Quienes trabajan en televisión bien sean como animadores, locutores, productores, directores y demás técnicos necesarios para que un programa salga al aire, ¿están obligados a gritar, saltar y payasear para agradar y captar audiencia?
A primera vista eso es lo
que pareciera ocurrir, con la salvedad necesaria de algunas personas que
participan en ciertos programas de la televisión privada y que a lo mejor lo
hacen, si se quiere, ingenuamente.
Toda la televisión debe ser
revisada, eso no tiene la menor duda, tanto la privada como la oficial, porque
si nos ponemos a ver, la oficial también tiene sus detalles.
Veamos el asunto de la
televisión oficial.
Hay unas cosas por resolver
y una de ellas es intentar, al menos, salir del encuadre en que se ha mantenido
la pequeña pantalla desde hace décadas. Ha habido un ligero cambio en
Venezolana de Televisión, en las mañanas y era necesario eso de integrar la
información con entrevistas sobre diversos tópicos y llevarla a una especie de
variedades y también ha sido importante incluir la información del tránsito vía
aérea.
¡Más que necesario!
Pero no es ese el único
detalle. Lo del sonido, por ejemplo, no lo han podido resolver y así apreciamos
un volumen poco equilibrado, aunque en VTV no es tan grave como en Telesur, que
pasan de un volumen bajo a uno alto sin ton ni son.
Lo más contundente es que la
televisión oficial no ha podido crear un sistema de manejo del tiempo diferente
al que tienen, es decir, el tiempo de pasar cuñas y el de transmisión de la
información, bien sean las del noticiero o las entrevistas o cualquier otro
tipo de programación.
Cuando menos el teleaudiente
se lo imagina, se encontrará con la voz de algún periodista o locutor que le
dirá; “vamos a unos mensajes”. Tampoco han resuelto del todo, los pases remotos
a los eventos, que en ocasiones se caen, no se escuchan las voces, etc.
Otra cuestión a solventar es
la de construir una gran programación que involucre a todos y cada uno de
quienes saben hacer televisión, algo que impacte, no sólo al país sino a
Latinoamérica.
Una revisión más crítica a
la televisión privada y nos encontramos con un ejércitos de jóvenes que, con la
indumentaria y expresiones más estrafalarias creen que hacen la mejor televisión
del mundo y, es bueno recordarles, que más que gritos y un lenguaje poco
inteligible, la televisión es junto a la imagen, algo que se conocemos como
creatividad.
Hoy día, la televisión debe
manejarse basada en la creatividad colectiva, porque nunca una sola persona
tiene las ideas, es el más creativo, ya que veinte, treinta o cincuenta
personas piensan más y mejor que un solo creativo.
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