsqueda inalcanzables de la igualación de la ciudadanía, hacen lo que nunca hicieron en su tierra, cumplen las normas incluso más que los propios formantes y reclaman de los otros visitantes aún más decoro que el propio para pasar desapercibidos en una tierra ajena.

Nuestros avances serán tales, el día que veamos del pasado nuestras heridas para ser curadas y no volverlas a abrir, y tomemos de nuestro presente lo mejor para construir un nuevo futuro, propio, latinoamericano.

nicmerevans@gmail.com


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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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