El nazi Joseph
Goebbels se tituló como magíster en la materia, pero actualmente
contamos con doctorados en el tema, muchos de los cuales
se hallan en Chile.
EL MAYOR TRIUNFO de cualquier sistema político es lograr que sus interesadas mentiras se transformen en rutinaria normalidad aceptada –y no discutida- por las masas ciudadanas y la población en general.
No se trata
de un asunto nuevo que pueda causar sorpresa u originar molestia, pues
revisando la Historia de la Humanidad es fácil toparse con lo anterior…y
no sólo en Chile sino en todo el planeta…desde la antigua Babilonia
hasta el moderno imperio norteamericano.
Pero, América Latina en general, y Chile en particular, parecen ser
los epítomes de tales costumbres, quizá porque sus poblaciones aun
no han egresado de los cursos básicos del kindergarten colonial, o
tal vez porque todavía el inquilinaje agrario continúa ejerciendo
sus expolios en beneficio de los poderosos y los señorones, no solamente
en los campos sino también en ciudades y pueblos.
“Según los políticos y empresarios la mentira se ha hecho santa, pero como en estos tiempos la santidad no existe, entonces tampoco existe la mentira”, así lo asegura un viejo conocido que se deja caer en las reuniones de nuestra agrupación literaria únicamente cuando hay algo más que tertulias y palabras para echarle al buche. Y agrega muy campante: “no se puede sancionar ni juzgar lo que no existe oficialmente, y los gobiernos, partidos políticos, medios de comunicación, iglesias, logias y mega empresas se han encargado de trastocar el término ‘mentira’ con engañifas y falacias tozudas con las que, a su vez, intencionadamente asfixian las neuronas de la gente”.
Para no aburrir con una lata explicación del tema, iré directo al grano utilizando algunos ejemplos con los que espero poder demostrar cuánto y cómo mienten los gobiernos, las empresas y alguna prensa, para obnubilar al público -o pueblo o gente-con artimañas que el paso del tiempo, y la contumacia, convierten en modus vivendi que sirve de sustento a cualquier sistema que –eso sí- se encuentre en manos de los dueños de la férula.
MENTIRAS DE HOY EN EL PLAN INTERNACIONAL
El inefable ex presidente colombiano Álvaro Uribe fue destacado con letras doradas por la prensa y gobierno norteamericanos, quienes resaltaron las cualidades del político cafetero en su lucha contra las FARC (la ya histórica y bastante venida a menos guerrilla colombiana). “Un demócrata de excepción”, tituló alguna vez el diario USA Today en sus páginas interiores refiriéndose a Uribe. ¡¡Claro que es “de excepción” ese mandatario, pues muy pocos de sus pares resultan ser tan cara dura como él!! (por lo tanto, aquello de ‘demócrata’ resulta más que cuestionable), pues para combatir el narcotráfico y para desprestigiar a las FARC autorizó la masacre de miles de campesinos inocentes –incluyendo niños- a objeto de acusar a los asesinados de haber sido “militantes activos de los capos de las drogas”.
Ahí están las fosas -descubiertas recientemente- hablando del genocidio uribista…pero la prensa servil (que es en América Latina mayoría en los medios de información) disfraza y engaña al respecto, o simplemente lo calla, porque lo importante para el establishment no es la vida o muerte de miles de campesinos, sino que el negocio, el comercio, el expolio de los recursos naturales, la depredación de suelos, valles y ríos para engrosar las billeteras de los poderosos extranjeros que actúan, cuales buenos titiriteros, moviendo los hilos con los que hacen bailar a los muñequitos gobernantes de países como Colombia (y otros, Chile entre ellos).
Y al norte de nuestro continente un imperio enseña sus garras confirmando que nació, creció y se agigantó mediante la usurpación, la violencia, el despojo, la masacre y la mentira. Ese imperio es el que ha asesinado a millones de seres humanos exigiendo un extraño estilo de democracia: aquel que le sirve como sólida base para continuar favoreciendo, en exclusiva, los intereses económicos de sus mega empresarios…en el caso de que un gobierno foráneo no aplique ESE tipo de democracia, la amenaza de invasión armada –sanguinaria y brutal- se cernirá de inmediato sobre aquel país. Y con mayor rapidez y virulencia si en ese territorio extranjero existe petróleo, que es la principal energía requerida por el parque industrial estadounidense, cuyas reservas de ‘oro negro’ tienen ya fecha de defunción, pues no podrán satisfacer necesidades industriales después del año 2030.
Mientras, en Europa, el desarrollo económico del que tanto se ufana esa comunidad de naciones, ha sido posible merced a los variados recursos naturales que América Latina les ha aportado –y en ocasiones de manera no voluntaria, por cierto- durante siglos. Es así que en este año 2010 el gobierno español ha reconocido que está logrando sobrevivir a la grave crisis que afecta a ese seudo reino gracias a que el 40% de sus ingresos económicos proviene de las ‘ganancias líquidas que empresas españolas traen desde Latinoamérica’, sin lo cual la economía hispánica se habría derrumbado hace tiempo.
Resulta difícil de desmentir, entonces, que la expoliación y depredación de gentes y naturaleza en territorios ajenos constituye –para las potencias súper industrializadas- la esencia del neoliberalismo salvaje, ese que en nuestras naciones del tercer mundo adoran y proponen los grupos locales dominantes, quienes a su vez son socios menores y yanaconas mayores de los mega consorcios extranjeros, aquellos que no reconocen ni respetan patria, Dios, ley ni humanidad. .
LAS MENTIRAS QUE HAY ACÁ EN CASA
¡Cómo iba a ser diferente aquí en Chile! ¡Imposible! Por el contrario, en nuestra larga y angosta faja de tierra los perfiles ya descritos del neoliberalismo -y de la mentira institucionalizada- alcanzan niveles majestuosos.
Podríamos gastar las hojas de un cuaderno gigante anotando la saga de mentiras ‘oficiales’ transformadas en ‘verdades demagógicas’ que inundan el país; por ello, a objeto de minimizar la ignominia que nos dejan caer como maná politicastro y clasista, reseñaré un simple listado de los engaños que –a mi modesto juicio- nos han inoculado en vivo y en directo, a través de los medios de comunicación que manejan los poderosos.
“El Mercurio” es el diario decano de la prensa Chile, serio, creíble, profesional, cristiano…y una sarta de tonteras más. Este mismo periódico fue el que aseguró, una y cien veces (incluso cuando la democracia había sido parcialmente recuperada), que el “Plan Z” era un asunto real, que los ‘rojos’ querían pasar a cuchilla a todos los niñitos bien, a sus papitos y hasta a las nanas de sus casonas (como se sabe, uno de los autores de ese maquiavélico e inexistente plan fue el historiador derechista Gonzalo Vial, quien reconoció la falacia del intríngulis voceado por el alcoholizado almirante Merino y apoyado, hasta la tozudez, por El Mercurio). Este diario insistió majaderamente en que los muertos (asesinados por la DINA o por la CNI, pero siempre con el visto bueno de Pinochet y Contreras) en la Operación Colombo y en el Plan Cóndor, eran izquierdistas masacrados por…izquierdistas.
Hasta este momento, El Mercurio no ha entregado explicación ninguna respecto de sus falacias, ni tampoco ha pedido disculpas públicas por su comportamiento sedicioso, coadyuvante de los asesinos y cobijo literario-periodístico de ladrones que birlaron empresas fiscales a destajo. Sin embargo, y dado que persiste en su actitud antidemocrática y mentirosa, hay miles de chilenos que siguen creyendo las mentiras y engañifas publicadas por el mentado ‘decano’, transformándolas en ‘hechos ciertos’ que usan como argumentos políticos a la hora de atacar a sus adversarios.
Alianza y Concertación
empatan, definitivamente, en calidad de mentirosas por antonomasia.
No son democráticas ni progresistas…ni siquiera son independientes
de mandatos foráneos. Tampoco han mostrado disposición a defender
el patrimonio nacional, pues sus esfuerzos los han dirigido permanentemente
a vender Chile al mejor postor…siempre que ese postor les entregue
una tajadita del difunto.
Ambos bloques son los responsables de la depredación de bosques, montañas,
valles, bordes costeros, ríos y lagos. Son también culpables del robo
y expoliación de las riquezas naturales del país, como el cobre y
el litio, que han entregado casi gratuitamente a fauces extranjeras.
Son, ¡cómo no!, responsables del nivel de corrupción que inunda a
todas las instituciones de la nación, incluyendo a los tribunales de
justicia, a ambas policías (civil y uniformada), a las iglesias, a
las fuerzas armadas, a los municipios y a cuanta institución exista
merced al aporte fiscal.
Y respecto de la brecha económica, así como de la guerra contra los
trabajadores y sus organizaciones laborales, algún día nuevas generaciones
exigirán cuentas. Pese a ello, Alianza y Concertación continúan mintiéndole
al país, empujando un carro cargado con engaños, haciéndole creer
a la gente que “así es el mundo actual” y que Chile se ubica en
un lugar privilegiado del planeta en estas materias.
Que son democráticas, dicen esas coaliciones, pero en cambio demuestran ser clasistas y anti chilenas, ambas, sin discusión. Reciben con bombos y platillos a un cubano que fue liberado por el gobierno de la Habana (ciudad en la que asegura haber sido un prisionero de conciencia), le dan presupuesto para que él y su familia puedan vivir cómodamente durante un año en Chile, le otorgan casa gratuita y le ofrecen inmediato empleo, le felicitan, le regalan un galvano, lo llevan a la televisión y lo endiosan como si hubiese regresado Jesús.
En cambio, a los chilenos que viven en el exterior les prohíben votar, nadie perteneciente a uno de esos dos bloques duopólicos binominales les daría oficialmente un sólo apoyo en ninguna materia. ¿Y a los mapuche? Uff…ahí el asunto pasa de castaño a oscuro, o a negro total, definitivamente. Pero aliancistas y concertacionistas se dicen ‘demócratas’…y hay gente que todavía les cree; como también muchos chilenos continúan afirmando que la Concertación es ‘socialista’, cuando en estricto rigor ella fue fundada por el ministro del interior de la dictadura, Sergio Onofre Jarpa, el año 1983, tal como expliqué en un anterior artículo (http://www.kaosenlared.net/noticia/quien-fue-realmente-padre-concertacion).
Y finalmente
llegamos a nuestro actual Presidente de la República, el especulador
financiero Sebastián Piñera, tránsfuga democristiano devenido en
derechista de conveniente hora durante la dictadura militar, y paradigma
de la moral empresarial, según afirmara irónicamente el ya fallecido
Ricardo Claro.
En este ejemplo –el de Piñera- se condensan los perfiles mitómanos
de nuestra clase política y de la prensa ‘oficial y seria’ de Chile.
Las actividades
ilícitas y graves de la delincuencia suben como espuma en el país,
pero don Sebastián insiste (y no pierde micrófono ni ocasión) en
afirmar a los cuatro vientos lo contrario…con la anuencia cómplice
de una prensa que calla y no hace mención (como antes acostumbraba)
a la totalidad de asaltos, robos, 'alunizajes', lanzazos, violaciones
y 'cogoteos' acaecidos cada día en el país. Durante la campaña presidencial,
el comando aliancista aseguró (aquí en Rancagua) que con Piñera en
La Moneda, antes de tres meses la delincuencia en Chile disminuiría
en más de un 70%.
La gente sabe que se le mintió y que se le sigue mintiendo, pero opta
por darle a ese engaño un disfraz de ‘normalidad’ ya que la prensa
–y en especial la televisión- nada publica al respecto (y en nuestro
país, para muchos chilenos, si la tele no lo dijo, entonces no existe).
El ‘veranito gubernativo’ se está terminando y Piñera enfrentará pronto otra de sus promesas demagógicas: la de crear 250.000 empleos cada año. Han pasado cinco meses de gobierno y esa cifra se observa no sólo lejana, sino que imposible, inalcanzable (estamos refiriéndonos a empleos seguros, concretos y de largo aliento, no a 'pololitos' ni similares). Pero desde La Moneda mantienen y reafirman la mentira, aun si la hecatombe social y laboral comienza a producirse en estos mismos meses a través de paros, huelgas y movilizaciones que difícilmente podrán ser desacreditadas por el oficialismo.
Lo anterior
no es un despropósito ni una pesadilla de mal sueño, ya que las encuestas
CEP, primero, y ADIMARK más tarde, confirmaron lo que se sabía desde
hace un par de meses: Piñera y su gobierno vienen fuertemente a la
baja en la opinión ciudadana.
El Presidente cayó seis puntos (de 52% a 46%) en la aprobación de
la gente, mientras que el gobierno derechista cayó nada menos que ocho
puntos en la misma materia (de 57% a 49%)…pero los dirigentes de la
Alianza aseguran que “todo está perfectamente bien para el gobierno,
mejor que antes” (sic).
El parlamentario UDI, Juan Antonio Coloma, creyendo que todos los chilenos son imbéciles, dijo que esas cifras de caída libre obedecían a que el gobierno “aún estaba instalándose” (y ya van cinco meses de ‘instalación’ de un gobierno que gritó a los cuatro vientos que estaba conformado por los mejores y más prestigiosos e inteligentes y brillantes magíster, doctorados y similares, que hablaban veinte lenguas, y tenían o dirigían o habían gerenciado más de una empresa).
El senador Espina (RN) no lo hizo mejor; culpó abiertamente a la periodista Ena von Baer de ser incapaz y nada eficiente (menos aun eficaz) para defender la gestión del gobierno, tal cual lo hicieron en su momento Francisco Vidal y Carolina Tohá durante la administración Bachelet (ahora la derecha valora la capacidad política de esos ex funcionarios, a los cuales, meses atrás, tildó de fanáticos, irrespetuosos y falaces).
Y para terminar estos descalabros de declaraciones, he aquí la perla que faltaba. El antiguo amigo, encubridor y defensor de Paul Schaeffer y la Colonia Dignidad, el senador (RN) Hernán Larraín, esposo de la actual ministra de la vivienda, muy suelto de lengua y de cutis afirmó que “no importan las encuestas, ya que lo mejor está por venir” (¿?). Entonces, si no importa lo que muestran y demuestran las encuestas, ¿tampoco importan las opiniones de la ciudadanía?, ¿dónde está, pues, la democracia?…y aquello de que “lo mejor está por venir”, en Chile se ha escuchado desde que O’Higgins se auto exilió en Lima.
Pero, insisto, gracias a la contumacia de los mitómanos y a la persistencia de una prensa entreguista, servil y nada fiable, muchos chilenos siguen creyendo tales mentiras. Algún día –ojalá pronto- despertarán.
arturoalejandro90@gmail.com