Sin dudas, mal que le pese al Imperio y a su
nuevo rostro representado por Barak Obama, la gran estrella de
la reciente
Cumbre de las Américas ha sido la primera
revolución socialista del continente y sus compañeros alineados en el
ALBA.
Después de 50 años de batallar por la
independencia y la soberanía de su propio país, Cuba ha logrado una
victoria espectacular, al poner contra las cuerdas, una vez más, al
imperialismo norteamericano y generar el mayor concenso de solidaridad con
su posición en cuanto al levantamiento del bloqueo criminal que EEUU, y
todos sus aliados occidentales, aplican contra la Isla desde hace más de
cuatro décadas.
Esto que ahora ocurre no es un milagro ni una
casualidad, sino que tiene que ver con la resistencia consecuente que Cuba
siempre ha planteado en los duros momentos que le ha tocado vivir como
reflejo de la política genocida de las distintas administraciones que han
venido gobernando desde Washington. El pueblo cubano sabe muy bien lo que
han sido estos años en cuanto a dignidad y conciencia para superar las
carencias que impone el bloqueo, y es por eso, que justamente ahora, en
que toda Latinoamérica se ha puesto de pie para acompañar a Cuba en su
exigencia, de nada valen los guiños hipócritas que pudieran inferirse del
comportamiento del presidente Obama si, desde luego, no van acompañados de
hechos contundentes.
El otro viento fresco que invadió la Cumbre por
todos sus flancos, es que los países que integran el ALBA pesaron con
mucha contundencia, demostrando que en ese aspecto sí, las cosas han
cambiado para bien en el continente.
Es en ese marco, es que hay que
analizar si realmente, como nos quiere hacer creer la avalancha mediática,
Obama representa un cambio real o se trata de una sutil e inteligente
estrategia del imperio para pasar de la fracasada política del palo y el
garrote a la del palo y la zanahoria.
EEUU llegó a la Cumbre de las
Américas sabiendo que el “frente del rechazo” representado por los países
que integran el ALBA, no estaban dispuestos a retroceder un milímetro en
sus posiciones de crítica severa a los males que ha impuesto el
capitalismo salvaje, ni tampoco a admitir que la política injerencista
norteamericana siga imaginando al continente como su patio trasero. De
hecho, ya se había planteado el primer gran choque cuando se rechazó
enfáticamente el proyecto de declaración de la Cumbre, lo que llevó a que
finalmente muchos países no lo firmaran, “por representar un abierto
retroceso” a lo ganado en la Cumbre de Mar del Plata cuando se enterró al
ALCA.
En el mismo momento en que Obama repartía sonrisas y se prodigaba
en gestos simpáticos hacia los mandatarios que lo saludaban en
Trinidad-Tobago, sus aviones de guerra seguían bombardeando Pakistán
(asesinando a una docena de civiles, entre ellos varios niños y niñas), y
otros similares uniformados masacraban civiles en el Iraq ocupado y
resistente, Esa es la esencial fundamental y dramática de los
“cambios” que representa Obama, más allá de sus coqueteos mentirosos.
Pero por supuesto, hay más. Para el mandatario norteamericano, “el
pueblo de Cuba no es libre”, “no hay libertad de opinión ni religión” y,
por supuesto”, “sus cárceles están llenas de presos políticos”. De esta
simple y tergiversada manera de entender la realidad, el “gringo bueno”
sugiere que el bloqueo no se levantará y que a lo sumo, estaría dispuesto
a discutir algunas concesiones. Lo dice suelto de cuerpo el mismo jefe de
Estado cuyo gobierno ha venido cercenando la libertad y la soberanía de
decenas de países y cuyos militares continúan aterrorizando a miles de
pobladores en Medio Oriente. Lo afirma el mayor aliado de la política
genocida sionista contra el pueblo palestino, y el representante político
de las trasnacionales voraces que mantienen cautivos a cientos de países
del Tercer Mundo, o el correveidile de los fabricantes de armas que
abastecen el arsenal bélico de policías y ejércitos del planeta.
De qué
cambios habla mister Obama, cuando sus recetas económicas sólo buscan
relanzar experiencias como la del FMI y el Banco Mundial, que tanta
hambre, miseria y dependencia han generado con su actuación. O acaso,
alguien ha escuchado que abrirá las cárceles de su país donde se hacinan
decenas de miles de latinos, mujeres y hombres afrodesendientes (como el
propio Obama). O que serán liberados y devueltos a Cuba los 5 héroes
detenidos por luchar contra el terrorismo ¿Y Mumia Abu-Jamal, y Leonard
Peltier, y los revolucionarios puertorriqueños que hace casi 40 años están
pudriéndose en las prisiones de EEUU? ¿Habrá dicho algo Obama de la
situación de ocupación ilegal que soportan Puerto Rico y Guantánamo?
¿Ustedes escucharon alguna palabra sobre la situación de mantener decenas
de bases de ocupación e intervención militar en todo el planeta,
cercenando la soberanía de los pueblos?
¿Cambios de qué? ¿De
maquillaje? Porque en cuanto a la expoliación, la injerencia y la
ocupación ilegal de territorios, poco parece haber remitido.
De todas
maneras, si bien hubo presidentes (y presidentas) que en Trinidad-Tobago
conectaron plenamente con la Obamanía y terminaron jugando el triste papel
de intermediarios entre el Imperio y los países con discurso más
radicalizado (por tener a su frente gobiernos revolucionarios y no
simplemente “progresistas”), lo cierto es que el mandatario estadounidense
tuvo que conformarse con recibir un trato educado y cordial, pero no logró
horadar la disciplina que llevó a la reunión el Bloque ALBA. Escuchó
severas críticas al imperialismo por parte del nicaragüense Daniel Ortega,
o el digno alegato del presidente Evo Morales cuando explicó con lujo de
detalles la connivencia entre el gobierno norteamericano y su embajada en
La Paz y la oposición fascista que recientemente ha intentado asesinarlo.
Y por si faltaba algo, no pudo más que sonreir con cara de despistado,
cuando Hugo Chávez le obsequió, “para que se instruya sobre el Imperio”,
el imprescindible libro de Eduardo Galeano, “Las venas abiertas de América
Latina”.
Repetimos: los grandes vencedores de esta nueva batalla, han
sido quienes desde sus pueblos y gobiernos, han mantenido en alto las
banderas de la resistencia al imperialismo y a sus oligarquías locales,
los que acorralan con sus movilizaciones e iniciativas de solidaridad
entre naciones, al capitalismo y sus laderos. Esta actitud y no otra, es
la que han obligado a EEUU a tener que cambiar de estrategia y disfrazar
al lobo de cordero para intentar revertir una situación, que como bien
dijo el comandante Fidel Castro en su última visita a Argentina, “llevará
al Imperio a su desaparición antes que termine este siglo”.
Cuando desde los países del ALBA se apunta a que la única forma de salir de la actual crisis intercapitalista es avanzar hacia la construcción del socialismo, se está exponiendo un camino sin retorno, que a mediano plazo generará –nadie lo dude- enfrentamientos de mayor calado con la política imperial de los Obama o de sus sucesores. Creer lo contrario, y caer en el jueguito astuto de Obama y su comparsa, puede resultar atrayente para la camada de mandatarios “progresistas”, que tanto lo alabaron en Trinidad-Tobago, pero para quienes se plantean un cambio estructural en el continente, queda meridianamente claro que como decía el Che, “al imperialismo no hay que darle ni un tantito así de confianza”.
*Director de “Resumen Latinoamericano”
"...los asuntos que estamos presentando, nos dan en este momento la más grande de nuestras oportunidades para liberar a los Cinco. Este es un momento crítico y es muy importante que la red de apoyo esté al tanto e involucrados activamente en el caso." Leonard Weinglass, abogado estadounidense del equipo de la Defensa. www.amigosdecuba.com.ar/5patriotas (Argentina); www.thecuban5.org (Comité Internacional por la Libertad de los Cinco)