O me tumbas ese muro de malas intenciones o cojo mis corotos y me largo a otra parte, donde el oprobio de tus razones separatistas no me hagan daño, fue lo que se me ocurrió, cuando la colombiana de mis sueños me puso en la antesala de la resistencia y, yo como buen chavista trataba de convencerla para aligerar las cargas de nuestras emociones asimétricas, pero que va: más pudo la uribada de sus males concentrados que hizo que me entrompara en la frontera de nuestras desigualdades y, fue tanta la furia entre ella y yo, que los zarpazos políticos no se hicieron esperar y, sin entrar en convenios mal habidos, firmamos al derecho y al revés la separación de nuestra unión de años comprometidos en alcanzar juntos el sol y las estrellas, porque a la luna ya habían llegado los gringos de nuestro reconcomios.
Por lo que no aguanté cuando me dijo, ven a mí que tengo flor con sus cartas marcadas, ni pasó por la ladera de mi raciocinio qué me quiso decir en el momento, pero lo cierto es, que rompí sus cartas en mi mente y, el juego que arreciaba entre los dos como un mano a mano no pasó inadvertido cuando le pegué retruque a su flor con la perica de bastos que como alma en vigilia era lo que me acompañaba y, ella en la retaguardia de su infancia me miró de frente y, vino lo inesperado al sacarme el perico y encima de él me puso el as de espada, lo que me hizo saltar de rabia al verme perdido, pero como buen perdedor le declaré la guerra frívola mas no la fría sin cuartel, para despistar a los medios y, sin pensarlo dos veces, le dije, como tus bases son de confrontación, entonces lo que fue el Muro de Berlín entre los dos flotara de abstracción, pero en cambio, a tu mal comportamiento de vecina nada amorosa te haré flotar todos los muros habidos y por haber en nuestro muro de lamentaciones del presente que, haga posible que el disparate de tu entrega de la reserva moral de tus conciudadanos se desvanezca sin principios, para que veas que lo que no es para mí tampoco es para ti, y si intentas meterme los paracos de tus malas ruindades haré que los paramilitares de la guerra fugaz del otro lado te salpiquen todo el orégano de mala jugada, para condimentar el entretenido romance que nunca pudo ser al dejar penetrar en tu torrente sanguíneo al enemigo implacable de nuestra subsistencia como lo es el yanqui invasor, para que desplieguen frente a mis narices la vigilancia que compromete nuestra seguridad y, sin resistencia ninguna desarme mi virginidad impenetrable que es del pueblo que anida como golondrina de paz en mi alma sin reserva y, la otra mejilla no te la pondré jamás como testaférrea de los engaños y la traición que inunda el territorio limítrofe entre los dos quedó en el pasado y, jamás te declararé la guerra de los días incontables, sólo alerté lo irónico de tu proceder al desbarrancar los ideales más profundos de nuestros libertadores para aliarte con la tentación del acabose que te llevará de derrotero en derrotero y como mal al fin, empeñaste la patria de nuestros sueños sudorosos sin preñarlos de justicia social y, la sangre de tu odio no se derramará por más que te aprestes a ello, no y no.
Entiende que tiro que me lances tiro que te devuelvo y, si no das un paso al frente con el honor del estandarte de la realidad sin concesión vulnerada, entonces la historia y dios no te perdonarán la deshonra.
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