Contra el poder

El Capo, Rosario Tijeras y la inseguridad

A petición de un comité de usuarios Conatel, ente del gobierno que regula los mensajes en radio y televisión decidió la suspensión de la difusión de dos telenovelas colombianas en Televen y Venevisión, a saber Rosario Tijeras y el Capo, en la primera la protagonista una mujer violada que se hace sicario y narcotraficante en venganza, y la segunda un narcotraficante, que a pesar de ser un personaje ficticio refleja algunas de las experiencias o excentricidades de los narcotraficantes colombianos Rodriguez Gacha ¨El Mexicano¨y Pablo Escobar Gaviria.

Nuevamente la polémica por la difusión o no de estos contenidos. Pero los usuarios tienen razón, no es un contenido adecuado para la televisión pública, pues miles de televisores se encuentran en hogares disfuncionales donde existe la mediación familiar para filtrar estos contenidos. Argumentaba Marcelino Bisbal su desacuerdo con la suspensión, diciendo que ¨pensar que el receptor es un minusválido ante los diversos contenidos que vienen vehiculados por los medios de comunicación social, es pensar que el perceptor  de televisión es pasivo ante los contenidos televisivos¨, pero trágicos eventos desmienten a Bisbal, acostumbrado a politizar sus argumentos para atacar al gobierno nacional. Un ejemplo se evidencia en la sentencia del Tribunal Internacional en Ruanada contra Ferdinand Nahimana director del grupo Radio y Televisión Mil Colinas, Assan Ngeze, jefe de redacción de la revista Kangura y Jean Bosco Barayagwiza fundador de las Mil Colinas, todos ellos condenados a cadena perpetua por genocidio e incitación pública a cometerlo, además de conspiración  para cometer genocidio y crímenes contra la humanidad en las modalidades de persecución y exterminación.

Los jueces argumentaron en la sentencia que no se respetó la responsabilidad que conlleva la libertad de expresión y envenenaron las mentes de sus lectores y audiencias. Es posible entonces moldear la mente de una audiencia, incluso inducirla a cometer un delito, como inducirla a comprar un carro o buscar un modelo de belleza femenino. Durante el 2002, los medios privados venezolanos hicieron los mismo durante el golpe de estado, indujeron a miles de personas a trancar las calles y marchar a Miraflores para sacar al presidente. Ahora imagine el lector, que una chica de 12 años, sola en su cuarto vea en la tv a las 11 de la noche que la protagonista de la telenovela, es narcotraficante y vive del sicariato, ¿qué puede pensar, analizar?, ¿y si la niña no tiene padres?, algo bastante común. ¿Quién se hace responsable de que un contenido tenga algún efecto negativo en una audiencia desconocida. Porque es pura demagogia que los contenidos de la tv llegan a miles de hogares donde están mamá y papá educando o advirtiendo que el contenido de la telenovela es ficción.

Por otro lado, cuando los directivos de TV dicen que un programa tiene audiencia, realmente hablan de que vende.

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David Javier Medina


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