La rebelión de los pueblos oprimidos

Después de ver los acontecimientos suscitados en Honduras gracias a TeleSur y a Venezolana de televisión, no queda otra que pensar y repensar, en este demoníaco episodio, que transcribe en el día a día la burguesía , para eliminar los sueños de los pobres en A. L .

Sabemos ya, que lo acontecido hoy en Centroamérica y lo vivido en épocas pasadas, es la repetida punta de lanza del imperialismo, volver a las dictaduras, para después bajo el manto de la represión y de la vulgar trampa, disfrazar elecciones denominadas “democráticas“, que acomodan, aquellos políticos corruptos que darán a nacionales y a internacionales, la convocatoria al festín del Estado, la repartición concertada de siempre, tan alegre y sin escrúpulos, de los recursos de la patria.

La rebelión de los pueblos oprimidos, es un canto a la esperanza, al anhelo, por la participación protagónica de los pueblos pobres, cansados de vivir bajo el lema, ser pobre es una voluntad divina , y que se debe aceptar tal estigma para vivir sin el látigo del verdugo capitalista .

Esta rebelión suscitada en varios pueblos de América Latina, es la germinación de la semilla del bien, que despierta la conciencia desde nuestra esencia, haciéndonos ver libres, sin amarras para luchar por el bienestar y la dignidad de todos los habitantes de la patria nueva, ya imaginada, soñada, desde el sudor del obrero de la construcción, desde la maquina de coser de la fábrica, desde la tierra húmeda que cultiva el campesino, desde el fogón con leña seca de cualquier barrio latinoamericano.

Rebelión visualizada desde el imperio del mal, sea cual sea su origen, como la detención de los proyectos de dominio ahistóricos, que se han hilado e hilado en las mentes de la clase burguesa, donde se asume a la sociedad dominada y abusada, como intocable en sus eternas relaciones sociales de desigualdad y desprecio.

Este freno al modus operándi burgués, ha sido el zarpazo menos esperado en su decadente economía y en su parsimonia egocéntrica de fracciones elitistas. Nunca pensaron que los pueblos asumieran su verdad y mucho menos que la historia de América Latina, estuviera preñada de nuevos embriones que anuncian su despertar, valientes luchadores nacen, para defender la patria de sus esclavistas- abusadores y camaleones - vendedores. Este despertar tan insólito para ellos, les inquieta, les incomoda en su modalidad despótica de vida.

Jamás imaginaron, que bajo las entrañas de los ejércitos nacionales, surgieran ejércitos bolivarianos, que bajo las entrañas de las propias negras y mulatas , cuidadoras de ellos y de sus hijos, paridoras de los obreros de sus fábricas o de sus peones agrícolas, resurgiera la clara tonada libertaria de la sublevación o que de las aulas universitarias, naciera el educador para la conciencia, reflexionando con entusiasmo, sobre aquellas palabras escritas en el Manifiesto Comunista: La clase dominante puede temblar ante una revolución comunista.

En esta rebelión de los pueblos oprimidos, no se tiene nada que perder en ella, más que sus cadenas, y si tienen mucho que ganar, ganar su libertad, ganar la patria robada, amancillada por los saqueos y muertes de hombres dignos defensores de la cultura y las etnias, de la cultura y la dignidad.

Tenemos, si, un mundo que ganar, por eso la Revolución Bolivariana, que si bien , no es la revolución comunista, de la que habla Marx y Engels, es la semilla liberadora, semilla que ha brotado en el continente americano armando hombres y mujeres conscientes, armando pueblos enérgicos, que no se intimidan ante la opresión. Por tal motivo, a los líderes del advenimiento, de estas diferentes formas de lucha, el estratégico Comando Sur y las burguesías del mundo, les llaman, locos.



¡Locos del mundo, uníos para soltar las amarras de la dominación!

El golpe de estado a la hermana república de Honduras, es un experimento viejo, que vuelve a tener significado para ellos, es la medición de un acto de barbarie perpetrado por los militares adiestrados en la escuela de las Américas, la clase política hondureña aliada a la burguesía de ese país, las burguesías latinoamericanas y del planeta, ese aguante tiene manos invisibles, lo sabemos, porque desea extenderse.

Pero tras esa acción dañina que se ha acometido en Honduras, cuya directriz, señalaba el asesinato del presidente Zelaya, se mueve todo un andamiaje bien organizado y aterrador para callar las voces liberadoras de los pueblos, la muerte de líderes que fortalecen estos procesos reales, es el anuncio que se lee en sus diarios, que escuchamos en su comunicación de TV o radial, tan inquisidora y burlesca adornada de racismo y desafíos.

Bajo esta consigna del terror, el presidente Zelaya es expulsado de su país, la iglesia católica y su cardenal se hace portavoz de los opositores charlatanes, se asesinan a dos jóvenes que esperaban en el aeropuerto la llegada de su presidente, se apresan a luchadores sociales para luego ultimarlos, se ha impuesto el toque de queda y se ha obligado a seguidores del mandatario a marchar a favor de los intereses golpistas, no obstante, a pesar de ese ejercicio deplorable, emerge la constancia de un pueblo que resiste, los educadores defensores de los derechos humanos y de las garantías constitucionales, al pie de lucha.

Lo que no podemos dudar, nunca dudar, es que el pueblo pobre de Honduras esta armado de valor y dignidad. El pueblo con conciencia, en la patria de Morazán, se fortalece ante la envestida criminal, que se incrusta como vencedora, y que tiene sus aliados que la protegen.

El clamor de este aguerrido pueblo es superior al poderío militar, aquí no vale el Himno de la Alegría que a través de las televisoras patrocinadoras del Golpe e intervenidas, difunden como el bello canto de la paz, en el amanecer y durante el día.

La nueva conciencia, la conciencia liberadora, no cree en cantos de burgueses manipuladores y lava cerebros, que insisten en adormecernos, lo viejos encantadores de serpientes, tan añejos como el imperialismo, sufrirán las consecuencias del despertar, así empleen la fuerza de sus armas.

La toma de conciencia comienza desde abajo, desde la pobreza, porque son los pobres los que más padecen la injusticia, de ahí, que la burguesía nefasta, abre sus tentáculos hacia la clase media, cuya direccionalidad no es uniforme según ellos, esperemos que no sea así, en la visión del hombre nuevo y la mujer nueva, esta malmirada clase media, debe jugar su gran compromiso histórico transformador, para derrotarles en su particular dominio, la guerra mediática y en su insistencia irracional, de verles, como borregos de sus tratados dominantes.

Y que hace esta endemoniada clase burguesa, para mantener su poder en países donde ve perturbada su permanencia, que no ha hecho la sagaz burguesía en Venezuela, el imperialismo y su seguidores, desde el férreo control de medios, emitiendo mensajes deformadores de la realidad, hasta la manipulación en la escasez de los alimentos.

Es un problema para la estabilidad del país y del modelo social que se construye, destronar esta supremacía del poder burgués, que se enfrenta al gobierno nacional. Así es el comienzo de la nueva historia venezolana y de todas las historias patrias latinoamericanas, es un enfrentamiento entre la conciencia de pertenencia de un pueblo y la avaricia, igualmente consciente de una clase, que no quiere dejar de ser la controladora del país y del mundo.

Dos tipos de conciencia, una, engendra la resistencia y liberación de los pueblos oprimidos, esa, sale del corazón, del amor por la independencia e igualdad, se nutre para la hermandad y el resguardo de la cultura popular, la otra, enarbola el individualismo opulento de los grupos poderosos, vinculada al dinero, a la mercancía, al tanto tienes tanto vales.

La rebelión de los pueblos oprimidos es una constante en América y el mundo, deberíamos ya de una vez por todas, comenzar a cortar los tenazas de la burguesía sin mucha divagación, ponerle trabas a un proceso histórico que seguirá su curso, independientemente de la beligerancia de sus oponentes, es de inexpertos, mientras haya conciencia de clase, hay lucha y liberación, sin embargo, si dejamos extender la maniobra esquizofrénica burguesa, se nos alarga la consolidación.


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Carmen Arelis Contreras


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