Una de las dos partes es la
apenas velada alianza de Washington y Micheletti. La otra parte consiste
en el Gobierno Constitucional de Zelaya, el Frente Nacional Contra El
Golpe de Estado y el principal ex candidato presidencial vinculado a
este último, que ha decidido boicotear las elecciones de Noviembre
29. El candidato adoptó su posición final de boicotear las elecciones
una vez que estuvo claro que Micheletti rechazaba reinstalar a Zelaya
como Presidente a pesar de los acuerdos adoptados al respecto.
Uno puede examinar la posición
de la alianza de las oligarquías de EE.UU y Honduras volviendo atrás
a la reacción inicial de Washington respecto al golpe de Junio 28,
desde la perspectiva de noviembre. Ello nos dice mucho acerca de la
postura desde aquel memorable aunque deplorable día hasta la fecha.
Ella es consistente en su esencia. Las reacciones iniciales son muy
elocuentes. Ellas fijan el escenario para el futuro y nos brindan la
esencia de una posición que en lo sucesivo no puede ser oculta con
acciones y palabras cambiantes superficialmente.
El 28 de Junio el Presidente
Obama declara que él estaba preocupado por la “detención y expulsión
del Presidente Mel Zelaya.” En ese entonces él llamó a “todos
los actores políticos y sociales de Honduras a respetar las normas
democráticas, el apego a la ley” y terminó con la apelación al
“diálogo.”1
El mismo día, Hillary Clinton declara básicamente lo mismo. Estos son algunos rasgos que resaltan en la postura de Washington y se mantienen hasta la fecha:
- Colocan al régimen de facto en el mismo plano respecto al depuesto a la fuerza Presidente Zelaya.
- Para guardar las apariencias, intermitentemente, declaran que Zelaya es Presidente
- Resaltan el diálogo como una solución. Esta es una táctica para demorar, ganando tiempo para que los golpistas puedan llegar a las elecciones y legitimar el golpe.
- Rehúsan calificar en todas las ocasiones los hechos de Junio 28 como golpe.
No obstante, alguien puede
argumentar que Obama, Hillary Clinton y el Departamento de Estado de
vez en cuando han calificado los hechos de Junio 28 como un golpe. Sí,
es cierto, pero dependiendo de las circunstancias. Hemos visto más
arriba como Obama hábilmente evadió calificarlos como golpe el 28
de Junio. El siguiente día tuvo lugar una conferencia de prensa conjunta
con el Presidente Uribe. Aún cuando el Presidente Uribe es un fuerte
aliado de los EE.UU, su gobierno aún se unió con los restantes gobiernos
de los países suramericanos a la hora de denunciar el golpe y demandar
el retorno del Presidente Zelaya. Colombia es miembro del Grupo de Rio
así como de UNASUR, organizaciones que de conjunto incluyen la gran
mayoría de las naciones suramericanas. Estos cuerpos regionales han
adoptado y continúan adoptando una fuerte postura contra el golpe militar
y a favor del restablecimiento incondicional del Presidente Zelaya.
En esta conferencia de prensa del 29 de Junio con el Presidente Uribe,
Obama prevenido de la audiencia, calificó el 28 de Junio como “golpe”
y declaró que Zelaya es el “Presidente democráticamente electo.”2
El 7 de Julio en Moscú, Rusia,
uno de los países que rechaza el mundo unipolar y que forma parte de
la nueva multipolaridad, Obama estimó adecuado llamar a la restitución
de Zelaya, pero en este caso no mencionó el golpe.3
En otras circunstancias, durante
una conferencia de prensa con el Primer Ministro conservador de Canadá
que se mostraba más abiertamente en favor del régimen de Micheletti,
la declaración conjunta indicaba que Obama y Harper “reafirmaban
el apoyo de los EE.UU y Canadá al restablecimiento pacífico
del orden constitucional y democrático en Honduras y llamaban a todas
las partes a aceptar el Acuerdo de San José.”4 Una vez
más ahí no hay ni mención de un golpe; ni siquiera se encuentra en
algún lugar el nombre de Zelaya. Es otra señal de cómo las políticas
de Dos Carriles (el Carril I de la línea dura, simbolizado por Harper
y anteriormente por la era Bush, y el Carril II, adoptado por Obama)
no muestran contradicciones reales entre ellas. El objetivo de los dos
carriles es el mismo. Es simplemente la cuestión de cual de los dos
se considere ser el más efectivo para alcanzar el objetivo de dominación
sobre Sur América (Yo he tratado este tema en un artículo previo.)5
El 10 de Agosto, en Guadalajara,
México, la Declaración Conjunta de Líderes Norte Americanos
(Obama, Harper y Calderón) resultó otra variedad de frases.
En estas circunstancias, la declaración conjunta menciona el golpe
(la hicieron en una reunión al sur del Rio Grande) pero incluso entonces
el nombre de Zelaya no se ve por ningún lado. En lugar de omitir convenientemente
a Zelaya, nos dejan con la usual vaga mención de los acuerdos, la restauración
de la gobernabilidad democrática, y el apego a la ley.6
Washington en ocasiones no
menciona la palabra golpe aunque en otras ocasiones explícitamente
declara que el 28 de Junio tuvo lugar un golpe. Sí, esto es cierto,
pero nunca un golpe militar. Y esto no es un tema de menor importancia.
Yo ya he documentado en detalle como el Departamento de Estado, desde
el 29 de Junio hasta principios de Agosto, había evitado el tema
de si los Estados Unidos iban a clasificar legalmente el golpe como
un golpe militar, de acuerdo a la Sección 7008 del Acta de Apropiaciones
de 2009, aprobada por el Congreso de los EE.UU.7
Desde Agosto hasta mediados de Octubre en que ello se convirtió en un punto irrelevante, Washington continuó manteniéndose alejado de este punto. La Sección 7008, claramente titulada “Golpes Militares”, declara:
“Ninguno de los fondos
apropiados o hechos disponibles de algún otro modo….serán comprometidos
o brindados para financiar directamente asistencia alguna al gobierno
de algún país cuyo jefe de gobierno debidamente electo es depuesto
por un golpe o decreto militar. Con la condición, de que la asistencia
puede ser reanudada a tal gobierno si el Presidente determina o certifica
a los Comités sobre Apropiaciones que posteriormente a la terminación
de la asistencia ha tomado posesión un gobierno democráticamente electo.”
Ahí hay varios puntos.
Primeramente, si el golpe era clasificado como un golpe militar, de
acuerdo a la legislación de los EE.UU cualquier ambigüedad en cuanto
a brindar fondos a los golpistas sería, al menos en principio, eliminada.
En segundo lugar, “una vez que ha tomado posesión un gobierno democráticamente
electo”, lo cual es un escenario que los EE.UU están favoreciendo
mediante las elecciones del 29 de Noviembre, se plantea la siguiente
interrogante: ¿Quien va a tener que ir públicamente ante el Congreso
de los EE.UU a explicar que la asistencia al régimen de facto sea reanudada
después de la elecciones del 29 de Noviembre, universalmente condenadas
y desconocidas? El Presidente Barack Obama. En tercer lugar, el andar
con circunloquios en cuanto a la clasificación del golpe como militar,
proporciona tanto a Washington como al régimen militar de Tegucigalpa
la posibilidad de maniobra que necesitaban para declarar, bien sea abiertamente
o indirectamente, que existe en efecto un tema institucional del
cual por supuesto culpar a Zelaya; esto proporciona la muy necesitada
credibilidad a la misma raison d’être
(razón de ser) del régimen de facto. En cuarto lugar, la influencia
política contra el régimen de Micheletti podría haber sido devastadora
si el golpe era calificado como golpe militar de acuerdo a la Sección
7008. Los golpistas, que estaban muy conscientes acerca de la controversia
en torno a la Sección 7008, probablemente no hubieran durado tanto
como han durado. Este eclipsamiento de Micheletti es algo que Washington,
como hemos visto a través de la evolución de la situación, no deseaba
y no desea. Los perpetradores del golpe recibieron el mensaje alto y
claro de Washington desde Junio 29 cuando la Sección 7008 fue por primera
vez planteada por los reporteros en uno de los briefings del
Departamento de Estado; algunos comentarios y acciones cosméticas
contra el régimen para mantener las apariencias no preocuparon realmente
a los golpistas. Sí, Washington quería que Micheletti dialogara, pero
solo para incorporar a Zelaya en un nuevo gobierno encabezado por Micheletti
que legitimaría las elecciones, una trampa en la cual Zelaya, el Frente
y los candidatos progresistas finalmente se negaron a caer. Los EE.UU
quieren mantener su SOUTHCOM (comando militar) en Honduras en su base
militar de Palmerola, por la cual pasó Zelaya cuando fue secuestrado
de su casa y enviado a Costa Rica.8
LA PALABRA
“M”
Los EE.UU y sus aliados entre los militares y la oligarquía Hondureños subestimaron la determinación del pueblo hondureño, su rápidamente creciente conciencia política, y confianza en sí mismos. Los estadounidenses no fueron capaces de romper la unidad entre las diferentes fuerzas que componen el panorama político post- golpe en Honduras. La revista estadounidense Time puso el dedo en la llaga con su artículo titulado: “¿Por qué Obama no usa la Palabra- M para el golpe de Honduras.” Uno tiene que explicar lo siguiente: de acuerdo a las hipócritas y puritanas normas de los medios del establishment existentes en los EE.UU, para esquivar explícitamente el mencionar públicamente una palabra que es considerada inaceptable o grotesca, se usa solamente la primera letra. En este caso, sarcásticamente, ella es la “M” para golpe “militar” en contraposición a un golpe no militar. En este artículo del 5 de Septiembre, Time escribe:
“...La administración
también envió una significativa señal contradictoria. No usó la
palabra- M: Militar. Sus abogados han determinado que aunque la deposición
de Zelaya fue mediante un golpe de Estado, no fue técnicamente un golpe
de Estado militar....Al no calificar a los derrocadores de Zelaya como
golpe militar, le da a los líderes del golpe la impresión de
que lo que ellos hicieron fue simplemente un golpe de segunda o tercera
categoría en lugar de un golpe militar de primera categoría. Cuando
los militares arrancan del poder a un Presidente democráticamente electo,
es un golpe militar, y punto, independientemente de quien toma el poder
posteriormente. Esto es una regla que es necesario aplicar no solo en
Honduras, sino dondequiera que los EE.UU tengan que vérselas con golpistas.”9
El 30 de Octubre, cuando fue
alcanzado un acuerdo entre Zelaya y Micheletti, Hillary Clinton estaba
jubilosa ante el aparente éxito de la política desarrollada por los
EE.UU desde Junio 28 basada en “negociaciones y diálogo”. Estuvo
eufórica hasta el extremo de declarar, antes de tiempo, “Miramos
adelante a las elecciones que tendrán lugar el 29 de Noviembre....”10
No obstante, el 5 de Noviembre, debido a la completa falta de voluntad de Micheletti de impulsar siquiera el ya suavizado acuerdo, el acuerdo fracasó. El 6 de Noviembre, siguiendo sobre el mismo tema con el cual comenzó el 28 de Junio, el vocero del Departamento de Estado Ian Kelly declaró que las dos partes deben retornar a la mesa de negociaciones para alcanzar un acuerdo, culpando a ambos, Zelaya y Micheletti por el fracaso.
Dado que Washington no clasificó
el golpe como militar, la Casa Blanca puede aún mantener las puertas
abiertas a la celebración de elecciones incluso si Zelaya no es retornado
al poder. En primer lugar, evitando “la palabra M”, Washington se
da el lujo de cultivar la duda pendiente sobre el carácter legal/constitucional
de las actividades de Zelaya, que condujeron al golpe. Esto por supuesto
es alentado por los medios del establishment de los EE.UU, que
la mayoría de las veces mantienen la desinformación de que Zelaya
estaba organizando un referendo para Junio 28 con vistas a una Asamblea
Constituyente y la posibilidad de aspirar de nuevo a las elecciones
en violación a la Constitución Hondureña. Es necesario repetir una
y otra vez que la Cuarta Urna Electoral no era nada ni más ni menos
que una consulta para conocer si el electorado hondureño consideraba
o no apropiada la eventual elección de una Asamblea Constituyente para
una nueva Constitución (algo enteramente legal de acuerdo a la actual
Constitución hondureña). En ausencia de la clasificación de golpe
militar—evitando la “palabra M”—Obama no tendría que ir al
Congreso después de las elecciones a pedir la reanudación de
la ayuda y el apoyo al gobierno que resultara de las elecciones ilegítimas,
clasificadas como tales tanto internacionalmente como en el ámbito
doméstico hondureño. Según ha evolucionado la situación, la aparición
del Presidente en el Congreso, o incluso a través de un representante,
sería para él un desastre político dado que la condena a las elecciones
es virtualmente unánime en Sur América. En lugar de eso, lo que los
EE.UU y Micheletti querían desde el Día 1 era ganar tiempo y llevar
a cabo elecciones para legitimar el golpe, presentando al pueblo hondureño
y los pueblos del mundo ante un fait accompli (hecho consumado).
LAS ELECCIONES DE NOVIEMBRE
29
El paso más reciente en el posicionamiento de los EE.UU/ Micheletti con respecto a las elecciones está expuesto en el siguiente briefing del Departamento de Estado por el vocero del Departamento Ian Kelly. Este encuentro con la prensa tuvo lugar después que el Congresista Republicano Jim DeMint declaró que Hillary Clinton y el Sub Secretario para América Latina Thomas Shannon le aseguraron que los Washington van a reconocer las elecciones sea o no Zelaya retornado como Presidente.
“PREGUNTA: ¿Algo que añadir sobre lo que el Congresista Jim DeMint dijo acerca del reconocimiento de los resultados electorales en Honduras, [que] ustedes van a reconocer los resultados electorales con o sin el Sr. Zelaya?
SR. KELLY: Bien, pienso que nosotros hemos acordado apoyar el proceso electoral. Estamos brindando asistencia técnica al proceso de elecciones en Honduras. Y...nosotros hemos hecho este compromiso de apoyar este proceso por el acuerdo entre las dos partes....
PREGUNTA: El Senador DeMint dice que...le fueron dadas garantías precisas del Departamento de Estado de que... la Administración va a reconocer la elección como legítima aún si Zelaya no ha sido reinstalado en el cargo. ¿Es correcto eso? ¿Puedo recibir una respuesta de sí o no sobre esto?
SR. KELLY: Yo pienso que nosotros hemos dicho lo que nosotros hemos dicho, y lo que yo voy a decir --
PREGUNTA: ¿Puedo yo simplemente recibir [una respuesta]—?
SR. KELLY: -- es
que nosotros apoyamos este acuerdo que llama, primero que todo, a una
Comisión de Verificación, en tal caso, eso está siendo cumplido.
El próximo paso es la formación de un gobierno de unidad y reconciliación,
luego el Congreso vota acerca de la restauración, y entonces las elecciones.
Así que, solo se ha llevado a cabo un paso...”11
El 9 de Noviembre, mientras
que era ya un hecho conocido que las negociaciones habían terminado
y que las fuerzas anti-golpe se están concentrando en qué hacer con
las elecciones, Kelly no tuvo en cuenta la situación en Honduras. Kelly
ignoró completamente el hecho de que el Noviembre 8 (antes de su declaración
citada más bajo), el más importante candidato presidencial de la oposición
Reyes (y el propio Zelaya) llamaron a un boicot de las elecciones. Eso
no era “el negocio como de costumbre” como Kelly busca imponer.
El respondió a una pregunta sobre Honduras afirmando que “allí
están [los negociadores] aún conversando con la vista puesta
en, primero que todo, la formación de este gobierno nacional de unidad
y reconciliación, a lo cual se convoca en el acuerdo.”12
Cuanto más la situación evoluciona
hacia el no reconocimiento de las elecciones desde virtualmente todo
Sur América y desde el interior de Honduras, más presionan los EE.UU
por las elecciones como solución. Esta actitud crecientemente arrogante
y orgullosa fue expresada el 10 de noviembre por Philip J. Crowley,
Subsecretario adjunto del Departamento de Estado.
“SR. CROWLEY: El subsecretario adjunto principal para Latinoamérica, Craig Kelly,
ha llegado hoy a Tegucigalpa
para continuar trabajando con las partes y la comisión de verificación.
El estará allá hoy y mañana, concentrado en tratar de llevar el proceso
hacia una elección libre y limpia e instalar un nuevo gobierno en Honduras
a fines de este mes...
PREGUNTA: [En] la reunión de hoy de la OEA, la mayoría de los países...dice que no van a reconocer los resultados electorales, también el Grupo de Rio. ¿Como Usted ve la salida para Zelaya?
SR. CROWLEY: Bien,
yo no pienso que nosotros vemos una salida para Zelaya como tal (per
se)...Durante varios meses hemos querido ver el retorno y la restauración
del orden constitucional. No se trata de una persona. Se trata del retorno
de los procesos democráticos y el gobierno democrático en Honduras....”13
El 12 de Noviembre, varios días más próximo a las elecciones, se mantiene la misma posición. Durante el briefing de prensa ese día, un reportero preguntó a Kelly respecto a reportes de arrestos masivos, toques de queda, hostigamientos y restricciones de emergencia a los medios, y preguntó “¿perjudicará esto al proceso electoral?” Kelly evadió el tema y en su lugar repitió que “...nosotros apoyamos el proceso electoral ahí,” al tiempo que repetía que el acuerdo debe ser implementado “por las dos partes.”14
El periódico hondureño
Tiempo citó al Presidente Zelaya acerca de la visita efectuada
a él por el Subsecretario adjunto principal Craig Kelly el 11 de Noviembre.
Zelaya explicó que Kelly le dijo que “‘Estados Unidos no
ha cambiado su posición, que sigue manteniendo la condena al golpe,
que no reconocen a las actuales autoridades y siguen luchando por mi
restitución.’”15
No obstante, los EE.UU no solo
está apoyando las elecciones sino que está directamente
involucrado en su organización en colaboración con los golpistas a
quienes Kelly dice que Washington no reconoce. ¡Las elecciones están
teniendo efecto en desafío a Zelaya y los hondureños quienes llaman
a no reconocer estas elecciones porque su fin esencial, entre otros
objetivos, es perpetuar la no restitución de Zelaya!
Para Washington, el retorno
de Zelaya como Presidente nunca fue algo sine qua non para la
restauración del proceso democrático. Uno puede recordar que Obama
y el Departamento de Estado desde Junio 28 en ocasiones menciona a
Zelaya y en otras ocasiones rehúye el tema. Esto depende de la situación,
el país en el cual se pronuncian las palabras y en compañía de quien
ellos mismos se encuentran. Esta es una política cuya principal consistente
punto común (independiente de la verborrea) es demorarse o ganar tiempo
hasta las elecciones de Noviembre 29 como el vehículo para mantener
el status quo. Zelaya es no esencial, pero las elecciones
son un principio que no se puede abandonar bajo circunstancia alguna.
Desde Junio 28 hasta Noviembre
la alianza EE.UU/Micheletti mantiene la misma posición consistente:
acento en las negociaciones y el diálogo; colocar las dos partes en
el mismo plano (aún cuando los golpistas tengan poder represivo militar
y político, mientras que Zelaya ha estado en el exilio y arrinconado
como un prisionero en la embajada brasileña); rechazo a seguir la demanda
internacional y doméstica para la inmediata restitución de Zelaya
en momentos clave como es ahora el caso; y por supuesto dar largas,
de modo que las elecciones puedan tener lugar en cualquier condición
como vía para legitimar, a favor del status quo, la destitución
del gobierno de Zelaya y sus políticas progresistas domésticas e internacionales.
El evitar la Palabra -M probó ser piedra angular de esta política,
brindando así a Obama y al Departamento de Estado manos libres para
oxigenar la dictadura militar y mantener el apoyo vital hasta Noviembre
29. Después de esta fecha, Obama no va a tener ni que aparecer ante
la opinión pública internacional y doméstica para testificar en el
Congreso con vistas a restablecer aquellos aspectos de apoyo para el
gobierno de facto que de otro modo habrían sido cortados si el golpe
hubiera sido calificado como golpe militar en correspondencia con la
sección 7008.
LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
La Alianza EE.UU/Micheletti constituye una posición consistente y homogénea. No obstante esta saliendo el tiro por la culata No le está dando una victoria a la Casa Blanca. Las fuerzas anti-golpistas también tienen una posición consistente. Desde el Día 1, primeramente el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado (formado de hecho al día siguiente, Junio 29), en segundo lugar el gobierno de Zelaya y en tercer lugar las fuerzas políticas opuestas al golpe y parte del Frente, en común plantearon las siguientes demandas más importantes:
- La inmediata restitución del Presidente Zelaya.
- El retorno del apego a la ley el orden democrático que existía antes de Junio 28, lo que comprendía el alto inmediato a la represión, y la expulsión de los militares y la policía del poder.
- El no reconocimiento de las elecciones de Noviembre 29 bajo condiciones que no favorecen la libertad de expresión, asociación, libertades tales que son incompatibles con la brutal dirección militar de facto.
- La necesidad de la elección de una Asamblea Constituyente con el mandato de elaborar una nueva Constitución para refundar la nación hondureña basada en la igualdad, justicia, plena participación política democrática, y la oposición a la dominación de los EE.UU sobre Honduras.
Algunas de las tácticas puestas
en práctica por todos los componentes en esta alianza anti- golpe variaron
de un periodo a otro y de un actor a otro de esta coalición. No obstante,
están probando ser solo diferencias tácticas—y no principios estratégicos—acerca
de como derrotar la pandilla Micheletti y tomar ventaja de las presiones
internacionales, sean estas últimas aparentes o reales. Y así, al
final de la jornada, todos los actores se complementan unos a otros
y están derrotando todos los intentos de dividir la alianza que representa
a un variado espectro de fuerzas políticas y sociales de diferentes
sectores de la sociedad.
Zelaya llama a un boicot de
las elecciones. Igual hace el Frente Nacional. El más importante de
los candidatos presidenciales anti- golpe, el popular líder sindical
vinculado al Frente Nacional, Carlos Reyes, formalmente anunció el
Noviembre 8 su decisión de boicotear las elecciones. De acuerdo con
encuestas “oficiales” efectuadas a fines de Octubre, Reyes era favorecido
por el 14-16% de los votantes. No obstante, como una cuestión de principio,
y frente a la imposibilidad de que bajo la dictadura militar pro-EE.UU
tengan lugar elecciones libres y limpias, Reyes hizo una apelación
emocional a los activistas anti- golpe el Noviembre 8. Gracias al video
mostrado por el sitio web sindical internacional Rel-UITA, podemos
ver el movimiento en desarrollo ante nuestros ojos. Reyes anunció que
tomó su decisión después de consultar con 11,000 personas en diferentes
regiones de las cuales el 96% dice NO a las elecciones. Con esta decisión
no hemos perdido nada, vuelve a insistir él, son los golpistas los
que han perdido porque tienen que mantener su poder por las bayonetas.
Según la experiencia de su candidatura independiente, el camino sería:
el pueblo en los barrios, los maestros, obreros, campesinos, mujeres
y jóvenes, seleccionan y ponen en acción sus propios candidatos; los
candidatos son directamente nominados por el pueblo. Nada positivo puede
resultar de elecciones del 29 de Noviembre sin el respaldo del pueblo,
declaró Reyes. Nosotros tenemos que tomar ventaja de sus debilidades
para asegurarnos de que ellos fracasan y entonces nosotros emprender
el rumbo de la Asamblea Constituyente. Colocando a la Honduras post-golpe
dentro de su contexto histórico y geopolítico, Reyes le dijo a la
repleta sala sindical que el pueblo de Honduras está siguiendo sobre
los pasos de Bolívar, Martí y el Che.
Bertha Cáceres, directiva del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y vinculada con la Candidatura Independiente Popular de Reyes dijo el día Noviembre 12 en una entrevista:
“…Habría que entender
que estas elecciones están siendo realizadas en el marco de un golpe
de Estado, y que los golpistas tienen un poder real ante todas las instancias
del Estado hondureño; aún con la restitución del Presidente Zelaya
hay una situación muy difícil de cambiar a pocos días, por ejemplo
el Tribunal Electoral organiza a una delegación de observadores internacionales
que son los que han venido apoyando al golpe… El ejército tendrá
la potestad del Tribunal Electoral según los Acuerdos de San José,
el pueblo se siente indignado de ver que los mismos militares que han
asesinado y torturado sean lo que estén ‘vigilando’ la democracia
y las elecciones de este país; las razones de no participar en la farsa
es por respeto al pueblo hondureño, no vamos a validar el golpe de
Estado, lo que surja del proceso electoral será un gobierno golpista,
es la continuación del régimen de facto con otro rostro que tomarán
posesión el 27 de enero de 2010 y que le apuestan al proyecto neoliberal;
nosotros no hemos perdido la perspectiva de que vamos a seguir en la
política, dignificándola como nos enseñó Monseñor Romero, hasta
lograr la Asamblea Nacional Constituyente y el retorno del orden constitucional….”16
Más tarde el mismo día, Noviembre
12, unos 110 candidatos a alcaldes y 55 a diputados renunciaron a participar
en las elecciones del 29 próximo en protesta contra el golpe militar.17
Durante Noviembre 13 y 14, más informes indican una ola de organizaciones
sociales de masas tomando una posición en favor de boicotear las elecciones.
El presidente Zelaya renunció Noviembre 14 cualquier posibilidad de
ser restituido en el cargo para encubrir el golpe de Estado y declaró
que desconoce el proceso electoral del 29 de noviembre porque los “golpistas”
ya decidieron quién será el presidente y los próximos diputados y
alcaldes. La
Resistencia reafirma Noviembre 15 que no votarán.
“Se acerca la fecha donde van ser las elecciones, por eso el pueblo
y la resistencia no acudirán a las urnas”, dijo en un comunicado
del Frente.
Parece ser obvio que el pueblo
de Honduras está dejando atrás la Honduras pre-golpe al desarrollar
una seria discusión acerca de como oponerse concretamente a las fraudulentas
elecciones y encaminarse hacia el siguiente paso, la Asamblea Constituyente.
Por ejemplo, Ricardo Arturo Salgado, sociólogo hondureño y escritor que
trabaja con los trabajadores rurales y los pescadores y miembro activo
del Frente Nacional, recuerda que el pueblo hondureño estaba originalmente
esperando que las elecciones del 29 de Noviembre abrirían las puertas
hacia una Asamblea Constituyente. Plantea con fuerza la necesidad de
estar completamente organizados para derrotar las elecciones fraudulentas,
sugiriendo una huelga general que coincida con las elecciones.18
Por una parte, ahí está la consistente, inflexible posición de la alianza Washington/Micheletti, que rechaza hacer cualquier tipo de concesiones. Ella está cada vez más aislada dentro de Honduras, e internacionalmente especialmente en Sur América. Por el otro lado, todas las fuerzas anti-golpe siguen tácticas flexibles al tiempo que se afincan a principios estratégicos y colaboran entre sí sobre la base del respeto y la comprensión mutuos. Por esta vía, ellos evitan cualquier división que hubiera sido un desastre y le hubiera cerrado las puertas a una victoria en el futuro.
La línea divisoria entre las
dos fuerzas opositoras y sus respectivas posiciones es: ¿Quien va a
controlar el poder político en Honduras? ¿La minoría rica y sus promotores
de los EE.UU, o el pueblo? ¿Quién va a escribir la historia de Honduras:
Washington o el pueblo por sí mismo proponiendo sus propios candidatos
y después eligiendo su propia Asamblea Constituyente con el mandato
de consultar con el pueblo durante la elaboración de una nueva Constitución?
Washington ignora completamente la decisión de boicotear activamente
las elecciones tomada por el principal candidato presidencial, Reyes,
quien refleja el tenaz, masivo y corajudo movimiento de la inmensa mayoría
del pueblo hondureño contra el golpe y a favor de una nueva Honduras.
Esto es una indicación de como los círculos dirigentes en los EE.UU
manipulan las elecciones a su favor, sea en los EE.UU o en otros países.
Los pueblos de Sur América escribiendo sus propias constituciones brindan importantes lecciones para hoy y para mañana. Cuba inició en 1868 y 1869 (Constitución de Guáimaro) lo que alcanzó un punto culminante en la Constitución de 1976, luego modificada en consulta con el pueblo. Más recientemente, Venezuela, Bolivia y Ecuador han llevado a cabo la elección de Asambleas Constituyentes y la elaboración de nuevas modernas Constituciones basadas en las condiciones concretas en sus respectivos países. Otros están buscando seguir un camino similar. Es de hecho este movimiento el que fue el blanco del golpe en Honduras. Este golpe constituyó también una advertencia contra toda Sur América. Mientras que el pueblo de Honduras pelea en las calles, aldeas y en los campos, Washington lleva adelante su política contra el relativamente nuevo movimiento en Sur América. El blanco de esta política que viene del Norte es el pueblo ejerciendo el poder político y siendo dueño de su propio destino. La administración de Obama continuó a partir de su predecesor, planeó más completamente y finalmente ejecutó el establecimiento de siete bases militares en Colombia. La oposición a estas bases militares en el corazón de Sur América y al golpe de estado militar en Honduras se está fundiendo virtualmente en una ola de indignación que barre toda Sur América. Vencer, mantener y extender el poder político del pueblo y la democracia participativa en cada país de acuerdo con sus propias condiciones específicas es la única respuesta.
arnoldaugust@hotmail.com