Algunos se preguntan cómo es posible que el prestigio del Presidente Álvaro Uribe continúe en un altísimo raiting después de comprobarse que el actual gobierno privilegia a los hijos del Ejecutivo para que se enriquezcan con legislación expedida a la medida, para favorecerlos; que el presidente figure en el número 82 de la lista de narcotraficantes de la DEA; que los dineros que regala el Estado, en calidad de subsidios para el agro, se entreguen a un círculo reducido de familias privilegiadas; que se adultere la contabilidad para recoger firmas a fin de lograr un referendo que busca reelegir al Presidente; que se entreguen notarías para sobornar a quienes debían votar favorablemente la primera reelección; que más del 50 % de los seguidores del Presidente que llegaron al Congreso lo hicieran gracias a los pactos políticos acordados con la mafia del narcotráfico y el paramilitarismo… y no sigo la lista de ilícitos porque me haría interminable.
Este
hecho llevó a apodar a Uribe Vélez como el hombre-teflón, porque nada
le hace daño. Día tras día salen escándalos que en cualquier otro lugar
del planeta significarían, al menos, la caída de los funcionarios que
los protagonizaron, pero en Colombia nada pasa. Las encuestas siguen
mostrando que el Presidente arrasa con la favorabilidad de la opinión
pública. ¿Por qué? Porque, como lo dice la Revista Semana, de esta
semana en su artículo sobre el alto raiting de las telenovelas sobre la
mafia: "Hoy día los medios están seguros de que lo narco es capaz de identificarnos, de que las
telenovelas producen un goce. Eso quizás indicaría que estamos llegando a nuestras justas proporciones estéticas y éticas".
Esta es la clave para entender por qué los gigantescos escándalos nacionales de este gobierno no mellan la popularidad de un Presidente reconocido como instigador del paramilitarismo, vinculado a los narcotraficantes antioqueños y protector suyo, cuando se desempeñó como director de la Aeronáutica Civil.
Todo se hace bajo el antifaz del “yo no fui”, nombre que le puso a su perro Carlos Upegui cuando era presidente de la Organización Ardila Lülle, porque ese era el lema que ante cualquier dificultad aplicaba el grupo. Es por ello que considero brillante y apropiada la sugerencia del periodista nariñense Pablo Emilio Obando, quien ha propuesto que a Álvaro Uribe se le declare interdicto.
¿Qué significa declarar interdicta a una persona? Es la solicitud que se realiza al juez para que declare que determinada persona está incapacitada de administrar sus bienes, ya sea porque tiene algún tipo de demencia o porque dilapida los bienes que posee. Declarada la interdicción, se hará necesario pedirle al juez que nombre un curador que se encargue de administrar los bienes y representar los intereses de esa persona.
En el caso de Álvaro Uribe, como declara que NUNCA se entera de los actos de corrupción, dolo y prevaricato de sus subordinados, significa que no está en capacidad de administrar el gobierno que se le ha confiado.
Lo más grave son las justificaciones o el silencio cómplice de la prensa a todos estos actos de corrupción o, si debemos creerle a la excusa de que no se entera de nada, a la “ineptitud” del jefe del Estado para gobernar a este país, porque esas justificaciones están corrompiendo la moral colectiva.
La Revista Semana comenta que “Los hechos comprueban que, por lo menos desde hace dos años, las telenovelas que más producen rating son las que tocan temas relacionados con el mundo de los narcos.” Es el mismo rating que ostenta Álvaro Uribe.
Semana cita al psiquiatra José Antonio Garciandía cuando dice: "las telenovelas no están legitimando nada, simplemente muestran algo que ya está informalmente legitimado en la cultura nacional". Y añade: "La televisión muestra con contundencia este fenómeno que flota en la cultura como una espada de Damocles, unos individuos que son protagonistas por su capacidad de rapiña, de eludir la responsabilidad de sus crímenes y por la habilidad para mostrar su comportamiento trasgresor como un fenómeno admirable que es tildado de inteligente pero que no es sino habilidad para la astucia basada en el engaño, la traición y la mentira". Afirmaciones que explican que el prestigio de Álvaro Uribe no se haya afectado a pesar de la comprobación reiterada de que su gobierno está estructurado “su capacidad de rapiña y de eludir la responsabilidad de sus crímenes y por la habilidad para mostrar su comportamiento trasgresor como un fenómeno admirable que es tildado de inteligente”… ¡La inteligencia “superior”, de que habla José Obdulio Gaviria, refiriéndose a su jefe el Presidente Uribe!!!
Termina
anotando Semana: “las telenovelas están presentes en todos los sectores
de la sociedad y no son, como se suponía antes, cuando el narcotráfico
era aún incipiente en los años 70, un asunto de 'levantados', sino un
mal silencioso que se ha instalado, desde entonces, en el conjunto de
los millones de televidentes que encienden noche tras noche sus
televisores para sufrir, llorar o reír, con las historias de narcos.
Bogotá, 12 de octubre de 2009