Un excelente amigo de derechas, criollo, nacionalista y cristiano con sensibilidad social tuvo a bien hacerme conocer el discurso del “nobel pacífico” Presidente Oscar Arias Sánchez expuesto en la Cumbre de la Unidad de América Latina y El Caribe, celebrada, en fechas reciente, en Cancún, México (febrero, 2010). Mi amigo, como siempre, trató de sensibilizar mi vena política quizás para que aceptara las expresivas y claramente ideas expuestas por el socialdemócrata Presidente costarricense; lo trató resaltando frases que consideró con solidez ideológica y política utilizando, indistintamente, los colores de la bandera patria. Cabe decir que mi amigo eso del marxismo no es asunto con el que comulgue aunque debo reconocer que tiene su conocimiento de los presupuestos de Carlos Marx; pero ese pasticho que significa lo hegeliano (en lo referente a la Historia) con el positivismo (el cientificismo lógico formal) y las bendiciones leoninas (Rerum Novarum) del siglo XIX tampoco son cosas de fácil digestión. Pero así es la confrontación sana de las ideas; pero el caso está radicado, como bien decíamos más arriba, en el discurso que Oscar Arias le dirigió a los Jefes de Estado y de Gobierno presentes mas como desahogo con visos de “pieza político-ideológica-católica tradicional” que de discurso de un estadista. Somos humanos y en los cielos nos veremos.
Todos, absolutamente, todos estábamos esperando las reacciones de los Estados Unidos de América, como “cabeza de serie”, acompañado por quienes hemos calificado de “derechas internacionales”. Permítasenos explicar que entendemos como “derechas internacionales”. Las denominadas derechas internacionales son aquellos conjuntos: sociales, gubernamentales, evidentemente, intelectuales, militares y otros que suscriben “a pie juntillas” el sistema capitalista en su expresión sistémica política, ideológica, económica y social; es decir son capitalistas “puros y duros”.
Visto lo anterior, es de lógica que todo aquel conjunto compuesto por el Imperio, los sub-imperios, los gobiernos menores y los dependientes a los diferentes centros de poder económico se adscriban a una matriz de opinión que representen la “lógica reacción” de las decadencias político-económicas e ideológicas que se vienen gestando a partir de comienzos del siglo XX. Hay una profunda diferencia entre la “Caída del Imperio Romano” y el “dominó” que se viene desarrollando producto de las contradicciones que el propio sistema capitalista en su lógica evolutiva a lo interno de su propio núcleo se le ve acelerado por los desarrollos tecnológicos (particularmente, la nanotecnología y las comunicaciones), las crisis energéticas, los mercados globalizados, los “nuevos actores” (BRIC), los impactos ambientales y su falta de conciencia social.
En ese mismo orden de ideas, también un bien conocido ex-guerrillero, de los primeritos, con quien conversábamos, nos manifestaba las realidades del desarrollo lógico del capitalismo, en los tiempos por venir, y, claro, su permanencia en los tiempos humanos a futuro con sus naturales críticas a las debilidades sociales que dicho sistema imperativo desde su máxima expresión política, es decir, la Revolución Francesa, se ha manifestado y, según nuestro conocido, la inconclusa imposición de los paradigmas contenidos en las expresiones socio-políticas que se vivieron durante tamaña hazaña humana-francesa. Interesante inquietud y propuesta de nuestro interlocutor que, al nosotros reflexionar en dicha revolución, en las manifestaciones de las Comunas de París y de Guangzhou (Cantón) y en el Caracazo, nos lleva a pensar que, en verdad, el Poder Popular no se ha desarrollado, aún, en toda su dimensión y potencialidad; claro, con las experiencias que se vivieron, con sus importantes consecuencias, durante la Revolución Cultural china y los recientes “empoderamientos” de los poderes entregados por Chávez Frías, como máximo líder de la Revolución Bolivariana, a las comunas, a los consejos comunales y organizaciones sociales con las influencias en las expresiones extra-fronteras a nivel mundial como, por ejemplo, la extraordinaria e importante labor social de CITGO en “comunidades especiales” en el territorio norteamericano. Pero ¿es ello socialismo o aquellas manifestaciones gubernamentales de los tiempos de Olaf Palme en la Suecia del paraíso social? ¿Deberíamos confundir esas expresiones socialdemócratas, ahora cristianizadas, propuestas por el “docto pacificado de las tierras de los refugiados adecos”, o como lo expresara algún político de izquierda arrepentida, de socialismo humanizado? Inquietud que nos lleva a la pregunta de ¿los cuadros revolucionarios, en cualesquiera sean sus niveles de responsabilidad, están conscientes que esta Revolución Bolivariana no es un “pasillo reformista” hacia expresiones estatales de “socialismo rosado” en convivencia y en connivencia con el sistema capitalista por aquello de “mejorar la vida del pueblo”? Y, por último, deberíamos interrogarnos ¿estamos conscientes de nuestro propio y personal espíritu revolucionario pero socialista “rojo rojito” (Rafael Ramírez dixit)?
En ese marco referencial, debemos comenzar por aceptar que las derechas, nacionales e internacionales, están claras en cuáles son sus objetivos políticos lo que las lleva a diseñar tácticas de cualquier tipo para desgastar el “momentum revolucionario” que se vive en las tierras libertadas por Bolívar, San Martín y otros y allende los mares. Ello lo vivimos diariamente con los contenidos de la “libertad de expresión reprimida” (sic) por televisión, radio, internet, etc. y por las declaraciones de muy importantes voceros políticos de cualesquier país cuyos gobiernos se adscriben a esas matrices de opiniones ¿reprimidas? y/o “voltean la cara” para, moral y éticamente, justificar su “no estábamos al tanto de tamañas acciones” y/o pedir un perdón hipócrita o una justificada excusa diplomática con profundo contenido de cinismo militante. Pero lo curioso de esa realidad es que ha salido a la “palestra pública” un actor político que dícese ser latinoamericanista, de nombre Oscar Arias Sánchez, con un discurso profundamente ideológico y justificador del ideario liberal, expresado, como bien mencionamos más arriba, en un muy importante escenario que buscaba la unidad latinoamericana y caribeña sin aquellas “piedritas en el zapato” que representan quienes impusieron la “Doctrina Monroe” conjuntamente con los súbditos de la Reina Isabel de la Gran Bretaña. No era ni fue cualquier escenario. El lugar, aquel país que ha disfrutado de una vecindad humilladora (léase: todas las películas de jolibú y el campesino de sombrero grandote durmiendo significando, ideológicamente, la vaguería del latino-caribeño-mediterráneo católico, es decir, no protestante, quijotesco, no hamletiano), llamado: México. Para colmo de lo reiterativo, nuestro camarada socialdemócrata-católico-tradicional, se fue, directamente, a Bogotá por aquello de las distancias geográficas y las separaciones continentales, a repetir su discurso ante las cámaras de RCN por interrogación de una agradable reportera de derechísimos pensamientos uribistas, aprovechando para lanzar sus huestes pensamientos contra Cuba y contra su soberana política interna sin respetar que, en su condición de Presidente (twice), y su título nobiliario de Nobel de la Paz, que obliga a la hidalguía del estadista, a la prudencia respetuosa; pero, camaritas, las derechas transcontinentales, continentales y nacionales están “zumbadas con todas sus caballerías y sus caballeros medioevales” contra la Revolución Bolivariana y contra los más que evidentes líderes de la Revolución Socialista con fuertes incidencias en las necesidades nacionales y compromisos humanistas y étnico-culturales, tales como: Cristina Fernández, Verónica Michelle Bachelet Jeria (desde la oposición), Evo Morales, Pepe Mujica, Rafael Correa, Lula da Silva, Fernando Lugo, José Daniel Ortega Saavedra, Hugo Chávez Frías conjuntamente con Presidentes de países centroamericanos y caribeños como Leonel Fernández, Mauricio Funes, don Álvaro Colom, Winston Baldwin Spencer, Raúl Castro y, por supuesto, el Comandante don Fidel Castro, entre otros.
Mucho escribir y nada de demostración; por ello, nos remitimos a algunas frases del la pieza teatral expuesta por el mencionado que, al fin y al cabo, las repitió como respuestas a la periodista colombiana. Lo curioso estaría en preguntarnos por qué quien trata de ser el representante del “fiel de la balanza” y defensor de los derechos liberales humanos, decidió dar un paso importante que marcó su ocaso político. Pero nada es por casualidad y todo, viniendo de un político reconocido mundialmente, tiene su “trompo enrrollao”; por ello remitámonos a las frases especialmente escogidas por nosotros. Nos dijo: “…nuestra región ha avanzado poco en las últimas décadas…” Frente a esta aseveración debemos pensar que los chilenos deben haberse molestado por aquello del “ejemplo neoliberal” y los éxitos en cifras que muestran como ejemplo tanto en Santiago de Chile como en Washington. Continua diciéndonos que “…No se debe confundir el origen democrático de un régimen con el funcionamiento democrático del Estado…” Tiene razón Arias Sánchez en sus palabras que cuando las expresó debe haber estado pensando en la tortura, secuestro, violaciones, asesinatos, lanzamientos desde helicópteros sucesos ocurridos durante, por ejemplo, el Gobierno de don Rómulo Betancourt y ss., muy bien denunciados por el entonces diputado José Vicente Rangel.
Siempre nos hemos preguntado que concepto de participación democrática de la sociedad como un todo con el cual comulga un premio Nobel de la Paz. Arias Sánchez, al menos su pensar, es claro y transparente cuando les comunicó a los presentes que “…Y ojalá también sepan resistir la tentación de quienes les prometen vergeles detrás de la democracia participativa, que puede ser un arma peligrosa en manos del populismo y la demagogia…” Siempre hemos considerado que eso de meter en la licuadora cualquier cosa que pensemos solo es posible con la “lógica formal”. Nos decimos, si el derecho de participar que por “derecho natural” tienen las sociedades y cada miembro de cualquier sociedad dada, es decir, la praxis de la “democracia participativa” nos dice que a mayor decires de la sociedad no solo hay más democracia sino menos represión y, en última instancia, es imposible la expresión dictatorial. Pero insiste nuestro camarada costarricense cuando expresa afirmativamente que “…Los problemas de Latinoamérica no se solucionan con sustituir una democracia representativa disfuncional, por una democracia participativa caótica…” Partamos del derecho a la duda. ¿Cuáles son los problemas de América Latina que no se podrían solucionar con la “participación popular”, es decir, con la participación de toda la sociedad como conjunto? ¿Qué significa para Arias Sánchez “democracia representativa disfuncional” y qué significa “democracia participativa caótica”? ¿Se encuentran inmersas actualmente las sociedades norteamericanas, española, francesa, la británica, por ejemplo, en un proceso de democracias representativas disfuncionales?
Pero lo importante es que a partir del discurso de Oscar Arias Sánchez se ha venido desarrollando, “aguas abajo”, matrices de opinión dirigidas a la crítica frontal contra los países en Revolución: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Nicaragua y pare usted de contar, contra Cuba, contra el marxismo, denunciando un supuesto regreso a la “Guerra Fría”, sobre un supuesto armamentismo, por cierto, de carácter defensivo, pero nunca jamás tocando “ni con el pétalo…” a los EEUU de América y expresando loas a los actuales “Gobiernos de los Empresarios” como el modelo de “democracia neoliberal representativa” de nuevo cuño.
¡Cosas vederes, Sancho!
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