A poco más de 45 días del golpe en Honduras, el pueblo hondureño se moviliza hacía la capital, hundiendo al gobierno de facto en una profunda crisis política generalizada, como consecuencia del proceso insurreccional que se afinca en la desobediencia popular como ejercicio de soberanía política que desafía los mil toques de queda impuesto por la Junta Fascista, que a más del plomo, se aguanta con el apoyo político, económico, militar y comunicacional del gobierno de Barack Obama, expresión de la llamada Guerra de Cuarta Generación. Ante este hecho, la insurgencia hondureña está demandando, la sabía combinación de nuevas formas de lucha que exige el momento político y la correlación de fuerzas, intentando superar con ello el jaque permanente a la dictadura. La derrota de los golpistas en Honduras, sería una derrota del imperialismo.
El total estado de ingobernabilidad se potencia como consecuencia del desabastecimiento, los cortes y apagones, la escasez de petróleo y gas, la paralización del comercio y los servicios, producto de la insurrección y la huelga general, la importación de materias primas y bienes esenciales debido entre otros al cierre de fronteras. El no reconocimiento de la Junta Fascista por parte de la comunidad internacional, el retiro de embajadores, las sanciones y condenas de la ONU, OEA, SICA, Grupo de Río, UNASUR, MERCOSUR, ALBA exigiendo la restitución del legitimo presidente de los hondureños Manuel Zelaya.
El gobierno de facto cuenta con el apoyo estadounidense, autor intelectual del golpe, y con las fuerzas armadas, el sector agro-exportador, el sector financiero e industrial, y con una rancia oligarquía terrateniente y latifundista profundamente vinculado al narcotráfico, como actores internos. Ese es a grandes rasgos el cuadro político hoy.
Estos pocos elementos indican lo precario del sustento político de la dictadura, que se mantiene gracias al apoyo del gobierno estadounidense, la imposición del presidente Oscar Arias y el cuento de la mediación para ganar tiempo y espacio, los contactos permanentes del embajador yanqui y los militares de la base de Palmerola con los golpistas, las visitas guiadas de demócratas y conservadores de EE.UU. a este país.
¿Cuál es la razón para el golpe de estado? Más allá de las reformas impulsadas por el gobierno de Zelaya en materia de seguridad social, está el hecho irrefutable de la consulta popular y la llamada Cuarta Urna, no por placer, los militares golpistas secuestran el 25 de junio las urnas y las papeletas de consulta, luego el golpe del 28 de junio. De haberse efectuado y resultar victoriosa, en las elecciones generales de noviembre se instalaría la cuarta urna, que convocaría una Asamblea Constituyente para la refundación del país en el 2010. Constituyente que con independencia de su conformación política, ponía en peligro la permanencia de la estratégica base militar de Palmerola, su eventual salida de Honduras, o la apertura de un proceso de negociación con ese fin, y su transferencia a la soberanía hondureña, es algo que no lo permitiría el gobierno de Obama, ni los gobiernos demócratas o conservadores que vengan. La lección del Ecuador con la base de Manta fue debidamente aprendida, de allí que ésta sea la clave del golpe y más allá, la instalación de las bases militares en Colombia que alojaran a los soldados que retiren de Irak.
La base militar de Palmerola es un enclave militar estratégico estadounidense, ubicada en la llamada cintura del continente con fines de control naval y aéreo del Caribe, Atlántico y el Pacífico. Es una verdadera avanzada del proyecto de recolonización neoliberal en América Latina y el Caribe lo que ella representa.
Es hacía allá que se dirige nuestra mirada, al abordaje geopolítico, pues Hondura es hoy, un intento exitoso – temporalmente - del nuevo modelo intervencionista estadounidense para Nuestra América, en el contexto de su nueva doctrina militar para la región y el mundo.
EL VERDADERO OBJETIVO DE EE.UU.: ENERGIA - AGUA - BIODIVERSIDAD
Con el golpe de estado en Honduras, se intenta abrir la brecha para frenar los procesos de democratización en curso, y el Proceso Popular Constituyente que ha prendido en Nuestra América, tradicional área de influencia geopolítica y estratégica del imperialismo estadounidense. Es desde ese lugar que hacemos lectura de la intervención gringa y la instalación de sus bases militares en Colombia para emprender nuevas aventuras colonizadoras. De allí la alineación y articulación del aparato comunicacional (propagandístico) internacional, regional y local, bajo los designios del Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA.
CENTRO AMERÍCA: tal vez constituye hoy el eslabón más débil de los países que han emprendido procesos de democratización, allí se encuentran Honduras y Nicaragua los países más pobres de la Región, con un rasgo en común, son economías dependientes cuyo ciclo del capital lo continúa determinando las economías centrales como EE.UU., representante de las grandes corporaciones trasnacionales. Estos países son firmantes en su mayoría de Tratados de Libre Comercio (TLC) y el Plan Mérida impulsado por Estados Unidos. Estos pueblos sufren hoy los rigores de anteriores gobiernos ultraderechistas, como es el caso de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Vistos geográficamente, se encuentra bloqueados por gobiernos títeres y neoliberales con México al Norte, Costa Rica y Panamá al sur, lo que viene a constituir una especie de tapón de seguridad contrainsurgente.
EL CARIBE, allí se encuentra el tercer país más pobre y martirizado ¡HAITI!, que por la vía del hambre se lleva a cabo una política de Limpieza Étnica, en la mayoría de estos países operan bases militares estadounidenses, así como una estructura económica débil, con gobiernos socialdemócratas y de centro. Solo Cuba aparece como el hueso duro de roer, con un pueblo consiente políticamente, organizado y en armas.
SUR AMÉRICA, con Bolivia, Ecuador y Venezuela con proyectos fundados políticamente en Procesos Populares Constituyentes que han prendido en el corazón de los pueblos, así como la creación y estímulo de organismos regionales, en tanto que instrumentos de articulación e integración de los pueblos, fuera de la lógica perversa del Capital. La región posee los mayores yacimientos de petróleo y gas, así como una de las más grande reservas de aguas y biodiversidad del planeta. He allí el verdadero objetivo político-militar y económico de los EE.UU. en la región ¡El Control de la Energía! y cuya demanda aumenta sin cesar, de allí el afán por el control absoluto y eso solo se logra – o se aspira lograr- con la intervención militar, la técnica del golpe de estado, desarrollo e implementación del sicariato, el paramilitarismo y el narcotráfico funcionales al proyecto hegemónico de dominación. Esto de mil maneras lo confirma el hermano país de Colombia, que pese a ser hoy un gigantesco laboratorio de guerra contrainsurgente, se mantiene orgullosamente de pie con un potente, organizado y movilizado movimiento indígena, campesino y la amplia diversidad de movimientos sociales e insurgentes.
Cobra fuerza entonces la tesis de la contra-revolución en los eslabones más débiles de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, y ella debe ser contestada desde los pueblos insurgentes, articulando en un solo plan continental de lucha el carácter antiimperialista, libertario y emancipatorio de Nuestra América.
¡¡ FUERA YANQUIS DE NUESTRA AMÉRICA!!
¡¡ FUERA LAS BASES MILITARES DE COLOMBIA!!
¡¡ A ORGANIZAR LAS MILICIAS CONTINENTALES DE LIBERACIÓN!!
¡¡ Huayra!!
Encuentro Socialista de Construcción Colectiva
Colectivo Autónomo Suruapay (CAS)
Tierras de Guaicaipuro, agosto 2009