Como dijo alguien, llamado el profesor, amigo o auto designado algo así como albacea caraqueño de la reina de belleza que actualmente está en Estados Unidos, al fin y al cabo “La Meca” de quienes buscan presurosos “el sueño americano”, se trata de una niña de apenas 22 años que no ha tenido tiempo para saber a ciencia cierta lo que significa Guantánamo. Y esto lo dijo en un programa radial capitalino, en el cual sus conductores, un caballero y una dama, se sumaron “bondadosamente” a procurar que el público oyente pasase por alto las indiscreciones o inocentadas de la Mis Universo.
Pero la organización del certamen que ganó la venezolana, que no es otra cosa que un gran negocio, una empresa capitalista, que maneja las actividades de la joven, tiene primordial responsabilidad en la visita que ésta hizo a la base militar y campamento de secuestrados sin ley.
Casi todo el mundo sabe el descrédito que cayó sobre Bush por el mantenimiento de ese centro penitenciario ilegal, tanto que en algo tuvo que ver con los resultados electorales. Y esta valoración incluye a quienes manejan el Mis Universo. Sin que esto signifique que uno esté diciendo que son partidarios de aquel régimen carcelario, las prácticas y procederes allí habituales para con los secuestrados. Pues eso falta no hace.
Lo que si parece cierto es que la muy bella jovencita, no tuvo la más mínima idea de lo que le afectaría haber estado allí, sus comentarios posteriores y menos de los oscuros intereses de las personas que le llevaron.
Le hubiese bastado saber que el presidente Obama, aún antes de ganar las elecciones, por decencia y vergüenza, anunció al mundo que cerraría esa prisión donde los humanos nada valen.
Es comprensible, que una niña de esas, evadidas permanentemente del mundo real, más ahora que viven el sueño sin mayores esfuerzos, sino para decirlo como su amigo el profesor, por haber “ganado el kino de nacer bella”, haya incurrido en ese desliz o inocentada.
Lo censurable estaría, como uno lo sospecha, que quienes tienen que ver con esa nefasta cárcel, manejan sus relaciones públicas, el Pentágono, los directivos del certamen y los de la chica, le utilizaron con fines bastardos.
A la linda muchacha le llevaron a la base militar, cárcel nefasta y le hicieron ver lo que a ellos le interesaba. La llevaron por “donde pasa la novia”, como se dice en lenguaje coloquial venezolano. Siendo un centro militar norteamericano, sin uno haber ido nunca allí (Dios nos salve), imagina áreas bien cuidadas, con apariencia agradable y hasta espacios para detenidos dignas para la observancia; sobre todo ahora, cuando Guantánamo está bajo la mira del mundo. Por supuesto, frente a ella no practicaron sesiones de tortura o humillaciones a los detenidos.
Ella sólo vio lo que era dado ver. La parte bella, el paisaje de las playas de la costa cubana y percibir el trato baboseante de los cuidadores de la penitenciaría.
Por eso vino emocionada y dijo o escribió lo que escribió o dijo. Con ese fin la llevó el contubernio de los carceleros y quienes a ella la manejan.
Y, pese a la protesta y burla de mucha gente, contra Dayana, que motivó que de su blog con prontitud borrasen sus comentarios, en parte los promotores de aquella horrenda cosa lograron sus objetivos.
Tanto que el caballero que hablaba por la radio caraqueña, lamentablemente no tomé nota de los detalles, por defender a la muchacha, sin poner en duda la conducta de quienes allí la llevaron, dijo que “en cierto modo ella tenía razón de decir lo que dijo, pues Guantánamo es como un hotel, si le comparamos con las cárceles venezolanas”.
Y esa bestialidad la dijo alguien, presuntamente periodista, egresado universitario, que creyéndose muy maduro, justificó a la niña diciendo que todavía no había tenido tiempo de crecer lo necesario para entender el asunto.
¿Cuánto dinero hubo de por medio? ¿Cuánto cobró la organización del Mis Universo, cuyos integrantes no se chupan el dedo, por esa actividad relacionista y publicitaria? ¿Hubo, hay o habrá alguna otra compensación? ¿Se trató de un simple paseo? ¿Por qué llevar a la Mis a un centro tan cuestionado? ¿Dayana estuvo al tanto de esos detalles?
En fin, hay que ver los ángulos distintos del asunto y guardar cierta conmiseración por el ciego.
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