El CADTM denuncia el golpe de Estado en Honduras y exige el regreso del presidente Zelaya

El domingo 28 de junio, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue secuestrado y posteriormente expulsado del país por los militares. El CADTM condena este golpe de Estado, orquestado por los sectores reaccionarios de la sociedad (la cúpula militar, la oligarquía, la Iglesia, el poder judicial y los medios de comunicación dominantes) y el Pentágono. Este golpe está dirigido a acabar brutalmente con las aspiraciones de cambio del pueblo hondureño, invertido en el lanzamiento de una consulta popular para abrir la vía a un proceso de Asamblea Constituyente.

El presidente había convocado ese mismo día a los hondureños para que se pronunciasen sobre el establecimiento de una «cuarta urna» en las elecciones generales que se celebrarán en noviembre de 2009, para elegir una Asamblea Nacional Constituyente encargada de elaborar una nueva Constitución. Las tres primeras urnas se reservan, respectivamente, para la elección del presidente, los diputados y los alcaldes. Para justificar lo injustificable ante la opinión pública internacional, el Congreso y el Tribunal Supremo dictaron la ilegalidad de la consulta. Sin embargo, dicho referéndum se inscribe en el marco de la Ley de Participación Ciudadana votada en el Congreso el 27 de enero de 2006, y se basa ampliamente en el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, inscrito en los textos jurídicos principales, como la Carta de las Naciones Unidas. Además, para avalar el golpe de fuerza y designar un nuevo gobierno de facto, los opositores han esgrimido la existencia de una presunta carta de dimisión de Manuel Zelaya que el presidente afirma no haber firmado jamás.

Por otra parte, al contrario de lo que avanzaban los principales medios de comunicación, Manuel Zelaya no buscaba, por medio de esa consulta popular, prorrogar su mandato presidencial en las próximas elecciones. En realidad, estas elecciones se celebrarán en el marco de la Constitución actual, que prevé los mandatos presidenciales de cuatro años no prorrogables.

De hecho existe un pulso entre la oligarquía hondureña y el presidente Zelaya quien, sin embargo, procede de la oligarquía y es miembro del Partido Liberal, pero que ha experimentado un giro a la izquierda al unirse al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América) y tomar una serie de medidas progresistas a favor de las clases populares (por ejemplo, la instauración de un salario mínimo). La propuesta de convocar una Asamblea Constituyente dirigida a modificar la Constitución actual, poco propicia a las transformaciones sociales profundas, obviamente fue la gota que colmó el vaso. En efecto, las clases dominantes tienen miedo de perder sus privilegios, como ocurrió en Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde las asambleas constituyentes han conducido a la adopción de nuevas constituciones progresistas en varios ámbitos: control de los recursos naturales, respeto de los derechos de las minorías y de los pueblos indígenas, medidas relativas a la deuda…

Con el golpe de los militares, el pueblo ve que se le arrebata la posibilidad de determinar su futuro debido a las maniobras ilegales y criminales de las clases dominantes hondureñas, bastión tradicional de la ortodoxia neoliberal y del Consenso de Washington, decididas, cueste lo que cueste, a impedir las reformas sociales necesarias y a conseguir que perdure el orden neoliberal generador de pobreza e injusticias.

Afortunadamente, la resistencia popular y el apoyo de numerosos presidentes latinoamericanos al presidente Zelaya empiezan a originar divisiones en el ejército de los golpistas. Esperamos que la combinación de las protestas internas y la solidaridad internacional devuelva al poder al presidente Zelaya.

El CADTM expresa su total solidaridad con la población hondureña que rechaza firmemente el golpe de Estado, y exige el fin de la represión ejercida sobre los manifestantes y los líderes de los movimientos sociales y sindicales.

El CADTM apoya la resistencia del pueblo movilizado para organizar la vigilancia y una huelga general para exigir el regreso del presidente Zelaya, elegido democráticamente, y el restablecimiento del orden constitucional.

Por último, el CADTM se une al pueblo hondureño para exigir la convocatoria de un nuevo llamado al referéndum sobre el proceso de la Asamblea Constituyente. Es la única manera de permitir que los hondureños, como todos los pueblos del norte y el sur, decidan por fin su propio futuro.

Para el CADTM, la solidaridad de los ciudadanos y los movimientos sociales es imprescindible. Solidaridad que debe transformarse en un amplio movimiento popular destinado a derribar la mortífera lógica neoliberal y reemplazarla por una lógica radicalmente diferente, basada en la garantía de los derechos humanos fundamentales. Con este objetivo, la anulación total y sin condiciones de la deuda de todos los países del sur es una necesidad primordial.

Traducido por Caty R.

Eric Toussaint

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