Quienes se sienten esperanzados que con la presidencia del señor Barack Obama en Estados Unidos habrán importantes cambios en el mundo que favorecerán las relaciones económicas y políticas de la mayoría de las naciones subdesarrolladas con las pocas desarrolladas y que, al fin y al cabo, serán los pueblos quienes se aprovecharán de las mismas para satisfacer sus múltiples necesidades y avanzar progresivamente hacia un estadio superior de un capitalismo nuevo y humanizado por los más influyentes amos del capital financiero, terminarán sus ideas prefiriendo al Diablo y la vuelta de Bush que el gobierno de Obama. El primero, idealistamente, siempre ha sido –desde que lo inventaron- un vocero del mal contra el bien y vivirá mientras haya necesidad de la existencia de Dios; el segundo, tanto en la teoría como en la práctica, hizo de las peores atrocidades la razón primaria de la política internacional del imperialismo estadounidense, no necesitó disfrazarse y todo lo hacía dando la cara como el gran enemigo de la libertad y de la paz del mundo; y el tercero, es actualmente una vedette política que muchos no han descifrado, otros no han querido hacerlo, y muchos o pocos –sin astrología ni bolas de cristal- han reseñado el destino de su obra de gobierno guiándose por la lógica de los acontecimientos y espíritus capitalistas.
Lo primero que hay que preguntarse es esto: ¿cómo podría vivir, mantenerse o sostenerse un emporio económico si no posee una vasta región geográfica y una importante masa humana sometida a la esclavitud social? No existe ninguna experiencia histórica que nos conduzca a dar como respuesta: sí podría. Y tampoco lo habrá. Eso está tan claro como los espejos que trajeron los conquistadores y se los cambiaron por oro a los indígenas para colonizarlos sin que supieran, ni los unos ni los otros, que ambas cosas entrarían en lo que Marx, siglos luego, descubrió como mercancías.
Para cualquier gobierno estadounidense, a esta altura del tiempo en que la globalización capitalista salvaje domina el mundo, sería terrible y ofensivo que lanzara consignas como: “Plan Marshall” (cuando tiene una crisis financiera desastrosa) ni que descubra el tesoro del rey Salomón; “Doctrina Monroe”, porque no está en capacidad de oponerse a relaciones estrechas entre Europa y naciones de América; ni “Destino Manifiesto” confiados en que una Providencia sobrenatural les determinará la fuerza de sus acciones; ni un “New deal”, porque ya los pueblos no se dejan repartir con la facilidad con que antes lo hacían las grandes potencias imperialistas que solas decidían el destino del planeta. Pero un nuevo “Plan Laso” sí lo sacarán de debajo de la manda de su camisa para tratar de dominar el mundo sin mayores rebeliones de respuesta a la política intervencionista imperialista.
El imperialismo ya tiene sobrada experiencia de respuestas militares o revolucionarias contra su política intervencionista. Lo que actualmente está aconteciendo en Irak y Afganistán es una confirmación que ya no se está en la época que con solo abrir la boca y lanzar un petardo explosivo era suficiente para someter a una nación por el tiempo que el imperialismo se lo proponía. El imperialismo se ha visto en la necesidad de mostrar otro rostro que es, precisamente, lo que está haciendo el gobierno del presidente Obama. Sin embargo, no puede renunciar, de ninguna manera, a la necesidad de dominar mercados, naciones o Estados, para poder garantizarse su existencia, las materias primas indispensables para su régimen de producción, reproducción y de vida. Para eso tiene su “Plan Laso” sofisticado, adaptado al tiempo de la “revolución” comunicacional que se ha producido en el mundo actual para que más rápido viaje la mentira y más velozmente sea repetida para transformarse en verdad.
¿Cómo será y que implicará el nuevo “Plan Laso” (Latín American Security Operation)
Los ideólogos de la globalización capitalistas no son tan idealistas y escolásticos como solían ser los anteriores de la fase propiamente imperialista. No, ahora han tomado ideas del marxismo, han leído (especialmente) a Plejanov, del cual han aprendido que la crisis económica en la que se encuentra el capitalismo los obliga a tener que pensar y pasar a comprender la psicología social de los pueblos como una razón suprema de poder explicar la concepción materialista de la historia de las ideologías, ya que se están produciendo muchas rebeliones teóricas contra los designios del capitalismo y, especialmente, del imperialismo. En otros términos: los ideólogos de la globalización capitalista se han convencido que para defender determinado interés es imprescindible adquirir conciencia del mismo, pero, saben también, que no “… es la conciencia de los hombres la que crea los intereses defendidos por el derecho, y por consiguiente, no es la conciencia la que determina el contenido del derecho: pero el estado de la conciencia social (de la psicología social) de una época determinada, es el que determina la forma que adoptará en los cerebros humanos el reflejo de un interés determinado”, como lo dijo Plejanov.
En consecuencia, el nuevo “Plan Laso” estará destinado a la ejecución, fundamentalmente por todos los grandes medios de la comunicación social en su primera fase, de una guerra psicológica muy altamente especializada en el ataque ofensivo de desinformación y desprestigio de gobiernos y figuras políticas sin salirse totalmente de algunos buenos modales por los voceros del capitalismo salvaje. Al mismo tiempo eso será acompañado con una vastísima campaña de penetración de elementos de corrupción en la conciencia de altos y medianos funcionarios de Estados que tengan una abierta oposición a los dictámenes del imperialismo capitalista. De igual manera recurrirán, utilizando sicariato o expertos mercenarios amparados por figuras destacadas de la política, al asesinato selectivo de determinados dirigentes populares para, luego, llevar a cabo campañas de difamación, de injuria, publicación de fotografías macabras y falsas acusaciones contra gobiernos y determinados personajes de la política como culpables o responsables de los hechos abominables descritos anteriormente. Con ello tratarán de crear un clima para ganarse a los sectores inestables y generar confusión y dudas en los estables que apoyan al Estado acusado de las falacias cometidas por el propio imperialismo capitalista.
La cibernética está tan avanzada actualmente que los métodos arcaicos de la propaganda de desinformación y mentiras será completamente descartada, ya que tendrán a su disposición toda la tecnología para hacer ver, con la mayor claridad o confusión posibles, a los victimarios siendo las víctimas y las víctimas siendo los victimarios. Harán todos los montajes a su favor con una tecnología tal que será hasta difícil captar un detalle de falsificación, lo cual los hará aparecer como verdaderos voceros de la democracia y defensa de los derechos humanos que no quieren verse envueltos en la intervención directa de los asuntos internos de otras naciones. Destacarán, especialmente, acciones filantrópicas de instituciones imperialistas a determinados sectores de población de escasos recursos económicos.
Desarrollarán campañas prometiendo toda clase de ayuda a la población tratando de neutralizar al mayor porcentaje posible de la clase obrera, campesinos y sectores medios de la sociedad como la expresión más acabada de la demagogia social. Pondrán un acento muy especial en pequeños propietarios, buhoneros, resentidos, pordioseros, prostitutas y personas sin profesión definida para tratar de crear una red de información e inteligencia que permita, a las autoridades del imperialismo, conocer con la mayor suma de detalles posible a los movimientos sociales y organizaciones revolucionarias, ubicación exacta de los principales dirigentes populares que respalden a gobiernos enfrentados a los designios del capitalismo.
Desplazarán, mediante programaciones permanentes, a instituciones filantrópicas a las zonas más populosas para ofrecerse como mediadoras en búsqueda de soluciones a determinadas necesidades de las masas frente a instituciones privadas, tales como: otorgamiento de créditos, mejoramiento de áreas para la recreación, obtención de útiles escolares para ser regalados a los niños de determinadas comunidades, promesa de becas para estudio o hacer gestiones para conseguirle empleo a jóvenes que se destaquen como dirigentes en sus parroquias, y todo cuanto pueda crear un medio ambiente de adversidad al Estado que levante las banderas del socialismo como única alternativa para salir del caos y crisis que son propios del capitalismo.
Invertirán cuantiosos recursos económicos en propaganda anticomunista; no hablarán de repúblicas independientes sino de gobiernos comunistas peligrosos para la democracia y la paz del planeta; harán constantes llamados a la gente del pueblo a que abandone a los comunistas, porque éstos son los peores enemigos de la familia, del orden establecido, de la libertad, de la democracia, y terminan expropiando los niños a sus padres para ser educados por el Estado en un ateísmo que pretende acabar con todas las religiones y, especialmente, con Dios. En esa política tratarán de comprometer lo más que se pueda a las Iglesias y sus principales voceros.
Crearán un esquema o escenario jurídico, muy especial bajo la figura de “asociación para delinquir”, que se ocupe minuciosamente de hacer un seguimiento a todas las personas que escriban y publiquen opiniones a favor del socialismo y en contra del capitalismo con el objeto de someterlas a juicio y callar de manera definitiva todas aquellas voces que no se coloquen al servicio de los postulados de la globalización capitalista salvaje.
Ya no habrá ninguna necesidad de lanzar la consigna mentirosa que la URSS es una amenaza militar para el mundo, que Cuba es un foco de perturbación para América, que Libia trata de descomponer el Medio Oriente, que los palestinos están siendo armados por ese vulgar enemigo de la democracia como lo es Corea del Norte, que China representa un verdadero peligro para la estabilidad del planeta o que Irán tiene pretensión de dominar el mundo luego de producir bombas atómicas. No, nada de eso. Todo se centrará contra el comunismo, presentando a éste como un régimen que ya fracasó por sus horrendos crímenes, por la distribución igual de la pobreza, por la negación de las libertades de pensamiento y de expresión, por su apego a los métodos terroristas, pero que aún quedan raíces necesarias de extirpar para poder garantizar la paz de toda la humanidad viviendo con dignidad y verdadera justicia las bondades del capitalismo salvaje. Correrá de boca en boca ese dicho que dice: es preferible malo conocido que bueno por conocer.
Utilizarán un método semejante al de guerrilla móvil: morderán lanzando piedras con su guerra psicológica sucia y esconderán las manos para luego volver a morder y así sucesivamente hasta que creadas las condiciones psicológicas les permita derrocar gobiernos que no le obedecen su línea política de sumisión y entrega de recursos de toda índole para la economía imperialista.
Harán todo lo posible por tener el dominio y control casi absoluto de las provisiones de alimentos, vestidos, calzados; es decir, de las mercancías (incluyendo aguas y gas) de primera necesidad material y espiritual para realizar acaparamientos que incentiven o generen hambre y desesperación en los pueblos, de manera que ello se traduzca en focos de desobediencia civil culpando a socialistas y comunistas de la miseria y el sufrimiento de millones y millones de hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas.
En fin, tratarán de agotar la paciencia de los pueblos, desesperarlos, llenarlos de dudas e incertidumbres en relación con el socialismo, hacerlos que protesten, que se produzca violencia incontrolable por el Estado, que los muertos sean achacados al gobierno local, generar un caos de ingobernabilidad. Cuando eso suceda, allí estarán las fuerzas bélicas del imperialismo para conquistar la calma del orden alterado, establecer gobiernos a su completa disposición, se crearán muchas bases militares del imperialismo en territorios de los países dominados, los Estados dominados perderán casi todas sus funciones esenciales para con la sociedad. Entonces, la globalización capitalista salvaje, inocente pero eufórica, dirá: “He triunfado para nunca ser derrotada”.