Se perdió una oportunidad de oro este jueves, cuando el criminal Micheletti salió de Honduras, llegó tranquilamente a Costa Rica y a nadie se le ocurrió ponerle unas esposas, una braga color naranja, encadenarle los pies y mandarlo bien largo a la cárcel de Guantánamo. Un poquito de su propia medicina no le hubiese caído mal.
Todo lo condena: el pueblo de Honduras, la presión mundial, las resoluciones de la OEA, de la ONU, la Carta Interamericana de Derechos Humanos, la propia Constitución de Honduras, entonces, ¿por qué Micheletti no salió de la residencia de Oscar Arias directo Guantánamo?
Lo que hemos visto en estos 13 días desde que ocurrió el golpe de estado en Honduras, es un gran sainete orquestado por la señora Hilary Clinton a quien no le ha importado la brutal represión de la cual está siendo objeto el pueblo de Honduras, ni mucho menos la muerte inútil del joven Isis Obed. Sale ella muy elegante con su brazo entablillado, laca en el pelo y sonrisa perfecta, a decirnos lo que tenemos que hacer y el mundo, abismado, impotente, ¿todavía se lo tiene que calar?. Estados Unidos no ha retirado aún su cuerpo diplomático de Honduras ni tampoco las tropas que mantiene en la base militar Soto Cano (o Palmerola). Ya no es un doble discurso: es un apoyo explícito al golpe de Estado.
Dio mucho coraje ver cómo el criminal Micheletti disfrutó de los símbolos del poder en Costa Rica: carrazo negro blindado, trato de Jefe de Estado; nos cuentan periodistas amigos de San José que durante su entrevista con el “mediador” Arias, pidió confites y algunas otras exquisiteces que rápidamente le buscaron…Sólo la bandera de Costa Rica se saltó el protocolo y le abofeteó la cara seguramente en nombre del pueblo heroico de Honduras.
Pero da más coraje ver cómo reciben en República Dominicana al Presidente Zelaya. Los periodistas han expresado la misma curiosidad que tenemos:¿de qué sirve todo ese recibimiento, si Zelaya está destronado?. ¿De qué sirve todo eso mientras el pueblo hondureño sigue en la calle, acometiendo acciones inteligentes y bien dirigidas; cerrando carreteras para forzar un bloqueo económico?.
En primer lugar, ¿quién le dio velas en este entierro a Hilary Clinton para que designara “mediador” a un personaje disfrazado de demócrata, violador de la Constitución de su propio país?. Claro: Oscar Arias no forma parte del “eje del mal” latinoamericano, que sigue molestando a los Clinton, vale decir: Venezuela, Nicaragua, Cuba, Ecuador. No apoya a los países del Alba sino al TLC, y ha sido borrego de las políticas de Estados Unidos. Fue patético Arias al admitir, con su cara de piedra pómez, que las cosas estaban difíciles y que había exhortado a “las partes” a moderar su lenguaje, ¡como si se tratara de un matrimonio mal avenido!. Bueno, la mediación terminó como tenía que terminar: sin acuerdos, y es admirable, realmente, el aguante del presidente Zelaya quien pese al respaldo mundial no ha podido revertir la situación.
El comportamiento de los medios de comunicación que apoyan el golpe es vergonzoso. Es obvio que los tentáculos y el dominio de los grupos políticos sobre las editoriales brindan una sólida plataforma. Ya Micheletti no es el presidente de facto sino el “interino”, y así también denominan a los golpistas que le hacen comparsa. Reporteros de CNN en perfecto “spanglish” lo único que resaltaron de la muerte de Isis Obed fue que era un joven “muy pobre” y que su familia no tenía dinero ni para comprar el ataúd…
En este sentido el libreto que sigue no se hará esperar: más largas al asunto (hasta el cansancio); posiblemente un adelanto de elecciones; solicitar a la ONU y a la OEA el levantamiento de las sanciones. El atornillamiento del golpismo en la región, la vuelta a las dictaduras militares.
Nos preguntamos con angustia: ¿Cuánto resistirá el pueblo hondureño?
luisana.colomine@gmail.com