Estimado amigo Insulza –aunque no lo crea, es usted mi piedra de tranca en este dominó de parásitos lacayos que convulsionan mi frágil esperanza- . Desde que se me cayeron las muelas del juicio, sentí y creí apreciado secretario que, sería mi mejor prótesis en este mundo de tempestades, por lo que además, pasó a ser mi as de espada para ganar mi juego de truco latino para sacarle el perico o, la perica a Chávez a ver si nos deja en paz y, discúlpeme la confianza que me tomo dentro de mis atribuciones constitucionales a reventar por el peligro en grado máximo sobre la raya roja que acrecienta mis desvelos, los que debe solucionarme sin pataleo, dentro o fuera de su despacho sin recibirme, tal cual, lo merezco como ciudadano que se OEA con usted, y que. desde que la oposición venezolana lo cogió de consomé internacional no me queda otra vía alterna que acudir a su persona y, fíjese mi diligente secretario que todavía no tengo el valor de tutearlo por fallarme las piernas de mis debilidades estructurales dentro de la política que tan sabiamente dirige a favor de nosotros los desamparados que comemos cuando hay y, respiramos cuando nos da su oxígeno chileno espinochado de franqueza que debilita entuertos gobierneros y, dado a su generosidad dentro del tira-y-encoge que a decir de entendidos, realiza impecablemente e infinitamente pensado con trasnochos incluidos, acudo a usted en esta hora menguada para la democracia venezolana, donde el avispero del poder no encaja en muchos. Espero que me siga el paso que cuesta mantenerlo firme, pero ahí voy, otra inocentada de mi parte, pero entre los justos no tiene –usted-parangón ni en la OEA, ni en la ONU, ni en ninguna otra parte a no ser en la estrella de Belén.
Antes de seguir adelante mi atento secretario, le sugiero muy respetuosamente que, se venga a Venezuela, aunque sea tres días de la semana para que atienda nuestros ruegos (la cúpula de la iglesia católica no nos oye) que son tantos como venezolanos más extranjeros que somos y, tendrá el placer de conocernos por dentro o, de lo contrario, proponga un asiento más en la OEA para los desvalidos como huérfanos de comprensión en que nos hemos constituidos los de la oposición venezolana y, apéndices que clamamos por justicia social que, nos dé el capitalismo salvaje a nuestras vidas y después que nos introspeccione arrime con nosotros unas bolitas criollas que el mingo estará cerca de su voluntad para que no se canse o quizás, juegue un partido de chapitas de botellas que a lo mejor le orienta en grado sumo a complementar su inteligencia republicana, sólidamente constituida.
Pero debo decirle que lo de acá es más complicado que la situación de Honduras y, dada su sagacidad persuasiva nos tiene en tres y dos y, con la pelota en las manos para que no se la saquen del juego. ¡Póngase duro y curvero José Miguel!
Nuestros males son tantos –secretario Insulza- que estamos al borde de la locura –gracias a Globovisión y demás medios de la oligarquía venezolana que lo ama-. Posiblemente -Ismael García y Juan José Medina- sumisos testaferros de la traición patria que malogran la ignorancia de sus sueños, deben traernos la cura espiritual que usted les recetó para seguir conviviendo con la Constitución y con el presidente Chávez. Alguien me dice que le diga, que deseos no empreñan y, como poco entendedor de dichos, se lo hago saber, dada su responsabilidad multipolar en el conjunto de naciones que dirige y, debe seguir dirigiendo, dada su eficiencia y eficacia políticamente hablando, y que yo, en particular espero se haga realidad por su bien y la de su país. Otra cosa, como usted está en todas, converse con el comandante presidente y sugiérale, que se eche una encadenadita y le explique al pueblo –motivos y razones- de lo que está pasando con Colombia, para su bien y la del gobierno que la frontera norte es bastante grande y un gentío no entona, porque no se sabe la letra.
Abrazos. Compatriota y amigo, uno más del montón que lo aclama.
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